CAPITULO XIX

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CAPITULO XIX

Lo primero que notaron eran las escazas luces que aún estaban encendidas, sin embargo cada ciertos segundos dejaban de iluminarlos como deseaban. No había más que soledad y un profundo silencio acompañado por el eco de los pasos que daban cada uno de ellos. Si bien el sonido no era agradable tampoco la electricidad que aun corría misteriosamente. El lugar nunca fue tan espacioso como ahora.

Arcadio notó algunos caminos de sangre ya reseca que no los llevaban a ninguna parte, e incluso las huellas de algunas manos pequeñas sobre las paredes le hicieron armas miles de teorías las clases estaban lejos de ser un final heroico y feliz. Su alerta no se hizo esperar, probablemente Naira tenía razón al igual que Andras, por otra parte seguía siendo un poco más seguro que la exposición al eclipse.

—Vacío—Dijo Samael rompiendo el silencio.

—Espero que tu nariz no nos falle—Etienne por su parte estaba preparado para cualquier ataque.

—Por lo menos a dos kilómetros de distancia no logró oler nada más que sangre humana.

— ¿Alguna vez te falla tu nariz?—Preguntó Arcadio.

—Solo cuando estoy demasiado herido. Sin embargo este no es el caso—De esa manera tranquilizó un poco al grupo.

Naira decidió asomarse hacia las vías del metro para asegurarse que hubiera algo en que caminar, si bien deseaba lo contrario, para su mala suerte el metro estaba parado a poca distancia del túnel.

—Nos estorba si queremos entrar—Dijo tímidamente Naira.

—Y además hay agua—Agregó Andras empujando una revista de hace algunos meses hacia las vías del metro; no llegó el sonido esperado del suelo y la papel.

— ¿Por qué hay agua?—Preguntó Etienne seriamente doblando sus rodillas para inclinarse lo suficiente.

—Debe haber un hueco que se abrió. Eso es peligroso si llegará a un punto de electricidad—Explicó Andras.

—O alguien provocó—.Dijo Arcadio seriamente—Creo que no es una opción si el agua está a una temperatura muy fría.

—Por mí no hay problema—A ninguno de los presentes le provocó risa la broma de Samael.

—Entraremos al metro e iremos en línea recta. Quizás exista otro metro más adelante—Dijo Etienne.

—No puedes saberlo. ¿Y si no hay ninguno? No podemos nadar—Naira habló inmediatamente llenándose de pánico.

—Entonces nos regresamos y caminamos de nuevo por arriba—Etienne ignorando sus quejas se dirigió a la entrada del túnel.

— ¿No sería más fácil caminar solamente como ya lo hacíamos?—Buscó el apoyo de Arcadio. Quien no hizo más que observarla detenidamente.

—Tú y yo conocemos esta vía Naira. Y casi todas las de nuestra ciudad. Sabes que siempre llega un metro detrás de otro. Probablemente este se detuvo y el que seguía después de algunos minutos se estrelló con este, y por la posición no tan equilibrada, creo que tenemos una buena oportunidad.

—No sabemos ni a donde nos está llevando—Susurro.

—El helicóptero está en la casa del parlamento. Hay un gran jardín grande donde está ubicado.

—Quizás hasta ya lo destruyeron los Hyera—Insistía con persistencia Naira.

—No lo hicieron—Murmuro en voz baja Etienne.

— ¿Cómo puedes saber eso?

—Eres ruidosa y molesta. ¿Por qué simplemente no te callas?—Preguntó con molestia Etienne.

2° Hyera oscura profundidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora