CAPITULO X

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CAPITULO X

Dumah no estaba más que a escasos dos metros de Samael. Quien después de abrir sus ojos, estos fueron vendados con fuerza por Acel. Sus piernas no las sentía, el dolor de estas no lo hicieron gritar si no pensar en los miles de tipo de tortura que venía ideando desde que despertó. Sus brazos también estaban retenidos con firmeza por una soga y una viga de metal suficientemente pesada como para hacer que su espalda no se acomodará como deseaba.

Una vez que gruñó con molestia fue abofeteado por Acel, fue placentero para Samael escuchar cómo se quejaba de su piel fría y dura. Ya que a pesar de ser sintética dejaba de ser su piel real dentro de cierto punto de uso. El olor a humanos le invadía nuevamente, pero no le causó hambre, si no la sed de matarlos a cada uno y por ultimo probablemente bañarse en su sangre.

—No sirve de nada que te muevas, nos hemos encargado de que sea imposible para ti—Samael rió ante su pobre explicación.

—Esto no me detendrá mucho tiempo viejo—Samael sabía que si no fuera por la herida de gravedad que tenía en la espalda sería capaz de destrozar lo que tenía en su cuerpo. Sin embargo la acribillada de la Bluestone lo hizo perder demasiada sangre que incluso respirar era doloroso.

— ¿Por qué te vez como un humano?—.Preguntó seriamente Dumah—los Hyera tienen piel gris oscura.

—Vaya si no me lo dices, no lo sabría—Rio Samael con la voz agitada.

—Parece que no estás dispuesto a hablar.

—No haces preguntas muy inteligentes viejo—Contestó Samael sin ganas de hablar con él.

— ¿Sabes cuantas personas vivimos aquí a causa de tu raza?

—No. Pero creo que me lo dirás.

—Éramos ochenta y tres—Dumah estaba sentado con los brazos cruzados sobre una silla poco cuidada—Perdimos a dos hoy, pero llegaron también invitados.

—Entonces no veo porque te afecta—Las manos de Samael no hacían ningún movimiento.

—Veo que hablas y no sientes. Como lo sospeché. El día del juicio llegó junto con ustedes. Pero no significa que no podamos arrepentirnos de nuestros pecados.

— ¿Hablas de los mismos pecados que cometen los niños que los de tu profesión violan y bañan en sus orines?—Samael por fin escuchó el silencio que necesitaba para llegar a descansar de dicha conversación. Pero no fue demasiado prolongado.

—No hay dudas que esas personas fueron las primeras en ser castigadas—La voz de Dumah era suave pero fuera de su paciencia.

— ¿Qué me dices de ti?—.Preguntó con burla Samael—Huelo una red terrible de mentiras y de sexo.

—Tus palabras no me lastiman. Quiero ayudarte a arrepentirte de lo que has hecho.

— ¿No soy el pecado del que tanto hablas?

—No significa que no puedas purificarte. Si existes es porque nuestro Dios así lo quiso. Todos tenemos un propósito. Aunque no nos guste el final que nos espera.

Samael pudo sentir como alguien presionó sus piernas con fuerzas sacándole lamentos dolorosos. También la herida en su espalda volvió a sangrar nuevamente causándole un fuerte mareo del que no estaba seguro si iba a poder recuperarse tan fácilmente.

—No. No te dejaremos morir—Dijo Dumah con una sonrisa que Samael no podía ver. Pero sintió nuevamente como enterraban una navaja en su herida. Esto provocó el grito de Samael, si bien el material no era de la Bluestone, su lesión ya estaba abierta y recibiendo ataques.

2° Hyera oscura profundidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora