capítulo ocho

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15 años.
El asesinato.

Tom estaba sentado en el sofá con un cuaderno y dos libros s su lado, en el sillón de al lado estaba Noah, recitando los deberes que tenían para esa tarde, incluso haciéndome agobiarme a mí que ni siquiera iba a su curso.

La mesa del centro estaba repleta de comida chatarra que habían comprado los chicos por su cuenta, ni siquiera nos dejaban comerla en casa, tampoco las bebidas energéticas que estaban tomando.

Aún más teniendo en cuenta que a mamá se le metió en la cabeza la idea de llevar una vida natural y saludable, incluyendo la alimentación.

Tom suspiró dejando el cuaderno un momento, inclinándose a agarrar su bebida energética y luego volver a poner su espalda en el sillón, elevando su cadera para acomodarse mejor, abriendo sus piernas levemente.

Sí, le estaba espiando, era cierto.

Pero no era mi culpa.

Luego del beso de hace casi un año, ni siquiera volvimos a tocar el tema, dejándome confundida. Volvimos a la relación de antes, esa de los buenos días y aquí no ha ocurrido nada.

Ya ni siquiera sabía si estaba celoso, traté de repetir el plan que tuvimos, fingiendo estar interesada en otros chicos esta vez en vez de con Mike, pero Tom me ignoraba y seguía con su vida.

Incluso, tuvo una novia.

Me costó enormemente admitirlo, y ni siquiera se lo dije a alguien, me lo guardé para mí, y es que en parte, ciertamente me gustaba Tom.

Aún le odiaba, eso no cambiaba nada, a fin de cuentas era un intruso en mi casa, aunque nos conociéramos desde pequeños, y por el otro lado, me era inevitable no sentir un hormigueo en la piel cada vez que veía su sonrisa o cuando su mirada se iluminaba y podía ver su felicidad.

Como por ejemplo cuando al final Simone le dejó hacerse el piercing del labio que tanto quería, y al que su madre estaba en contra, aunque finalmente, lo terminó aceptando cuando le vio feliz.

Aún así, tener que verle desde la distancia no era bueno para mi salud mental.

Me desvelaba por las noches pensando en por qué ya no me dirigía la palabra, era mi último pensamiento antes de caer dormida.

Incluso estaba siendo perjudicial para mi corazón, que se aceleraba de una manera increíble cuando estaba cerca de él, me faltaba el aire cuando todas las mañanas me decía un simple "buenos días".

Sabía que algo estaba mal conmigo, hace pocos años me habría tirado de un quinto piso sin pensarlo dos veces, únicamente para recobrar la razón.

Ahora parecía que no me importaba demasiado.

Estúpido amor que controlaba a las personas y que había hecho que me enamorara de Tom.

Estúpido, estúpido, estúpido.

La risa de Tom me sacó de mis pensamientos mientras este golpeaba la mesa entre carcajadas, provocándome dejar de pensar por unos cuantos segundos más.

—¿Espiando a tu amor?—Salté del susto en cuanto escuché la voz de Mike pegado a mi oreja—.

Debido al bote que pegué en mi sitio, y al estar al borde de las escaleras, terminé por rodar hasta llegar abajo del todo y chocar con un ruido seco contra el suelo.

Marry me (+18)  {Tom Kaulitz}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora