capítulo doce

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Cuarenta porciento.

—Enamorarte está siendo más fácil de lo que pensé—Me dijo Tom mientras nos sentábamos en un banco libre que nos encontramos—.

Hice esfuerzos sobrehumanos para no retractarme de la decisión que había tomado.

Tom había velado por mí desde los ocho años, diez años cuidándome sin que yo me diera cuenta.

Podía dejar que él intentara conquistarme hasta la boda, además, ya tenía cierta parte ganada de todos estos años y los sentimientos de cuando éramos más pequeños.

Quizás como un 30% de mi amor.

—Nunca te subestimas—Le respondí rodando mis ojos al mismo tiempo que me cruzaba de brazos—.

—No es eso—Negó con la cabeza pasando su brazo por encima de mis hombros para pegarme a él—Es que el simple gesto de quedarte a mi lado me hace feliz y comienzo a creer que de verdad me quieres—.

Sentí como en mi garganta surgió una presión con la que tuve que tragar saliva.

—Puede ser que yo si te quiera—Contesté levantando mi hombro, restándole importancia—El problema es que no de la manera que quieres, y amarte menos—.

A pesar de mis palabras, no dejó de sonreír. Entrelazó nuestras manos y acarició mis dedos. Se sentía culpable.

—Ya lo sé—Se limitó a decir—.

No solté su mano, ahora que estábamos solos había menos presión, me molestaba menos este tipo de afecto.

—Me aburro...—Murmuré tras unos cuantos minutos esperando en el banco—.

—¿Quieres algodón de azúcar?—Me preguntó girando su rostro para mirarme—.

Asentí y nos levantamos para ir a comprar. En todos los lugares del parque había fila, nada se salvaba.

Nos colocamos detrás de un chico rubio y esperamos.

—¿Qué harás si no logro enamorarte?—Me preguntó de repente Tom—.

Lo miré a los ojos y algo me decía que temía de mi respuesta, podía ver su dolor anticipado y era insoportable.

Jamás podría hacerle daño, no al menos directamente.

—Presiento que lo lograrás—Le sonreí para darle ánimos, podía odiarlo, pero era incapaz de decirle algo tan duro—.

Apretó más mi mano luego de aflojar el agarre, tirando de mí me hizo chocar contra su pecho, ya que debido a la diferencia de altura era donde llegaba.

Levanté mi cabeza, buscando que hablara, en cambio besó mi cabello y me abrazó, rodeándome con sus brazos por los hombros, manteniéndome pegada a él.

—Te amo, no lo olvides—Ahí íbamos otra vez—.

Sus palabras me provocaron un escalofrío, a pesar de que yo no le correspondía, él no paraba.

—¡La pareja feliz, es vuestro turno!—.

Me separé de Tom en cuanto el chico rubio que  estaba delante de nosotros nos gritó, estaba en la fila de al lado, ya que se separaba en dos.

Mientras comprábamos el chico no dejó de mirarnos, haciéndome sentir bastante incómoda, ¿quizás nos conocía de algo a alguno de los dos y por eso nos miraba tanto?

—¿Se te ha perdido algo?—Le preguntó Tom, girándose de forma directa contra él—.

Me sorprendió escuchar el tono ácido de Tom en su voz, parecía enfadado, pude incluso diferenciar cómo se interponía entre el chico y yo, como si quisiera protegerme.

Marry me (+18)  {Tom Kaulitz}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora