capítulo veintidós

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Secuencia de desastres.

Acaricié la mano de Alazne.

Ahora no lo hacía porque quisiera pedirle perdón, como acostumbré todos estos años, sino que lo hice para que supiera que estaba allí con ella, a su lado, y que desde este día no la abandonaría.

—Tom, no te duermas con el traje puesto—Me dijo Alazne con esa voz gruñona que se me hacía tan adorable en cuanto me acosté en "nuestra" cama—.

Veía las cosas como si estuvieran cubiertas de una neblina brillante y espumosa, lo único que distinguía era lo bella que seguía luciendo ella a pesar de estar cansada por un día tan agotador como nuestra boda.

El alcohol se me subió a la cabeza enseguida, deseaba tenerla entre mis brazos cuanto antes, de verdad la deseaba.

Pero reprimí mis impulsos y mantuve el poco autocontrol que me quedaba para quitarme el traje y ponerme el pijama.

—Por Dios, estás tan borracho—Me dijo ella cuando necesité sentarme para poder vestirme—Juraba que volverías a besar a Georg—.

No entendí de qué estaba hablando, ¿yo besar a Georg? Él me besó a mí.

—Soy irresistible, lo siento—Rio conmigo en esa broma, pero mis carcajadas se detuvieron en cuanto se quitó el vestido frente a mis ojos, quedando en ropa interior—.

Abrí los ojos ampliamente sin poder dejar de apreciar su figura, sorprendido por la confianza que teníamos de pronto.

Ella se dio cuenta e hizo una mueca, volviendo a girarse para ponerse a lo suyo.

—Ya estamos casados, es legal—Habló tranquila—Además no es la primera vez que me ves así, si mal no recuerdo... estuvimos desnudos en esta habitación hace un tiempo—Habló sarcástica, haciéndome tumbarme en la cama y recordarlo—.

Me perdí en ese glorioso momento, aún sentía los nervios a flor de piel y las imágenes eran tan nítidas dentro de mi cabeza por culpa del alcohol, que me quedé imaginando y recordando lo que pasó y lo que pudo haber pasado la primera vez, esa que estuvimos más cerca, pero aun así la segunda en la que tuve a Alazne tocándose frente a mí, también me resultaba perfecta.

—No seas un pervertido, Rastas—Alazne me lanzó una almohada al darse cuenta de lo que pasaba por mi mente, yo por mi parte me reí y la invité a acostarse a mi lado—.

—Disculpa, pero ahora —Le respondí con sus propias palabras mientras la abrazaba—.

—Estamos demasiado borrachos como para hacer algo ahora Tom—Me dijo acurrucándose contra mi cuerpo—.

—Tenemos la luna de miel...—Dejé en el aire, haciéndola asentir, dándome la razón—.

Teníamos la luna de miel para eso.

Ahora solo quería dormir abrazado a ella.

Al día siguiente, mi cabeza era una bomba de relojería, haber bebido dos noches seguidas no era lo más recomendable, pero se me quitó todo el dolor, o me obligué a dejar de quejarme, cuando no vi a Alazne a mi lado.

¿Había sido un sueño?

Por un momento entré en pánico, ¿y si soñé todo?

¿Si soñé que finalmente me había confesado y que nos casamos?

—¡Tom es el día!—Exclamó alguien dándome más dolor de cabeza aún—.

Era la voz de Abril, que entró deprisa a mi habitación con los ojos tapados por su mano y se puso a dar saltos en el umbral.

Marry me (+18)  {Tom Kaulitz}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora