Parte 7

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Tardaron cerca de dos días en llegar a Filadelfia, acordaron en quedarse a dormir en un hotel, ambos pusieron un poco de dinero y rentaron una habitación lo más barata posible.

— Por los dioses Nico, estoy muerto—se dejó caer en la cama ignorando cualquier olor extraño— y ni siquiera pude comer bien... El hambre se me fue después de la tercer mordida—Percy trataba de parecer enojado, pero estaba más preocupado que enojado en realidad

— Y yo tuve que comer hasta no poder más ¿cómo te cabe tanto? —le dio un ligero golpe para que le hiciera un espacio en la cama

— ¡¡Eso es lo normal!! Y más si estas en medio de una misión, debes aprovechar los momentos que hay para comer—ambos jovenes evitaron mirarse, era demasiado incómodo estar viendo su rostro

— Si bueno, mi alimentación dejó de ser buena como a los diez—Percy hizo un gesto, miró su actual cuerpo. Se había puesto una camiseta negra y unos jeans cómodos del mismo color, había evitado usar colores con los que él se hubiera sentido más cómodo y se había puesto una chamarra negra ligera que de haber estado en su cuerpo no hubiera considerado, pero ¡joder! Tenía mucho frío todo el tiempo. Imaginó que eso se debía a la falta de grasa corporal

— Pues aprovecharé mi tiempo en tu cuerpo para cambiar eso—Nico miró a Percy sorprendido, negó rápido con la cabeza

— ¡No se te ocurra Jackson! Deja mi cuerpo en paz—el mayor sonrió y se acomodo para dormir— Percy... Vamos.... ¡¡Contestame algo!! —pero ya estaba dormido, maldijo antes de acomodarse dándole la espalda para tratar de dormir de nuevo.

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Percy no sabía donde estaba, todo estaba muy obscuro y su vista estaba nublada por lo que solo pudo suponer que eran lágrimas, pero ¿por qué lloraba?

— Estoy... ¿Estoy solo? —de su boca no salió su voz, si no la de Nico

Supo de inmediato que había accedido a un recuerdo del chico, lo cual le pareció lógico debido a que de hecho tenía el cerebro de Nico

— Bianca... Vuelve por favor... No me dejes sólo —su voz sonaba rota, sentía el cansancio penetrando en sus huesos, cayó al suelo sin intensiones de volverse a levantar— ayuda... Por favor... No me dejes sólo —Percy sintió un dolor inexplicable en el pecho, como si alguien le hubiera clavado una espada directo al corazón y luego hubieran vertido en la herida alguno de los venenos con los que Aclis casi lo mataba

Despertó lentamente sintiendose pesado y con las mejillas húmedas. Se levantó con cuidado de la cama y fue al baño, se lavó la cara y se vio al espejo. Por un segundo quien le devolvió la mirada fue Nico, con los ojos llenos de sufrimiento, el ceño fruncido, las mejillas y la nariz ligeramente rojas por el llanto.

Se tocó el rostro y miró hacia la habitación donde el dueño de ese cuerpo dormía plácidamente, Percy deseo que estuviera soñando con alguno de sus recuerdos, alguno en donde su madre lo llevana a Long Island a aquella cabaña, deseo que siempre pudiera soñar con ese tipo de cosas.

Percico de LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora