Parte 18

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— Perséfone me visitó—soltó de golpe Percy una vez que Nico regresó del baño, el mayor no mencionó nada de los claros ojos rojos que tenía, no sabía que decir o hacer, no era el mejor tratando con Nico

— ¿Qué mi madrastra hizo qué? —Nico se sentó frente a él y comenzó a comer de nuevo en un intento de fingir que nada había pasado

— Me visitó cuando estaban en el agua, debemos ir a un invernadero, aunque no tengo idea de a cuál se estará refiriendo—guardo la comida, su estomago se había cerrado por completo, era una sensación extraña que esperaba jamás tener que volver a experimentar

— Yo si—Nico no parecía especialmente alegre por la idea, pero tampoco se negó a ir a ver a la diosa. Guardó su comida también y salieron del restaurante.

Percy definitivamente no podía imaginar que estarían viendo los mortales a su alrededor porque claramente no debían estar viendo lo mismo que él. Frente a ambos había una estructura de vidrio de unos quince metros de altura y más de un kilometro cuadrado, la entrada era un enorme vitral de flores y arriba de la puerta había un letrero en letras doradas que decía “La madre de las flores”

— Huele demasiado—fue lo único que comentó Nico antes de entrar, no parecía especialmente sorprendido por la inmensidad del lugar, Percy por su parte sintió como la quijada se le caía una vez que entraron, lo que por afuera se veía grande, por dentro era del doble de tamaño, había interminables hileras de flores, había rosas pegadas a las paredes, frente a él había claveles, a la derecha había una interminable cantidad de orquídeas, todas de diferentes formas, tamaños y colores, alcanzaba a ver girasoles a lo lejos, solo porque el largo de las flores y su inconfundible color amarillo sobresalían de todo lo demás, pero por lo demás aquel lugar era como si el arcoíris hubiera vomitado

— Este lugar es impresionante—no pudo evitar decir, Nico rodó los ojos, pero una voz los hizo saltar a ambos

— Gracias Perseo—ambos chicos voltearon encontrándose con Perséfone, su piel estaba bronceada y tenía un vestido blanco con flores bordadas, su cabello negro estaba atado en una coleta alta, tenía una ligera sonrisa de orgullo hacia su pequeño paraíso floral

— Perséfone—Nico hablo y Percy sintió un escalofrío de escuchar su propia voz sonando tan parecida a la del hijo de Hades

— Nico—la diosa lo miró con una sonrisa— veo que arreglaron satisfactoriamente sus problemas con aquella diosa—Percy asintió con la cabeza, aunque no sabía si podía decir que los habían solucionado “satisfactoriamente” — muy bien, esta noche mandaré alrededor de doce mil flores hacia Medellín, hay una feria en mi honor dentro de unos días

— Es la feria de las flores, no es en tu honor—la diosa hizo un gesto con la mano restándole importancia

— Se llama la feria de las flores y yo soy la diosa de ellas, así que es mi fiesta—comenzó a caminar sin perder su buen humor, Nico por su parte parecía haber ganado un nuevo y mejorado enojo— la cosa es que, las flores se marchitan con rapidez, hay que mantenerlas hidratadas—Nico averiguó rápidamente hacia donde iba la cosa, ella quería que él fuera su regadera personal

— No—dijo antes de que ella terminara de hablar

— Oh, pero realmente no tienes opción—dijo con una sonrisa— tu misión es ir hacia el sur ¿no? —ambos adolescentes asintieron, Nico de mala gana— ¿qué creías? Que llegarías a ¿Texas? Y así terminaría todo—ella sonrió negando con la cabeza— ni siquiera vas a la mitad del camino, yo te ofrezco ir en uno de mis camiones hasta llegar a México, después de eso deberán bajar, no se si mi protección pueda evitar que Percy mate a mis plantas—el mayor alzo el rostro, él no tenía planeado hacerles daño a las flores

— Percy estas en mi cuerpo con mis poderes, yo mato a la flora a mi alrededor de manera natural—aclaró Nico en cuanto vio el rostro del chico, Percy se sonrojó un poco y asintió con la cabeza

— Perdón—Perséfone sonrió con ganas mirándolos a ambos

— Bien, deberían prepararse, el camino será largo

— ¿Por qué no las mandas en avión? —Perséfone lo miro sorprendiéndose

— Bueno claramente mi padre los tiraría a ambos en cuanto estuvieran en el cielo, tenerlos a ambos en un avión sería casi como ponerle una liana al pobre aparato y yo perdería todas mis preciosas flores, quedarse en tierra será mejor—dijo antes de desaparecer en un remolino de pétalos

— No me refería a eso—susurro molesto Nico, miró a Percy suspirando— bien, debemos enseñarte a usar mis poderes de manera inmediata

Percico de LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora