Parte 20

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Nico no lo podía creer, frente a él estaba uno de los tres grandes y no era su padre, si hubiera sido Hades no estaría tan asombrado como se encontraba en ese momento, era normal que su padre lo visitara, más cuando se encontraba en misiones, pero ¿Poseidón? No podía recordar haber hablado con el dios en solitario

— Hola Nico ¿te parece si damos un paseo? —Nico deseaba decir que no y correr, no tenía las mejores referencias en cuanto a tratar con dioses, bueno al menos las historias de terror que Percy tenía con respecto a los tres grandes, él prefería mantenerse fuera de peligro no arriesgándose a usar un avión o evitando en lo posible el mar

— ¿No? —Poseidón se rio un poco y comenzó a caminar empujando a Nico con cuidado de la cintura, eso claramente no había sido una pregunta

— Tu me recuerdas a alguien, pero espero que tu historia termine diferente… bueno principalmente porque Anteros tiene prohibido darles el mismo final y porque mi hijo no es igual a Meles… espero—Nico quiso correr, Poseidón lo estaba comparando con ¡¿Timágoras?! No era necesariamente a quien deseaba parecerse

— No entiendo qué está haciendo aquí—Poseidón asintió con la cabeza recordando el propósito de su visita

— Es verdad, bueno esta misión es… especial, vas a encontrarte con alguien al final y puede que creas que Anteros te ha jugado una mala broma, pero no es así, en verdad esperamos… todos esperamos que puedas ser feliz, que ambos logren serlo—Nico frunció el ceño ¿todos? ¿Quién estaba involucrado? Además de Anteros, Perséfone y Poseidón… tres dioses para una misión se le hacía descabellado

— Lo tendré en mente—aunque el hecho de que el dios le dijera eso solo lo confundía más ¿a quién se encontraría?

— Oh y en adelante deseo que ya no le temas al mar, yo no soy como mi hermanito, no te voy a ahogar—dijo con una sonrisa amigable, pero Nico jamás iba a confiar

— Aun si usted no me ahoga Ran probablemente si que lo hará—Poseidón movió la mano restándole importancia

— Yo me encargaré de que no se vuelva a cruzar con ninguno de ustedes dos, tu no te preocupes por la vieja loca—en algún momento habían llegado de nuevo al mar, el dios sonrió un poco antes de voltear— oh y tengo un regalo—de su bolsillo sacó un pequeño paquete color azul turquesa y se lo entregó— mi hijo sabe usarlas… si llegas a sentir que todo esto es demasiado para ti usa una, llegarás a mi reino y yo te devolveré a Long Island… aunque espero que no la vayas a necesitar—y dicho eso se encaminó al mar antes de desaparecer en el agua

— ¿Qué? —abrió el paquete encontrándose con dos perlas

Percico de LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora