Parte 25

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— Nico, por favor para de llorar y habla conmigo—Percy no sabía cuanto tiempo llevaba el menor llorando, le partía el corazón escucharlo sollozar contra su pecho

— Nunca quise escucharte, pero… perdóname—Percy lo apretó lo más que pudo a su pecho deseando más que nunca que cada uno estuviese en su cuerpo, aquello sería más cómodo para ambos

— Nico, tenías diez años—se acomodó y lo obligó a verlo a los ojos— yo no te culpo por lo que me dijiste, eras un niño asustado y solo, lamento no haber tenido las palabras adecuadas para decirte las cosas, la fuerza suficiente para hacer que te quedaras y el coraje para mantenerte a mi lado, me necesitabas y yo… me dolía verte, me recordabas a Bianca y eso dolía, pero necesitabas a alguien a tu lado que te dijera que todo iba a estar bien y que no estabas solo—acarició sus mejillas— Nico sigues sin estar solo, aun si soy un idiota, siempre contarás conmigo para lo bueno y lo malo—Nico logró calmarse de a poco, se secó las mejillas y asintió con la cabeza

— Es raro verme dar consejos y apoyo moral… a mi—ambos rieron un poco— te desperté

— No estaba durmiendo bien de cualquier modo—alzó los hombros y se acomodaron mejor en la arena mirándose fijamente— se pueden ver delfines en estas aguas ¿sabes?

— ¿En serio? Me gustaría conocer uno—Percy asintió con entusiasmo, él también deseaba mucho ver un delfín— dejamos las hamburguesas en el camión—recordó cuando su estómago gruñó pidiendo comida

— Y ya no tenemos muchos dólares—suspiró también, aunque el no tenía tanta hambre como Nico debía estar sintiendo

— Bueno—Nico se sentó tallándose los ojos— vamos siéntate, vamos a ver si ahora puedes—Percy se acomodó y mirando a Nico— mete tu mano a las sombras y piensa en una cartera negra, si tenemos suerte podrías sacarla—Percy asintió con la cabeza y metió la mano a la sombra de la palmera, esta vez le fue más sencillo manipular las sombras, al parecer poco a poco mejoraba. Se concentró en la cartera negar que Nico le había dicho, sintió en su mano un objeto y lo tomó, al sacar la mano vio una cartera de tela negra que tenía un cuadro de metal con un símbolo extraño grabado, era alguna especie de estrella con rombos a su alrededor

— ¡Lo lograste Percy! —Nico tomó la cartera y la abrió sacando una tarjeta del casino loto

— Eso es… podemos ¡Nico!

— ¿Qué? Aunque te lo hubiera dicho antes no podrías sacarla de ahí, solo te frustrarías—alzo los hombros antes de levantarse del suelo— vamos por una habitación en alguno de estos preciosos hoteles—tomo a Percy de la mano y lo jaló hacia la calle

Percico de LocosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora