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Despierto en medio de una oscuridad que me rodea, el piso donde estoy está húmedo, alertándome trato de enderezarme cuándo siento las manos atadas detrás de mí espalda, mis pies también están sujetados fuertemente, una tela mantiene mi boca cerrada y noto que tengo un collar, está aprisionando mis glándulas, un leve ardor las recorre cuando trato de sentarme.

Por la diosa donde estoy, a mi mente vienen los recuerdos, el señor que estaba conmigo en la banca, el golpe en mi cabeza, y ahora estoy aquí, oh no, seguramente fue él quién me golpeo, que ingenuo, como no me di cuenta, mi lobo me alertó y en lugar de irme rápidamente me quedé ahí como un bobo, y para qué, para que me secuestraran y me trajeran a este lugar. Tantos años cuidándome se fueron en vano, fue una patética forma de atraparme.

No evitó el llanto que empiezo a soltar, cuándo inhalo profundamente noto que hay más olores aquí, no estoy solo, alarmado veo alrededor pero aún no puedo distinguir nada, trato de tranquilizarme y me concentro bien en mis sentidos, abro bien mis ojos y alcanzo a ver tres siluetas más, por su aroma veo que también son omegas, están en el piso amarrados igual que yo.
¿Qué nos van a hacer, con que intenciones nos trajeron aquí?.
Si no me hubiese ido de casa de Ava no estuviera en está situación.

Las horas pasan demasiado lentas, el ambiente es tenso, trato y trato de conectar con mi lobo pero no puedo, ni siquiera puedo sentirlo bien, ¿Qué me hicieron?

Este collar está lastimándome y me impide usar mis instintos.

Escucho un sonido de llaves y como una puerta es abierta, girándome me encuentro con una luz que entra del exterior y una silueta entrando en la habitación, parpadeo continuamente ajustándome a esa luz. Un hombre alto y corpulento da unos pasos y nos observa, no es el hombre de la banca logro reconocer, es otro diferente, una cicatriz abarca gran parte de su garganta, como si le hubiesen cortado el cuello pero logro sobrevivir.

- Pero mira que tenemos aquí, carne fresca - ríe - Ustedes me van a hacer ganar mucho dinero -

Su vista se dirije fijamente hacia un Omega y lo recorre mientras camina alrededor.

- ¿Cuántos años tienes? - alza ambas cejas - Que idiota, si estás amordazado - suelta una carcajada inclinándose y quitándole el trapo de la boca - ahora sí contéstame -

Veo como el chico empieza a temblar - Q-q-quince - contesta con obvio temor en sus ojos.

-¿Eres virgen? -

El chico solo asiente y el hombre sonríe, una sonrisa que le hace brillar los ojos.

- Excelente, esa pureza se venderá muy bien-

-P-porfavor no me haga d-daño - el chico empieza a llorar y siento mi corazón salir por mi garganta.

-Mientras obedezcas no habrá problema mocoso, ninguno de ustedes tendrá problemas si hacen lo que les digo - ve alrededor observándonos - ahora me pertenecen, aquí vivirán, aquí comerán, aquí trabajarán, mientras mejor se porten y me llenen de billetes, más recompensas tendrán, hasta un día libre a la semana se les dará; pero si al contrario, no obedecen y causan problemas, los eliminaré, no sin antes torturarlos hasta que se arrepientan de haber nacido - su voz cambia a una más gruesa causando escalofríos - ¿A quedado claro? -

Todos asentimos a sus palabras, el terror recorre mis venas, nada bueno nos harán hacer, e escuchado de mis padres que Omegas eran secuestrados para prostituirlos, ¿Eso es lo que pasará ahora? ¿Me ofrecerán a clientes para vender mi cuerpo?

- En un momento vendrán trabajadores que me ayudaran a desamarrarlos y prepararlos para la noche, el collar que tienen en el cuello no les permitirá transmutar ni usar sus instintos, así que es vano que quieran pelear, el que se oponga ya saben las consecuencias que obtendrá -

Mi Mercancía PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora