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- Señorita Ava - mis padres se pusieron de pie y caminaron hacia ella.

En cambio, yo estoy congelado en mi lugar sin mover ni un solo músculo, es ella, la alfa de la otra noche, esos ojos me an perseguido que sería imposible olvidarlos, ahora que la veo bien es muy bella, es una alfa realmente bella, no pude apreciar sus facciones aquella vez por la oscuridad del armario, y ahora que aquí hay bastante iluminación ya puedo hacerlo, me a dejado sin aliento, siento a mi lobo en mi pecho moviendo la cola hacia ella.
Tiene una piel tan pálida como yo, con una cara ovalada, mentón fino, nariz pequeña, pero sus ojos y labios son grandes, es lo más llamativo que tiene, aparte de esa Aura que trasmite, tan intimidante, mi corazón se acelera cuando me atrapa escaneandola, rápidamente bajo mi cabeza poniéndome como un tomate.

Avienta un sobre color café grande en la mesita de la sala - Cuentéenlo y lárguense - se dirige a mi padres.
*Pero que*

Ellos se acercan y lo tomán, introducen la mano y empiezan a sacar lo que parece ser dinero, muchos billetes de color verde, la alfa se gira y camina hacia el escritorio sentándose encima de él con semblante serio, regreso la vista a mis padres, ¿Porqué les entregó ese dinero?, se ven tan contentos contándolo, estoy bastante confundido, así que para salir de dudas decido levantarme, con todo el temblor en mis piernas, me acerco a ellos.

-¿Qué pasa?, ¿Porqué tienen ese dinero? - susurro

- ¿Recuerdas que te dije que ésto lo hacemos por tí? - mi padre me ve, asiento para que continúe - Tendrás una vida mejor, mucho mejor que la que te hemos dado -

- No entiendo -

- Te quedarás con Ava, ella cuidará de -

-¡¿Qué?! -

- Nosotros no podemos cuidarte Liam - madre toma mis manos -Veras que serás muy féliz -

-Pe-pero yo no la conozco, no me hagan esto mamá - mi voz se quebrá y lágrimas empiezan a bajar por mis mejillas, porque tendría que quedarme con alguién de la que prácticamente nosé nada.

- Estarás bien - sonríe hacia mí

No!, no pueden obligarme, no lo harán esta vez - sin decir nada más corro hacia la puerta abriéndola y saliendo rápidamente, me dirijo hacia las escaleras y las bajo lo más rápido que puedo lo que provoca que tropiece pero me sostengo de la pared recuperando el equilibrio y sigo bajando, paso por el salón y cuándo estaba a punto de llegar al pasillo que conduce hacia la puerta siento un par de brazos que me atrapan alzándome y dándome la vuelta para ir de regreso.

No, sueltame, déjame! - grito y pataleo - ¡Auxilio, Ayudaaa, alguien ayúdeme!!! -  veo alrededor pero no hay nadie, diosa, en qué me metieron, no debí venir aquí, me conduce por otro pasillo y hacia una puerta de metal, un brazo me suelta y presiona el botón al lado de ella, intento bajarme pero no puedo, me tiene apretado demasiado fuerte, intento luchar pero sigue siendo en vano, soy demasiado débil.

Me inunda el pánico y mi vista se empaña en más lágrimas, en esté momento odio haber nacido Omega, si tan solo fuera alfa, o un beta quizá así podría tener la fuerza necesaria para soltarme.

Camina hacia adelante entrando en lo que parece un cuarto y sigo pataleando, me baja y girandome me alza sobre su hombro, abraza mis piernas para que no pueda patear más pero uso mis brazos y empiezo a tirar golpes en su espalda.

Bajeme, porfavor, porfavor, bajeme! - de pronto siento que el cuarto se mueve, ¿Qué es esto, porqué se mueve?. Quedó estático viendo alrededor, sigue así por unos segundos más y después se detiene con un sonido parecido a un timbre, salimos de ahí y reconozco que es el pasillo donde está la puerta dorada, me trae de vuelta al lugar, como pude ser tan tonto y pensar que podría escapar. Más lágrimas recorren mis mejillas  cuando veo a mis padres salir una vez yo entro por la puerta, ambos me ven y se giran de nuevo caminando hacia las escaleras.
¿Es todo, Me dejarán aquí sin importar lo que pase conmigo, tan mal me porte acaso?, ¿Fue mi culpa que hagan esto?.

Mi Mercancía PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora