A Través Del Espejo

Rescate

Adam

—Ella está aquí, la amiga de Kat está aquí, y está furiosa—dice Kaia con preocupación. Quien me sigue ayudando a desatar las ataduras de mis manos y tobillos. Sin antes, alejar a esas insoportables serpientes de mi lado.
Kaia había entrado en pánico cuando supo dónde estaba. Pues me habían encerrado aquí para evitar "entrometerme" en el asunto de Kat, y habían pasado varios días desde que me han privado de mi libertad.
Mientras tanto. Ella me había platicado absolutamente todo lo que había escuchado.
Al parecer, Kat había abierto el portal. Ella lo había creado cuando solo era una pequeña.
Todo se conectó a la perfección a medida que Kaia me contaba a detalle.
Pero, en resumen: Kat había sido abusada por el gemelo de su padre. Llena de desesperación, contactó con Demon, abriendo el portal una noche de septiembre, casi a la entrada de octubre.
Donde hizo un trato con él. Entregó el alma de su padre, a quien creía su abusador gracias a los engaños de su tío, y, a cambio. Demon vendría por el alma de Kat varios años después.

Él le había borrado la memoria, y el día que ella y sus padres fueron a acampar, fue cuando Demon capturó a su padre, lo asesino en el bosque y abrió el portal ahí mismo. Usó su imagen para volver después, y hacer creer que  el padre de kat se había suicidado.

Cuando Demon se dio cuenta del poder que daba a los dioses del espejo el matar a los mortales, juntos crearon un ritual, el que llevaron a cabo por primera vez un treinta y uno de octubre. Donde el bufete principal, fue el cuerpo del padre de Kat.

Por otro lado, Kaia también me contó cómo empezó absolutamente toda mi existencia, y el porqué era diferente a todos los demás. Por qué era el único mortal. Y no solo eso, sino que, a través de mí, era la única manera de cerrar este lugar.
Mi madre había sido una mortal hace años, y mi padre era un inmortal.

Ella era su presa, pero, inevitable y por alguna razón desconocida, terminaron enamorándose, al punto, de tenerme a mí como fruto.
Cuando Demon y los demás se enteraron, pensaron en matar a mi madre y a mí. Pero ella dio su vida, y dejó la mía. Prometiendo que dejaría que me criaran como un dios del espejo antes de que mi parte humana se apoderara. Porque, sí, si ellos hubiesen querido. Yo hubiese sido un ser humano normal si hubiese crecido en el mundo real.
Mi madre murió quemada, y a mi padre se le prohibió verme y hablarme. Haciéndose pasar desapercibido a mi lado. Pero ahora debo buscarlo, porque él es el que tiene el arma con la que puedo acabar con todo.

Por otro lado, me sentí culpable por engañar a Kat. Siempre supe que Demon la buscaba, yo fui la carnada principal, el fue quien planificó todo.
Lo que no sabía, era la realidad de Kat. Y sobre lo de William, sabía que él no era real. Pero sobre sus escritos, pensaba que algo de realidad debía haber en eso.
Creo que yo también caí.

—Gracias por sacarme—respondo a Kaia, para luego acercarme y darle un beso en la cien—, todo irá bien, necesito que alejes a Dalia de todo esto, mientras yo busco a mi padre. Yo estaré bien, lo prometo—mi voz suena más segura de como realmente me siento. Ella asiente y ambos salimos de ese apestoso lugar.

Sé exactamente hacia donde me dirijo, voy al patio donde todos solíamos entrenar, y a pocos metros de mí, lo veo. Veo a mi padre, demasiado diferente a mí. Estaba limpiando unos cuchillos empapados en sangre.

El estómago me da un vuelco, busco la manera de empezar la conversación, sobre todo porque a él apenas lo había visto pocas veces, y hasta ahora sabía quién era realmente.

—Adam... ¿Qué haces aquí? ¿Vienes a entrenar?—dice con normalidad mientras se guarda los cuchillos en su cinturón, entonces a lo lejos observo mi objetivo. Una daga: La daga.
Era una daga brillante, color plata, con un mango transparente, que dejaba ver un líquido que tenía adentro, color rojo carmesí. Al parecer me he conmocionado demasiado, porque él se ha dado cuenta—¿sucede algo?