Capítulo XVII: Tick, tack

257 16 4
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narrador omiso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narrador omiso.

La punta de un bolígrafo resonaba una y otra vez, con una caída firme pero con un ruido leve. Caía sobre el escritorio provocando sonidos tales como las manijas de un reloj.

"Tic, Tac.  Tic tac"

Mientras aquellas tonalidades de sonidos invadian el silencio, un leve olor a cigarro inundaba el ambiente, con un leve toque a nicotina. Mientras, el provocador de aquel aroma, que salía de la calilla, observaba por la pantalla de una cámara, en donde se transmitía la escena de alrededor de 19 o 23 personas. La gran mayoría tirados en el suelo, durmiendo o con miradas pérdidas.

Pero. Su atención estaba específicamente en una persona. Y esa persona era una castaña, de piel pálida, con un par de labios rosados, cuyos labios estaban un poco partidos por el frío de la habitación en la que la castaña se encontraba. Al rostro de la castaña  le acompañaba un levemente sonrojo, y un bello semblante, inocente y, atrayente.

«No solo su belleza era lo que más le llamaba la atención, sino también, aquel carácter peculiar, y  lo que, lo enloquecía aún más, era no haberla visto   colapsar ante las cosas vividas, como lo habían hecho los demás participantes. Eso le fatigaba»

Esos pensamientos eran los que merodeaban por la mente de aquel desconocido, más también. Junto a esos, le acompañaban algunos pensamientos no tan buenos. Con acciones descabelladas, macabras, extasiadas. Todas, quería ejercer sobre aquélla chica.

Aquella chica que no salía de sus pensamientos y radar.

Suelta un suspiro y acerca más el zoom de la pantalla, para apreciar a la perfección el rostro de aquella castaña, la cual se encuentra  con los párpados cerrados mientras sus largas pestañas adornan un poco sus mejillas.

Suelta un suspiro extasiado, pasando la punta de su lengua por  el interior de su mejilla.

— Oh, Adessa... — murmura frustrado — Estoy tan loco por destruir toda inocencia que haya en tu bonito cuerpo —  se apoya en el respaldo de su asiento —Deseo destruirte...  — susurra mientras una sonrisa maliciosa, aparece en sus labios y en su mente aparecen millones de maneras de destruirla. De la única forma que sabe, y conocé...

Venecikiller. [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora