Viviendo en Egipto

66 8 0
                                    

Lo lograron, la Sagrada Familia llegó sana y salva a Egipto, ni los romanos, ni los demonios, habían impedido que la voluntad de Dios se cumpliera. Lo primero que hicieron en Egipto fue buscar algún lugar para vivir, llegaron a una posada de gentiles, quienes los recibieron con los brazos abiertos y les mostraron la ciudad, también les acompañaron a la zona judía y les ayudaron a negociar alguna casa a buen precio.

Kamilah: Forasteros, les recomiendo que se presenten en el palacio para que se registren y les permitan adquirir la tierra por la que negociamos.

José, preocupado: ¿En el palacio?

Kamilah: Preséntense ante el Prefecto, díganle que tienen planeado vivir aquí y así el les puede dar el permiso de asentarse en aquella casa. Plubio como todos los romanos es algo rígido pero siempre ha sabido recibir a la gente.

María, al ver la cara de José: Kamilah, ¿sabes si, de casualidad, alguna directriz que no venga de Roma ha llegado aquí?

Kamilah: Ninguna, a Plubio no le gusta lidiar con otros prefectos, reyes, gobernadores o tetrarcas; cumple con las leyes de Roma y solo las del Caesar.

José: Es bueno escucharlo, volveremos a la posada y mañana mismo nos presentaremos ante Plubio.

Kamilah: Es una excelente idea. Descansen, recuperen fuerza y mañana yo misma los llevaré con Plubio.

Derrota era la única palabra que merodeaba en la mente de Lilith, oscuridad era lo que veía en su futuro, terror era lo que gritaban sus ojos, se escondía tras un árbol, esperando que nadie la viera.

Belcebú: Perdiste, deberías aceptar tu derrota e ir a ver al jefe, con suerte aceptará tus súplicas.

Lilith: Aún soy tu madre y no toleraré esas burlas, si me quiere castigar, que venga por mi; yo no bajaré, además, siendo un ex-ángel de alto rango, no tiene idea si ya pasó el tiempo que me dio.

Belcebú: Nos meterás en problemas se seguimos ocultándote.

Lilith: Estrella de la mañana podrá ser tan poderoso como quiera fingir que es, pero no tendría a los demonios sin mí, me necesita, no sería capaz de cumplir con su amenaza.

Arcángel Rafael, detrás de ella: ¿Qué amenaza?

Lilith, exasperada: ¿Y a ti quien demonios te invitó?

Arcángel Rafael: Estás molesta, más de lo usual, aunque ¿Eso en tus ojos es miedo?

Lilith: Pavonearte no te queda ¿Qué no se supone que los ángeles no se burlan de las desgracias de los demás?

Arcángel Rafael: ¿Te echaron?

Lilith, encarando a Rafael: Lucifer será tan idiota como lo es siempre pero jamás será alguien que me de la espalda.

Arcángel Rafael: Entonces te ocultas...

Lilith, cansada: Ya, por favor, déjame en paz. Perdí la apuesta ¿Sí? Se burla de mi en mi cara y me llama tonta, está preparando una prisión para mí desde hace años, una niña a la cual ve con deseos de lujuria y yo... yo no quiero estar encerrada y en aquella humillante posesión.

Arcángel Rafael, después de un momento en silencio: Te puedo proteger, un tiempo, no prometo mucho, pero puedo ayudar a ocultarte.

Lilith, incrédula: ¿Por qué harías eso?

Arcángel Rafael: Porque eres una oveja perdida, porque ningún ángel más ve esto, porque... yo si te escuché gritando y suplicando hace tantos años.

Lilith, molesta: Si soy una oveja perdida ¿Por qué no me regresas al rebaño?

Arcángel Rafael, con calma: Porque tiene que ser tu decisión Lily, tú eres la que debe rendirse ante el Señor y pedir tu salvación, sé que eres muy orgullosa, sé que no lo harás y sé que estás enamorada de aquel ángel sin alas, por eso te ofrezco lo único que te puedo dar en mi voluntad.

El Evangelio perdido (Fanfic de Journey to Bethlehem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora