Rostros familiares

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El tiempo pasaba de una forma serena ahora que no corrían ningún riesgo, Nazaret había recuperado ese aire tranquilo que siempre lo caracterizó y la familia ya había hecho de ese lugar su hogar. Sin embargo, para los parientes de María, la palabra calma no era algo que tuvieran en su vocabulario, adoraban meterse en todos lados, ya sea para ayudar o solo para estar bien informados, ahora que las aguas se habían calmado era momento de que la segunda boda de José y María ocurriera.

Deborah, llegando de las compras: entonces, compré esta tela, me parece que es la moda en las novias de hoy en día y pensé ¿por qué no regalársela a María para su nueva fiesta?

José, sentado a la mesa y con un tono un tanto sarcástico: adelante Deb, pasa, mi casa es tu casa.

Deborah, dejando las compras en la mesa: ay, también compré algo para ti.

José, sorprendido: ¿De verdad? (extendiendo sus manos) Dame

Deborah, entregándole un paquete envuelto: son para la boda

José, abriendo el envoltorio: calzado nuevo, no debiste (viéndola a los ojos y continuando sarcásticamente) de verdad no tenías que...

María, doblando la tela: es muy amable todo esto Deb, pero no hay porqué meterle prisa a todo esto, hay cosas mucho más importantes que una boda por compromiso.

José, intentando ayudar a María: nuestros padres no van a durar para siempre pero María tiene razón, Jesús está en una etapa muy difícil...

Jesús, saliendo de la habitación: ya doblé toda mi ropa y la guardé, mami. (viendo a Deborah) Shalom tía Deb, ¿Reka va a venir hoy?

Deborah, a José: Si, claro, difícil. (viendo a Jesús) No lo sé, pequeño. La abuela e Isabel están sobre ella casi todo el tiempo por la boda.

Jesús, jalando las ropas de José: Papi, podemos ir a casa de la abuela para jugar con Juan.

María, levantando al pequeño: buen intento jovencito pero usted no ha terminado sus tareas y no va a hacer lo que quiera.

Jesús, con ojos tiernos: Pero extraño a Reka.

María, sin tentar su corazón: dijiste que querías ir a jugar con Juan

Jesús, alzando los hombros: los dos están en el mismo lugar.

*Toc toc*

María, mirando a la puerta de forma nerviosa: ¿esperamos a alguien?

José, guiándola al dormitorio: Calma, voy a abrir, no te preocupes.

Deborah, en voz baja: ¿siempre se pone así cuando tocan la puerta?

José, dirigiéndose a la puerta: Ya no lo hacía tanto (abriendo la puerta) Bekah

Rebekah, abrazándolo: Shalom hermanito, mi madre es realmente atosigante cuando se lo propone, por cierto, unas personas preguntaban por ustedes en la plaza y los traje aquí (llamando a las personas para que se acercaran)

José, asomándose: ¡Abe, Jana!

Abraham, con alegría: forastero

Jana, riendo: Ahora nosotros somos los forasteros, Abe.

José, ayudándoles con sus cosas: María se pondrá muy feliz cuando los vea. Adelante. (entrando a la casa) ¿y los niños?

Jana, siguiéndolo: en casa de mi cuñada, Abe consideró que sería peligroso traerlos y habló con ella para que nos apoyara hasta que volvamos. 

José: que lástima, Jesús hubiera amado verlos, (recordando a Rebekah y Deborah) Les presento a mis cuñadas Deborah...

Deborah, haciendo un ademan con la mano: Shalom

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⏰ Última actualización: Sep 13 ⏰

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El Evangelio perdido (Fanfic de Journey to Bethlehem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora