Hogar... no tan dulce hogar

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Tras días de viaje, María no podía contener la emoción de volver a casa, fue algo complicado pues gran parte del regreso de Egipto pasaba añorando los recuerdos en la casa frente a Jana, las salidas, los picnics, aprender a ser adultos, aprender a ser padres y mejores seres humanos, pero ahora que quedaba tan poco camino delante de ella, no podía contener la alegría. José, por su parte, la contemplaba, fascinado con todas las micro expresiones que su esposa tenía, pasaba de alegre a entusiasta a fingir que no le interesaba en menos de un segundo. El último tramo del viaje lo condujo Zacarías durante la noche por lo que nadie notó que habían llegado a Nazaret.

José, señalándole a Zacarías: Aquí está bien, nosotros nos quedamos aquí.

María, cargando a Jesús medio dormido: por favor no le cuenten a mis padres sobre nuestra llegada.

Isabel, arrullando a Juan: ¿No será algo raro que lleguemos con Fig?

María, acariciando la cabeza del burro: Un poco quizá, mientras no me siga todo estará bien.

José, bajando todas las cosas: Gracias por ayudarnos estos días, los veremos en la mañana.

Zacarías, avanzando: hasta mañana

Después de todo, estar en Nazaret, frente a su vieja casa era como volver al lugar donde fuiste feliz, por fin, las cosas podían volver a su ciclo normal.

María, acomodándose a Jesús: Abre la puerta, el pequeño ya es muy pesado.

José, con voz de culpa: sobre eso, no tengo la llave.

María, molesta: ¿Qué? ¿Cómo que no tienes la llave?

José, riendo nerviosamente: es una historia muy graciosa que si sale como espero, con solo (toca la puerta)

Pasos se escucharon en la casa y terminaron con una persona abriendo la puerta, recelosa y levantando una cuchara de madera como protección.

Rebekah, emocionada: Han vuelto

María: shhhh baja la voz, lo vas a despertar

Rebekah, abriendo la puerta por completo: uy perdón, hola ¿Les ayudo con sus cosas? (saliendo a por ello) ¿Y Fig?

José, cargando algunas cosas: Isabel y Zacarías lo llevan a casa de tus padres, nosotros decidimos bajar antes.

Rebekah: ¿soy la primer persona en saber que volvieron?

María, saliendo de la habitación: Sí, por cierto esto está impecable ¿Sabías de nuestro regreso?

Rebekah, sirviendo algo de comer: Algo así, llevo viviendo aquí desde que se fueron, lo he limpiado y preparado para su regreso. Sabía que volverían pronto, una paloma me visitó hace unas semanas, me mostró que estaban prontos a regresar y comencé a limpiar su habitación.

María, viendo a José: por eso no tenías la llave.

José, sentándose a la mesa: en mi defensa no sabía que volveríamos 4 años después. Pensé que volveríamos del viaje en 2, máximo 3 semanas

Rebekah, sirviéndoles: y que viaje, deberían contarme cómo les fue ¿Qué tan grandes son las pirámides?

María, riendo: nunca estuvimos muy cerca de ellas como para saberlo, vivíamos en una pequeña ciudad, en una parte reservada para los hebreos.

Rebekah, algo nerviosa: se ven increíbles, coman por favor, recuperen fuerzas ( acercando una jarra con vino) ¿Quieren algo de beber? 

José: tranquila, Bekah.

María: todo está bien.

Rebekah, intentando estar tranquila: es que no me creo que estén aquí y el niño, mi sobrino es tan, es una lástima que esté dormido.

El Evangelio perdido (Fanfic de Journey to Bethlehem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora