El nacimiento de Juan

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Uno de los días más importantes del plan había llegado, todos en el cielo se preparaban para que uno de los milagros que habían mandado a la tierra por fin naciera, ángeles iban de un lado a otro hablando del nacimiento de Luca, cuyo nombre pasaría a ser Juan.

Arcángel Gabriel: Buenos días, Jefe.

Dios: Buen día, Gabriel ¿Rafael y tú están listos para el nacimiento?

Arcángel Gabriel: Ya tenemos los preparativos así como las visiones para que pongan a Luca, digo, a Juan a salvo.

Dios: Excelente ¿algún avistamiento de los caídos?

Arcángel Gabriel: no desde la boda de José y María, se han reservado en el infierno y no han vuelto a hacer de las suyas.

Dios: sé que planean cosas, pero no sé si tomarán la decisión pronto.

Arcángel Gabriel: ¿Qué tipo de planes?

Dios: Nada de que preocuparnos ahora. Ve con Rafael y cuiden a Isabel. Juan necesitará de sus 2 padres para su crianza.

Arcángel Gabriel, retirándose: Como usted mande.

Dios: y Gabriel, tienen todo mi permiso para intervenir y salvar a Isabel en caso de ser necesario.

Entrada la madrugada, Isabel se encontraba en la cocina aseando, le costaba dormir por lo enorme que era su pancita de embarazada, de vez en cuando sentía esporádicas contracciones pero supuso que no eran importantes pues aún le faltaban algunos días y la última vez que fue la partera le advirtió de las falsas señales. Pero llegadas las 4 de la mañana, de camino a su habitación, su fuente se rompió, la hora había llegado.

Isabel, gritando: Zacarías, Zacarías, ¡Zacarías!

Zacarías, recién levantado, le hizo señas sobre si el bebé venía en camino.

José, corriendo: Isabel ¿está todo bien?

María, preocupada: ¿Pasa algo?

Isabel, con dolor: el niño, ya viene.

Jose, trayendo una silla: Tranquila, todo va a estar bien, solo respira.

María: José tenemos que ir por la partera.

Zacarías empezó a calentar agua, en lo que, José y María bajaron, lo más rápido que pudieron, por la partera; afortunadamente ella vivía a las afueras de Hebrón en las faldas de la montaña.

María, frente a la puerta: Toca tú.

José: Tienes problemas con las puertas ¿Cierto?

María: no es momento para bromas, tú podrías tocar más fuerte.

José: ah sí (tocando la puerta)

Esther, la partera: Van, ya van. En nombre de todos los cielos (abriendo la puerta) ¿Quién toca así? ¿Y ustedes dos quienes son?

María: ¿Es Esther? ¿La partera?

Esther: ¿Quién pregunta?

María: somos María y (señalando a José) José, somos primos de Isabel y Zacarías, ella entro en labor de parto.

Esther: Válgame Dios (entrando por instrumental) ¿Por qué no lo dijiste antes? En su condición cada segundo cuenta ¿Hace cuanto rompió aguas?

José, mirando a María: ¿M-media hora?

Esther: ¿Ya han puesto agua a hervir?

María: Zacarías lo hizo.

Esther, saliendo por la puerta: Pues andando, lo he dicho cada segundo cuenta.

El Evangelio perdido (Fanfic de Journey to Bethlehem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora