El perdón

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La semana siguiente, después de la partida de su prima, María empezó a tener problemas para dormir, caminaba por la estancia de un lado a otro para evitar despertar a José; cada que intentaba dormir, imágenes horribles aparecían en su mente, no quería alarmar a su esposo con esa información, pero dormir ya no era una opción, no pronta al menos; no sabía el porqué esos sueños la atormentaban pero llamaban su atención, clamaban que ella hiciera algo pero no sabía que era.

José, al encontrarla en la cocina: Buenos días, otra vez despertaste antes (besándola en la mejilla) es extraño despertar solo ¿estamos bien?

María, bostezando: si.

José, viéndola: ¿Estás bien? Te ves agotada ¿Has dormido bien?

María: la verdad no he dormido mucho últimamente.

José, tocando la frente de María: fiebre no es, aunque siento que estás muy fría, necesitas descansar, seguramente es agotamiento.

María: estoy bien, solo son problemas para dormir.

José, alarmado: ¿Qué clase de problemas? ¿Otra vez tienes dolor en el pecho? ¿Jesús ha despertado en la noche y no lo he notado?

María, poniendo su mano en el pecho de José: Pesadillas, tranquilo, estoy bien. Sólo he tenido sueños extraños que me despiertan por la noche y no me dejan volver a dormir.

José: ¿Por qué no me despiertas?

María: Porque a Jesús no le sirven 2 padres cansados, estoy bien. Créeme (bostezo) no es nada.

José: Si necesitas lo que sea, incluso que no vaya a trabajar, haría lo que sea por ti y lo sabes.

María: Tú ve tranquilo (Besándole en los labios) te espero en la tarde.

José fue al trabajo realmente angustiado, la última vez que María no podía dormir se puso de un terrible humor, no quería que se metiera en problemas si él no estaba cerca para cuidarla. Ella, por otro lado, se puso a hacer sus actividades diarias, algo aletargada por el cansancio pero con total calma y tranquilidad, despertó a Jesús, lo alimentó y jugó con él un rato, cerca de la hora de su siesta, recostó al niño sobre ella para que descansara, el sueño la vencía poco a poco y sentía sus párpados pesados, intentó luchar con ese sentimiento pero al final terminó dormida. 

En su sueño se encontraba rodeada, en un juicio sobre su influencia como madre, todas las personas que conocía estaban ahí menos José, el mundo entero le reclamaba el no ser una buena madre por no saber educar con el ejemplo y le enlistaban todo lo que había hecho mal. Ella intentaba justificar sus decisiones pero nadie la escuchaba, por más que gritara, nadie oía ninguna de sus palabras, no podía huir, no tenía alivio, no tenía consuelo y no tenía a José; despertó agitada con el bebé aún sobre ella, él dormía plácida y tranquilamente, pues los pensamientos que a su madre atormentaban no lo perturbaban ni un poco, lo recostó al lado de donde reposaba en la cama y se levantó por un poco de agua, detrás de ella la habitación se iluminó por completo y sin razón alguna.

María, volteando con el brazo sobre los ojos: Pero ¿Qué?

Arcángel Gabriel: Hola María.

María, alegre: Gabriel has vuelto.

Arcángel Gabriel: no debería acercarme a ti en este momento, sin embargo, pareces tener dificultades para entender mis mensajes.

María, confundida: ¿las pesadillas son tuyas? ¿Me he equivocado en algo?

Arcángel Gabriel: María, tranquila. No hay mejor madre que tú, eres cariñosa, paciente, amorosa y amable, Jesús tiene a la mejor madre en todo el mundo...

El Evangelio perdido (Fanfic de Journey to Bethlehem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora