¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las clases acabaron. Johana tuvo que hacer algo urgente así que a Tamara le tocaba atender a la mamá de Mariana por el asunto del video.
—Tamara, qué pena, me surgió algo y creo que no podremos quedar—habló Francisco apenado del otro lado de la línea—.
—No se preocupe Francisco, de hecho lo llamaba para lo mismo, de último momento me surgió algo y creo que me voy a demorar.
—Pues bueno, entonces ¿lo dejamos para después?
—Si, si, claro.
—Bueno, Perfecto, la dejo. Chao.
—Chao—dijo Tamara colgando—doña Ana—saludó a la mujer cuando la vio llegar—.
—¿Qué hubo, profe, cómo le va?
—Ah, es que vino la cucha esta—dijo Mariana con molestia—.
—¿Y ahora qué hizo, ah?—preguntó la señora hacia su hija—hable a ver—Tamara miraba el trato de ambas—Mariana ¿yo que estoy pagando con usted, de verdad, ah? Que desgracia la mía, profe vea—miró a Tamara—un día de estos me van a llamar es de la cárcel o de la morgue será.
Tamara frunció el ceño algo disgustado.
—Doña Ana, me parece que no es para tanto.
—Ah no profe ¿cómo así? De verdad si no era para tanto, entonces ¿por qué me hizo venir? Porque yo si tengo mucho oficio en la casa.
—Yo sé que es una persona muy ocupada y le agradezco por haber venido, pero siento que no... no es necesario tratar así a Mariana. Podemos entrar a rectoría y hablar tranquilamente ¿le parece?
—¿Tranquilamente? ¿Usted no sabe cómo es ella? Ella no entiende si no a las malas...
—Lo que pasa es que aquí preferimos a las buenas, Doña Ana—dijo Tamara con seriedad—así que síganme por favor.
Sin mas las tres caminaron a la rectoría para hablar. Ana le dio un pellizco en el brazo a Mariana, a Tamara no le gustó para nada esa acción.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
