Capítulo 27

93 11 3
                                    

—Bueno, debido a nuestro interés fundamental es trabajar en el conjunto de los número reales, estudiaremos a continuación la relación en definidas en este conjunto—explicó Francisco anotando en el pizarrón—y las vamos a denominar, relaciones reale...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Bueno, debido a nuestro interés fundamental es trabajar en el conjunto de los número reales, estudiaremos a continuación la relación en definidas en este conjunto—explicó Francisco anotando en el pizarrón—y las vamos a denominar, relaciones reales ¿estamos? Muchachos, este tema es muy importante—este logró fijarse en qué dos personas no dejaban de hablar—Mariana, hágame un favor, pásese aquí adelante, cambie de puesto con Pablo. Es muy importante este tema...

—¿Y si no le hago qué?—habló Mariana—¿lo va a hacer por las malas?

—¿Cómo así?—preguntó este confundido—.

Esta empujó su mesa con brusquedad y se levantó para acercarse a él.

—Con usted uno mejor quedarse calladito ¿sí o qué?

—Mucho mejor, siéntese.

Esta solo lo quedó mirando, así que este se alejó y siguió con la clase.

—Quiero que abran sus libros en la página 52. Vamos, todos. Quiero que resuelvan todos los problemas que están ahí.

—¿Todos?—se quejó Sheyla—.

—Si Sheyla, todos—ella lo miró casi que horrorizada—el estudiante que primero termine se lleva un premio, ¿les parece?

—Profesor—levantó la mano Sebastián—a mi me gustaría decirle algo antes que continúe la clase.

—Si claro, bien pueda.

—Usted se acuerda que hace dos noches una señora fue casi atropellada por un tipo que iba manejando borracho—los amigos del grupito que lo había hecho, sintió como se helaba todo dentro de ellos. Daniel y Sheyla se giraron hacia él y negaron para no hablara—.

—Si, algo me enteré ¿por qué?

—Pues resulta que ese tipo no era una sola persona, sino tres—Liliana cubrió su rostro estresada al saber lo que se venía—Cristian, Brayan... y Michael—los tres chicos que habían estado mirando a Sebastián, se miraron entre ellos y voltearon al frente ya que Francisco estaba a sus espaldas mirándolos y ellos no podían hacerlo—yo sé que aquí todos hicieron un pacto de silencio para proteger a esos tres compañeros pero... yo no me puedo quedar callado. Estos tres manes no solo agarraron ese carro sin permiso y lo estrellaron, sino que en estos momentos gracias a ellos están culpando a la persona que cuidaba ese carro porque creen que él se lo quería robar.

Francisco desde atrás cruzó sus brazos sin creer lo que acaba de escuchar.

Francisco desde atrás cruzó sus brazos sin creer lo que acaba de escuchar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Las reglas del amor || Francisco el matemáticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora