Si no me conoces, nos vamos conociendo

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Juani respiro hondo y sonrío para los paparazzis que le apuntaban con la cámara. Sabía que cuando cooperaba, se acababa más rápido.

—¡Juani!— gritó una voz masculina entre lo que debían ser al menos 15 fotógrafos. —¿Estás emocionado por tu nuevo álbum?

—¿Será mejor que el anterior?— gritó otra voz de entre la multitud.

—No se si mejor, pero definitivamente vale la pena.— respondió el ojiazul asegurándose de guiñar el ojo a la cámara antes de seguir con su camino.

Alguien les había informado donde se estaba hospedando. Se puso la capucha para cubrirse mejor del intenso frío de Madrid y camino incluso más rápido. Le diría a Esteban que averigüe quién fue.

Suspiro y salió vapor de sus labios, estaba a casi menos dos grados y tal vez debería encontrar algo caliente para tomar.

Presentaría su nuevo álbum mañana e incluso tendría un evento grande, por eso se había dado el largo viaje desde Argentina hasta Madrid. Eso y el hecho de que volvería a ver a su amigo Blas, ya hace tiempo que lo extrañaba.

Ahorita mismo solo necesitaba salir del hotel, Esteban hacía su mejor esfuerzo como su manager, pero ahora estaba realmente estresado. Había hecho un trabajo impresionante, volviendo a Juani famoso en tiempo récord. Tan solo fue el año pasado cuando sacó su primera canción, PORÁI, que había sido un éxito total.

A Juani le encantaba. Le encantaba poder compartir su música con la gente, que lo reconocieran en la calle y le pidieran una foto con emoción. Le encantaba que a veces se subía a un taxi o entrara a una discoteca y escuchara su propia música a todo volumen.

Lo que no le encantaba era sentirse vigilado las 24 horas del día, sentir que si retiraba la cortina de la ventana alguien le tomaría una foto indebida.

Pero aparte de eso, se encontraba bastante contento con su vida. Era solo un pequeño mal que tenía que soportar.

Sintió un escalofrío y empujó la puerta de vidrio del primer café aesthetic que vio, después de todo, le tenía que actualizar a sus seguidores acerca de donde estaba. Miro atrás para asegurarse de que nadie lo siguiera y cerró la puerta detrás de él.

Se acercó a la caja, pidió un chocolate caliente y un pastelillo, y se sentó en la mesa más oculta que vio.

Se bajó la capucha, primero revisando que no hubiera nadie que pudiera reconocerlo fácilmente antes de bajar su capucha, después de todo, solo había dos parejas de personas que pasaban de los 30 (no parecía que les encantase el reggaeton) y un chico que debía tener su edad al que solo miró de reojo.

—¿Juan?— llamo la chica del mostrador que lo había atendido antes. Se acercó a recoger su pedido y le agradeció.

Se volvió a sentar, pero en su intento de llegar rápido a la mesa chocó un poco fuerte su chocolate caliente y salió un poco de líquido.

—Mierda.— murmuró cuando se quemó. Rápidamente limpió la mesa con su servilleta pero no era suficiente. En su pequeño momento de pánico buscó las servilletas, no había manera de que el local no tuviera su mesita con servilletas.

El chico que estaba sentado en la mesa de al lado al verlo buscar desesperadamente se levantó y le dio una servilleta limpia. -Toma.- le dijo.

—Muchas gracias, disculpa.— dijo Juani no sabiendo porque se disculpaba. Termino de secar la mesa, levantó la vista y casi se le cae la baba.

El chico que lo había ayudado tenía el cabello negro y los ojos azules más puros que Juani haya visto en toda su vida. Tenía la mandíbula marcada y de seguro que su sonrisa era hermosa.

El chico le sonrió mientras se volvía a sentar en su mesa y comprobó la teoría del cantante. Maldita sea, como alguien puede ser tan bello, pensó Juani. El de rulos castaños le devolvió la sonrisa rápidamente para no parecer un rarito, volvió a murmurar un gracias y salió con una velocidad increíble de la cafetería tras botar las servilletas usadas en el basurero.

Genial, debido a su pequeño pánico mal controlado ahora comería su pastelito en el frío.

-La verdad es que si estaba bueno.- murmuró Juani en voz alta mientras caminaba de vuelta al hotel y tomaba su chocolate.

Se acordó brevemente de los comentarios que sus seguidores dejaban en su cuenta de Instagram y no pudo evitar sonreír, en ese momento si sentía como aquella chicas que le escribían "yo quiero ser tu mujer".

Con una sonrisa gigante en la cara entró al hotel, ya pensando en el tema de su siguiente canción y haciendo memoria del chico de la cafetería.

Flores para Juani (JuanixFelipe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora