Family

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"Porque la familia no siempre es con la que creces"

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Observó a las familias con detenimiento, examinando los rostros felices, escuchando las carcajadas y percibiendo aquellos confusos gestos llamados "abrazos". Su mente joven e inexperta desconoce la razón de esa felicidad que desprende cada familia; es un campo abierto, con un césped de color verde brillante que no le parece real ante sus ojos, un cielo azul perfecto bajo sus cabezas y con la cantidad de viento necesaria para refrescarlos pero sin llegar a volar los manteles que usan para el "picnic".

Había mirado una película recientemente, una que despertó su curiosidad y lo dejó pensando en silencio por horas en su habitación, decidiendo al final trasladarse a ese lugar, intentando descubrir que era aquella sensación que ha nacido luego de aquel filme. Por dicha razón está ahí, admirando a las familias felices, pasando un lindo momento juntos ya sea jugando por el campo, hablando o incluso comiendo; los picnics eran raros y no les encontraba sentido alguno, ¿No sería mejor comer en casa? ¿Por qué hacerlo al aire fresco?

Es empujado repentinamente por dos niños que pasaron corriendo por su lado, gruñó con molestia, a punto de quejarse en voz alta con ellos, incluso está dispuesto a usar palabras que son prohibidas, pero se detiene cuando ambos se giran y se disculpan, extendiendo sus manos en su dirección, invitándolo a jugar con ellos. Duda, hay dudas en sus ojos cubiertos por sus lentes oscuros, pero termina tomando sus manos, siendo jalado por fuerza para que así corriera y los persiguiera, con sus orejas de oso escuchando a la perfección ese "las traes" que soltaron aquellos dos niños de su edad. Una pequeña sonrisa surca sus labios, bajando la guardia para relajarse y permitirse disfrutar del juego.

Desconoce cuánto tiempo transcurre en los juegos, más niños se unen con el pasar del tiempo y el cielo azul pasa a tornarse naranja, anunciando que la noche caería muy pronto y por ello, las familias comenzaron a retirarse. Se despidió de su último amigo, mirándolo correr hacia sus padres para así caminar juntos hacia aquel vehículo no volador llamado "auto". Ya no quedan familias en el campo, de hecho, ya no queda casi nadie en el campo, excepto por una pareja que parece empezar a guardar sus cosas, dispuestos a irse.

Su sonrisa decae poco a poco, la compañía que lo envolvió hace unas horas ha desaparecido, siendo reemplazada por una soledad a la que debería estar acostumbrado, pero se le hace complicado adaptarse nuevamente a su vida. Sus orejas caen sobre su cabello, totalmente desanimado, jugando con sus manos mientras su visión cae a estás.

Está dispuesto a irse, no tiene mucho más que hacer allí; sin embargo, un toque dulce en su cabello le hace alzar su mirada, encontrando los rostros llenos de amor de la pareja.

¿Listo para ir a casa, hijo? — la voz dulce de ella hace que su corazón se derrita con el cariño que desprende, queriendo acurrucarse en sus brazos y disfrutar del amor de una madre; él revuelve su cabello con diversión antes de extender una mano hacia su persona junto con su pareja, siendo una invitación a que la tomara para poder irse hacia el auto.

Cuando sus manos buscan tocar ambas, la figura de una familia perfecta desaparece ante sus ojos, con el hermoso paisaje tranquilo desvaneciéndose hasta revelar una habitación completamente blanca. Lleva sus manos a su cabeza, sintiendo la textura del casco lleno de cables que van conectados a una computadora, por lo que se los quita, colocándose de pie y tambaleándose un poco ante la cantidad de horas que pasó dentro de la simulación.

Debió esperarlo, él mismo fue el que se introdujo a ese mundo, más lo terminó olvidando por completo una vez se dejó llevar por la sensación real del sitio, un lugar creado por su propia cabeza. Su subconsciente le jugó una mala pesada, haciéndolo anhelar algo que sabe no podría tener, algo como una familia. Entonces comprende que era aquello que la película provocó en él, un deseo, el querer una vida en el mundo humano, poder tener amigos con quienes estar, una familia que lo pueda amar.

¿Qué haces aquí, Experimento 110? — la voz cuyo acento remarca la "r" hace eco por la habitación debido a los altavoces; alza su mirada hacia la ventana de la habitación, descubriendo al Doctor Buhaje mirándolo fijamente desde la computadora, suponiendo que ya conoce lo sucedido en la simulación y que fue el encargado de cortar con la misma — Tu entrenamiento culminó hace horas, deberías estar en cama recuperando energías.

No le diría que sus horas de sueño fueron malgastadas en ver una película estúpida y por entrar a una simulación para vivir una vida normal creada por su propia cabeza, pero el doctor fácilmente podría descubrirlo si lo quisiera. Ante la falta de una respuesta, simplemente suspiró, colocando sus manos tras su espalda y moviendo sus orejas en señal de desaprobación. Spreen ni siquiera necesitó escuchar la orden, saliendo de la habitación antes de tener que escuchar los regaños por estar tan tarde y alterar sus horarios de sueño.

Doctor... ¿No ha pensado darle una familia? — su mano derecha se mostró a la luz, abandonando la computadora principal de la simulación, donde se reproducen las imágenes capturadas de lo recién sucedido — Quizás esté más dispuesto a obedecer si...

¿Y dejar que mi experimento sea estropeado por unos insensatos? — una de sus manos va a su pecho, evidentemente ofendido — Ni siquiera lo pienses, el amor y el cariño cambia la actitud de las personas, y hemos trabajado muy duro como para arruinarlo por un simple capricho que superará — se da media vuelta para marcharse de la habitación, sintiendo la mirada decaída de su asistente en su espalda — Cuando crezca, nos lo agradecerá.

Pero cuando los años transcurrieron, las cosas fueron diferentes.

El pelinegro híbrido de oso limpiaba tranquilamente la cocina de su pollería, tarareando una canción que se encuentra grabada en su cabeza; a una pequeña distancia se encuentran dos de sus trabajadores charlando de manera amena mientras limpiaban las mesas. La conversación no le incumbe, tampoco se ha mostrado muy comunicativo desde que llegó a aquel pueblo, por lo que no esperaba que le incluyeran en la conversación.

¿Y usted, patrón? — alza su mirada con confusión, su expresión seria y sus ojos escondidos bajo sus característicos lentes oscuros; su trabajador "Mariana" decide hablar nuevamente, está vez intentando explicarse un poco mejor al creer que el dueño del restaurante no los habría escuchado — ¿Cómo son sus padres? Deben estar orgullosos de que su hijo sea millonario, eh.

Se rieron por ello, no de mala manera, pero ante la falta de emoción en el rostro de Spreen, decidieron callar lentamente.

Na' mis viejos eran una mierda.

Son sus únicas palabras al respecto, finalizando su trabajo para así lavarse las manos, procurando subir las mangas de su camisa amarilla para evitar mojarlas con el agua del grifo. Sus orejas de oso se sacuden un poco ante los cuchicheos; no obstante, estos nos duran mucho, escuchando pasos acercarse y sintiendo una mano en su hombro, por lo que se gira dispuesto a quejarse. Pero de su boca no sale nada, guardando silencio ante la mirada suave que el mayor le brinda junto con el apretón amistoso en su hombro y las pequeñas palmadas que le da antes de proceder a ser él quien lava sus manos.

Tranquilo patrón, recuerde que la familia no siempre debe ser de sangre — Mariana sacudió sus manos para luego secarlas contra su uniforme, regresando su mirada cálida hacia su jefe para despedirse y así marcharse.

Spreen permanece allí de pie por un rato, asimilando las palabras de su trabajador para luego bufar y subir hasta su oficina. Con aquellos que dijo "considerar" su familia tampoco compartía lazos sanguíneos, fue elección, no una buena, pero era la única que tenía cuando aún no comprendía nada del mundo real; hoy en día sigue sin entenderlo, pero poco a poco va aprendiendo.

Y quizás no sea muy comunicativo con sus vecinos en el pueblo, pero ellos le tienen estima, así que se cuidan mutuamente de cualquier habitante del otro pueblo que quiera hacerles algo, casi como una familia. Eso es suficiente para él, mejor que lo que alguna vez tuvo antes.

Experimento 110 | SpreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora