XXV.- Nuevos Betas

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Stiles se dejó caer en el sofá del loft, todos habían seguido sus movimientos, el chico seguía viéndose bastante cansado y en mal estado, sabían que no podía dormir por el nogitsune, pero lo buscarían al día siguiente. Habían pasado muchas cosas.

Los betas nuevos se habían adaptado bastante bien a la manada Hale, solo los dos pequeños cachorros se unieron a la manada y Amets junto con Dariel estaban tramitando los papeles de adopción y la manda estaba más que feliz de tener a dos pequeños con ellos. Roy estaba bastante emocionado por los menores, pero también se había hecho a un lado para cuidar de Stiles, que cada vez estaba peor y le costaba mucho trabajo quedarse despierto. Ryhs lo ayudaba bastante, pero no lo suficiente.

— ¿Estás bien, Mica? — preguntó Bryce, el pequeño cachorro de siete años, de cabello casta de ojos grises. A su lado lo mirada con tristeza Stephan de diez años, rubio castaño de ojos azules, un cachorro de puma.

El castaño se encontraba recostado sobre el sofá, Roy había salido rápido para buscarle algo de comer ya que el menor se había esforzado por distraer al otro y que no pensara en todo el dolor que sentía.

Stiles sonrió y acarició el cabello de Bryce de manera suave.

— Estoy bien, cachorro.

— ¿De verdad? — se aferró al lobo de peluche que Matt le había regalado.

— Lo prometo, cuando me sienta mejor les prometo que vamos a jugar a las escondidas. ¿Si?

— ¿También podemos jugar en el parque? — le preguntó Stephan esta vez mientras apretaba levemente la manita de su ahora hermano.

— Lo prometo. — miró a Dariel que estaba detrás de los cachorros — Su pops los está esperando.

Los menores giraron con emoción y luego corrieron a los brazos del humano.

Amets se acercó a él, se sentó sobre el sofá y tomó la mano del otro alfa con cariño y comenzó a absorber su dolor.

— No es necesario. — le dijo mientras quitaba su mano, sabía que nadie podía tomar su dolor mucho tiempo, lo habían intentado varias veces, pero no se dejaba, no quería lastimar a nadie.

— Queremos a ayudarte con un poco de dolor, es lo que podemos hacer. — suspiró — Aún no encontramos al nogitsune. Sabemos que Ryhs te ayuda, pero no puedes esperar que nos quedemos de brazos cruzados viendo como te sientes cada día peor. Esa cosa no solo esta absorbiendo tu poder, de alguna manera esta haciendo lo mismo con tu vida. — apretó sus puños con fuerza — Mieczyslaw... estás muriendo y no te queda mucho tiempo. — le dijo Amets de manera seria.

Ahí los veía Roy con los ojos llorosos, él también podía sentía a uno de sus alfas desvanecerse, no era justo todo lo que le estaba sucediendo, solo quería correr y abrazarlo hasta que se recuperara. Cuando conoció a Stiles nunca se imaginó que se convertiría en la persona más importante en su vida, lo amaba con toda su alma, le había enseñado a que las cosas no eran tan malas, que siempre lo iba a tener a su lado sin importar lo que pasara, que no importaba las veces que se equivocara nunca sería juzgado y que estaba bien. Mieczyslaw Lahey le había enseñado tantas cosas en estos años, le había dado un verdadero hogar y había unido a la manada como nadie más lo había hecho. No podía imaginarse un mundo donde él no estuviera. Solo quería salvarlo.

Roy se limpió las pocas lágrimas que habían rodado por sus mejillas y se acercó a sus alfas con una ligera sonrisa y una bolsa con una hamburguesa y las papas que tanto ama Stiles.

— Pensé que te había perdido. — le dijo Stiles con una leve sonrisa mientras intentaba levantarse para quedar sentado.

Amets se apresuró a ayudarlo y con cuidado lo dejó sentado.

— ¿Trajiste soda? — el menor negó con una leve sonrisa apenada — Tranquilo. Dariel trajo varias cuando fue al mandado. — le dijo Amets de manera tranquila mientras iba por la bebida y regresaba casi en un segundo.

— Gracias. ¿No van a comer? — le preguntó mientras comía un trozo de la hamburguesa y hacía un ruido de satisfacción.

— No. Por el momento estamos bien, pero tu disfruta de tu hamburguesa. — le dijo Amets mientras acariciaba el cabello del otro.

El alfa se levantó y fue hacia su esposo, los abrazó con fuerza por la cintura. Los cachorro sonrieron con ternura, les gustaba ver esas muestras de cariño en sus padres.

— ¿Estás preocupado?

— Solo quiero encontrar a ese monstruo. No podemos perder a Mica, además apenas ha recuperado a su otra manada, a las otras personas que ama.

— Nosotros somos su manada y no vamos a perderlo.

— Lo sé. — ambos miraron al castaño que sonreír levemente mientras comía y escuchaba atentamente lo que Roy parecía contarle — Solo... Lo veo muy mal, velo cada vez pierde todo, esta más delgado y mucho más pálido de lo normal, las cicatrices de su espalda parecen hacerse cada vez más grandes. Tengo miedo de perderlo, él es nuestra ancla.

— Lo sé, también lo veo. Mica esta muy mal y cada día esta más débil. Esta siendo consumido. — suspiró — Yo también estoy preocupado, pero sé que Lydia pronto encontrará al nogitsune y nosotros podremos cuidar bien de nuestro chico. Estaremos a su lado.

Amets abrazó mas fuerte al otro y se tranquilizó con su olor, no quería seguir pensando en todas las cosas que el nogitsune les hizo y seguía haciéndoles. Ese estúpido zorro, aunque sea su parte mala, iba a pagar por todo lo que estaba sucediendo. 

Hermanos LaheyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora