XXIX.- Mercenarios

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Han pasado cuatro meses desde que Derek y Stiles hicieron oficial su relación. Una de las cosas que habían cambiado con todo esto eran las relaciones entre las manadas. Derek era quien más pasaba tiempo con la manada de Amets, los pumas incluso comenzaron a hablar con el Alfa y considerarlo como la segunda luna de la manada. A Stiles le pasaba lo mismo que a su pareja pero en la manada Hale, él ya era considerado la luna de la manada a pesar de que no era parte, como tal de la manada.

Derek había decidió abrir algunos pequeños negocios en Beacon Hills, tenía varios en Nueva York y Boston, pero quería quedarse en casa un poco más. En ese tiempo había hablado con Stiles y ambos estaban dispuestos a unirse como compañeros, el Alfa obo planeaba darle la mordida de compañeros en la siguiente luna así que no quería que ningún negocio lo alejara de sus compañero cuando fuera marcado.

Stiles decidió entrar a la Academia de policías, quería hacer algo y con sus conocimientos y entrenamiento así que siguió el camino de sus padres adoptivos. Entró de manera rápida gracias a Noah, él le dio una recomendación y ahora iba a diario y regresaba a casa cerca del anochecer.

Roy, Liam y Mason estaban graduándose y los tres decidieron tomarse un semestre libre, ninguno de ellos sabían exactamente que querían hacer. Por un lado no quería alejarse de casa, pero por otro querían saber realmente que quería hacer.

*

Stiles miraba con cansancio la carretera, ese día salió un poco más tarde, tuvo entrenamiento físico con un antiguo agente del FBI y los trajo como locos casi sin descanso. De cierto modo se acordaba del tiempo que pasó entrenando con Gerard, solo que no eran tan sangrientos.

El joven manejaba de noche hacia el pueblo, se estaba quedando dormido y lo único que quería era llegar a casa y acurrucarse con Derek en la cama. Frenó con fuerza cuando una motocicleta se colocó frente a él.

— ¡Mierda! — terminó golpeando su rostro contra el volante. De milagro no había chocado.

Salió de su camioneta encontrándose con el conductor de la motocicleta. Era una mujer morena de cabello castaño de ojos cafés oscuro, tenía una cicatriz de garras en su cuello. La única iluminación que tenían eran las luces de la camioneta.

— ¡Carajo! Breaden pudiste matarme. — le dijo Stiles furioso.

— Lo siento, tengo algo de prisa.

— ¿Aún sigues detrás de la manada Alfa o acaso es la loba del desierto? Te juró que si no fueras mi amiga ya te hubiera asesinado.

— Lo siento, Mitch. — rio levemente al ver el enojo de su amigo — La próxima vez no me atravesaré en tu camino y menos en la noche.

— Breaden pudo haber tenido un accidente, vengo de la Academia.

— Sé que algo así no te mataría.

— ¿Qué quieres? Te conozco y jamás te acercarías a este territorio si no tuvieras algo que decirme.

— Tu manada y la de tu novio están en peligro. — se acercó al castaño con su celular en mano — No quise acercarme a tu casa porque no estoy segura de que los Hale vayan a recibirme muy bien. — le enseñó una página en línea en su celular — Alguien creo una lista de la muerte de todos los sobrenaturales de Beacon Hills, el dinero que están ofreciendo es mucho.

Stiles frunció el ceño y tomó el celular de la chica. Era una lista de nombre, hasta el momento solo había tres nombres tachados.

— ¿Vienes a advertirme de los mercenarios?

— Mitch no entiendes. No vienen solo unos poco, vienen todos los mercenarios.

— ¿Lo más peligrosos?

— Hasta donde hemos registrado. Los Huérfanos son unos de ellos, estos chicos estarán encubiertos y son muy buenos en eso.

— Tenemos que mantener a los sobrenaturales a salvo. Tenemos que encontrar a las personas de la lista.

— Hay dos partes más de la lista, pero se necesitan llaves para desbloquearlas.

— ¿Nombres?

— Quizás.

— Si es una lista de la muerte, tal vez una banshee podría ayudarnos.

— Quizás.

— En la manada de Derek esta Lydia, ella es una banshee. Tiene muchas cosas que aprender, pero tal vez sea nuestra única posibilidad. — suspiró — Quédate en el hotel del centro, yo me encargo de hablar con las manadas para que no te ataquen. — negó con la cabeza — Este pueblo no puede quedarse en paz, siempre tiene que haber problemas. — se quejó Stiles mientras caminaba a su camioneta.

— Entonces esperaré tu llamada. Te informaré de las cosas que descubra.

— Gracias. Nos vemos después. — dijo Stiles mientras se subía a su camioneta.

Odiaba su vida. ¿Por qué a él le tenían que pasar esas cosas?

*

Stiles llegó a casa cansado y le dolía la cabeza, supo que tenía algún hematoma al ver el rostro de Dariel al verlo entrar.

— ¿Qué pasó? — le preguntó el humano preocupado mientras sostenía el rostro del castaño entre sus manos.

— Un pequeño accidente. Breaden decidió visitarme en medio de la carretera para decirme una súper noticia.

— Su sarcasmo sigue intacto, él esta bien. — le dijo Alex desde uno de los sofás de la sala de estar.

— Breaden tiene que aprender a no aparecer de esa forma. ¿Quieres hablar de lo que te dijo?

— ¿Podemos hablarlo mañana? — preguntó Stiles como niño pequeño. De verdad solo quería irse a dormir.

— Esta bien. Derek debe de estar en su habitación. Descansa y mañana Beth y yo te prepararemos tu desayuno favorito. — le dijo Dariel con cariño mientras revolvía el cabello del otro.

— Gracias.

Stiles se despidió de los demás con un pequeño gesto y después subió al segundo piso. Entró a su habitación encontrándose con Derek recostado sobre la cama con un libro entre sus manos.

— Llegaste bastante tarde, ¿todo bien...? — levantó el rostro y se preocupó al ver a su novio.

— Estoy bien, ahorita solo quiero dormir. — le dijo Stiles mientras se dejaba caer sobre la cama.

— ¿Necesitas algo?

— Solo abrázame, tengo sueño y no tengo ganas de pensar en nada.

— Esta bien, ven aquí. — le dijo Derek mientras envolvía al castaño entre sus brazos.

— Gracias, Der. — susurró Stiles quedándose complemente dormido.

— Descansa, pecoso.

Stiles sonrió y se aferró a su novio. 

Hermanos LaheyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora