DUO

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Se despertó sintiéndose raro, con el sentimiento de que no estaba solo en esa casa. Abrió los ojos lentamente, creyó ver a alguien frente a él, pero, convencido que era producto del despertar, pestañeo un par de veces y se frotó los ojos, pero la figura borrosa, que cada vez tomaba más forma humana, no se iba.

—¿Que...? —Balbuceo. Frente a él, sentado sobre el borde del somier de su cama un hombre esbelto, de rasgos finos, con el cabello color uva y los ojos profundos como el infierno, lo observaba pacíficamente ladeando la cabeza. —¿Quién eres tú? ¿Cómo entraste aquí? —preguntó Felix, su voz temblorosa reflejando nerviosismo.

El hombre sonrió ligeramente, revelando unos dientes afilados que brillaban débilmente a la luz que apenas entraba por la ventana.

—Tu me llamaste Felix...¿Acaso no lo recuerdas? —preguntó dirigiendo su mirada hacia los papeles esparcidos por el suelo.

Felix sintió un escalofrío recorrer su espalda. Lo que había hecho la noche anterior de forma impulsiva, ahora parecía cobrar vida frente a sus ojos.

—¿Satanás? —murmuró, apenas capaz de articular las palabras.

El hombre asintió, su mirada intensa nunca dejó la de Felix. —Por favor llamame Hyunjin.

—Tiene que ser una jodida broma...

El pecoso bajó la mirada con una sonrisa nerviosa, pero apenas levantó la mirada, la cara del de cabello oscuro estaba pegada a la suya, su respiración calmada mientras sostenía algo en su mano.

—¿Estás seguro? —Mostró el papel, donde la noche anterior había firmado él, una firma nueva estaba escrita, en nombre de Hwang Hyunjin, el diablo, escrito con sangre, la sangre de Felix.

La habitación parecía más fría de repente, como si una sombra hubiera caído sobre ella. Felix tragó saliva, sintiendo un nudo en la garganta mientras miraba fijamente el documento que sostenía el hombre frente a él.

—Viniste...—Murmuró apenas en un susurro, el papel había sido arrojado a alguna parte de la habitación, ahora su mirada completamente conectada con la otra.

—Tu propuesta resultó ser mucho más interesante que otras—El rubio apartó el rostro, avergonzado, exponiendo así, inconscientemente su cuello hacia el diablo. —¿Así que te vendes a mi como objeto sexual eh...? —Susurro en su oído, lo suficientemente cerca para erizar toda su piel.

—No... no era mi intención... yo... —balbuceó Felix, luchando por encontrar las palabras adecuadas mientras sentía la respiración del pelimorado sobre su cuello.

—¿Tu...? —Empezó a repartir besos lujuriosos por la piel de su cuello, el menor se aferró a las sábanas en un intento desesperado por mantener la compostura. Cada roce de los labios del hombre sobre su piel enviaba escalofríos por todo su cuerpo, una mezcla de deseo y terror se apoderaba de él.

—Yo...—Su voz se ahogó en un jadeo. —Te pertenezco... —susurró Felix, resignado a su destino mientras se entregaba a la oscuridad que lo rodeaba.

Hyunjin sonrió, una sonrisa que parecía contener todo el poder y la malicia del mundo. Se inclinó sobre Felix, su aliento cálido rozando la piel del joven.

No te preocupes, Felix. Te prometí protección, y eso es exactamente lo que obtendrás. A partir de ahora, nadie se atreverá a hacerte daño —susurró, sus labios casi rozando los del menor, pero rápidamente se desvió hacia la parte alta de su cuello.

Los besos de Hyunjin se volvían más intensos, sus manos recorriendo el cuerpo de Felix con una destreza que dejaba al joven sin aliento. Cada caricia, cada roce, parecía encender una llama ardiente dentro de él, una pasión oscura y prohibida que lo consumía por completo.

Pacto con el diablo [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora