—¿Qué? ¿Acaso creías que terminaba ahí? Aún hay mucho de ti por corromper...—¿Qué vas a hacer conmigo? —murmuró Felix, su voz apenas un susurro en la habitación cargada de tensión.
El diablo se inclinó sobre él, su aliento cálido rozando la piel expuesta de Felix mientras sus ojos brillaban con una intensidad siniestra.
—Voy a hacer que cada parte de ti me pertenezca...—susurró Hyunjin, su voz suave y seductora como el veneno.
Como por arte de magia la ropa del cuerpo del mayor desapareció, dejándolo completamente desnudo mientras restregaba su erección sobre el culo del menor.
—Hyunjin... —gimió Felix, su voz rota por la intensidad del momento.
—Shhh... —Hyunjin susurró, inclinándose para besar la espalda de Felix. —Disfruta de esto, Felix. Déjame llevarte al límite.
Felix sintió cómo su cuerpo se estremecía bajo el peso y la presión del diablo. Cada caricia y cada palabra susurrada por Hyunjin lo hacían sentir más vulnerable y a la vez más deseado. La mente de Felix estaba en caos, intentando procesar las sensaciones y emociones encontradas que lo inundaban.
Hyunjin alineó su erección con la entrada de Felix, frotándose lentamente para aumentar la tensión. El joven se aferró a las sábanas con fuerza, su respiración se volvió aún más errática mientras el diablo seguía jugando con su mente y su cuerpo.
Con un movimiento lento pero firme, Hyunjin comenzó a empujar, penetrando a Felix centímetro a centímetro. El dolor inicial se mezcló rápidamente con una sensación de plenitud que Felix nunca había experimentado antes..
—Hyunjin... —gimió, su voz llena de desesperación y anhelo.
El diablo sonrió con satisfacción ante la súplica de Felix, disfrutando del poder que tenía sobre él en ese momento. Sus manos se aferraron con fuerza a las caderas del pecoso, amasando su piel a su gusto.
Hyunjin aceleró el ritmo de sus embestidas, profundizando aún más la conexión entre ellos. Felix arqueó la espalda, sintiendo cómo su cuerpo respondía de maneras que no podía controlar. El placer ardiente y el dolor punzante se entrelazaban
—¿Te gusta? —preguntó el diablo, su voz baja y seductora. Sabía que tenía el control total de la situación y disfrutaba cada segundo de ello.
Felix, perdido en una mezcla de sensaciones abrumadoras, apenas podía balbucear una respuesta.
—Sí... —susurró, su voz temblorosa y llena de una mezcla de placer y dolor.
—Eres mío, Felix... —susurró el diablo, su aliento cálido acariciando el cuello del menor. —Tu cuerpo, tu alma... todo es mío ahora.
Sus manos abandonaron sus caderas para dirigirse hacia su cuello y su cabello, ejerciendo tal presión que la espalda de Felix se pegó a su pecho. El cuerpo frágil del menor ya había dejado de hacer fuerza, se había entregado por completo al placer, perdiéndose en él.
Su respiración agitada y su cuerpo temblando con la intensidad del placer. Hyunjin no daba tregua, moviéndose con una precisión calculada, sabiendo exactamente cómo llevar al joven al borde una y otra vez.
—Hyunjin... por favor... —gimió Felix, su voz llena de deseo y anhelo.
El diablo respondió aumentando aún más el ritmo, empujando a Felix hacia el clímax sin piedad.
—Ven conmigo, Felix... —susurró Hyunjin, su voz resonando en la habitación como una súplica tentadora. —Déjame mostrarte el placer verdadero.
Finalmente, el placer alcanzó su punto máximo y ambos explotaron en un clímax arrollador, El semen del mayor lo llenaba mientras el suyo ensuciaba las sabanas sin pudor.
Cuando el frenesí de pasión se desvaneció, Felix se encontró jadeando y agotado. Su cuerpo se dejó caer sobre la cama, temblando con el esfuerzo.
El diablo sonrió satisfecho.
Era el segundo día que Felix asistía al instituto con el diablo a su lado, y ya había podido sentir una pizca de calma y satisfacción al caminar por los pasillos, si bien no siempre estaban juntos, el mayor se aseguraba de tenerlo vigilado.
Hyunjin dormía durante todas las clases, pero aun así nadie se le había acercado para molestarlo, hasta el horario de salida, habían bastado unos pocos minutos en los que el mayor le había quitado de encima el ojo al pecoso para que la pandilla que usualmente lo molestara se le acercara.
—Te ves fresco hoy, Lee ¿Te la metieron anoche? —Bang fue el primero en atacar y la ausencia de respuesta de Felix mezclado con sus mejillas ruborizadas sólo provocó más risas—- Mierda si que te la pasaste bien anoche...¿Fue con el profesor de matemática? ¿O con ese psicópata que tienes de sombra?
—Callate la boca Christopher. Dejame en paz...
—¿Qué dijiste? —Christopher se inclinó hacia Felix, su rostro a solo unos centímetros del suyo. —¿Acaso te sientes valiente ahora? ¿Crees que porque tienes a ese psicópata cerca, ya no podemos tocarte?
Felix sintió un nudo en la garganta mientras Christopher se acercaba más, sus ojos llenos de burla y malicia. Intentó retroceder, pero se encontró acorralado contra la pared del pasillo. Las risas de la pandilla resonaban a su alrededor, amplificando su ansiedad y su sensación de impotencia.
—Déjame en paz, Christopher —repitió Felix, tratando de mantener la voz firme aunque sus manos temblaban visiblemente. Sabía que Hyunjin no estaba lejos, pero en ese momento se sentía terriblemente solo y vulnerable.
Christopher sonrió cruelmente, disfrutando del miedo en los ojos de Felix. —¿Y si no quiero dejarte en paz? —preguntó, su tono goteando veneno. —¿Qué vas a hacer al respecto? —-Antes de que Felix pudiera responder, Christopher lo empujó contra la pared, sujetándolo con fuerza. —Ahora dime, ¿qué fue lo que hiciste anoche? ¿Te pusiste de rodillas por ese psicópata?
—Suéltalo, Christopher.
Hyunjin apareció detrás del castaño, su voz salió apenas en un susurro que provocó que su piel se eriza, su expresión tranquila pero sus ojos brillando con una intensidad peligrosa. Y sin darle la oportunidad de redimirse, se sostuvo de sus hombros y pateo con firmeza sus genitales, provocando que en un instante Bang estuviera en el piso gimoteando del dolor.
—-Vamos Feix, salgamos de aqui.
Perdooon se que pasó como un mes...
Los ama MissHyunsta
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Pacto con el diablo [Hyunlix]
FanfictionEl diablo no existe... Lee Felix no estaba muy seguro de esa afirmación, había pasado meses estudiando sobre el mismo como para creer que todo es literatura. Estaba cansado de los abusos y el maltrato, así que... ¿Por qué no hacer un pacto con el m...