QUINDECIM

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Felix parpadeó, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Había algo en la franqueza de Hyunjin que, aunque estremecedora, tenía un extraño toque de nobleza. —¿Te tiraste?

Hyunjin lo miró entonces, con una seriedad que nunca antes había visto en él.

—¿Te asusta saberlo? —murmuró el pelinegro, sus dedos aún recorriendo suavemente los cabellos de Felix.

—No, no me asusta. —dijo Felix con una mezcla de convicción y vulnerabilidad—. Simplemente no lo entiendo, siempre creí que habías sido desterrado del cielo, eso dicen los libros, pero con lo que me dices ahora...¿Simplemente saliste caminando y elegiste el infierno?

—No, no, claro que me desterraron, solo que yo mismo la busque, camine hacia mi destierro, es el destino, supongo.

—Entonces... —dijo Felix en voz baja, buscando comprender un poco más—, ¿elegiste el infierno porque querías algo distinto, o...?

Hyunjin lo miró con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. —Elegí lo que era necesario para mí. Hubo cosas que tuve que entender, y para hacerlo tuve que desprenderme de todo lo que me era conocido... incluso de la luz. —Sus palabras, profundas y serenas, parecían revelaciones de un secreto que había estado guardado por siglos—. No fue fácil, Felix. Pero me hizo quien soy.

—Debe haber sido difícil... —susurró Felix, sin estar seguro de cómo expresar lo que sentía—. Dejar todo atrás.

Hyunjin lo miró fijamente, sus ojos oscuros como pozos insondables. —Hay cosas que uno no puede cambiar, Felix. Pero no estoy aquí para lamentarme. —Sus labios se curvaron en una sonrisa, una mezcla de tristeza y desafío—. Estoy aquí porque así lo decidí. Y ahora, mi destino es protegerte, aunque mi alma esté más negra que cualquier otra cosa.

 Y ahora, mi destino es protegerte, aunque mi alma esté más negra que cualquier otra cosa

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Las piernas de Minho temblaban en la habitación del hospital. El grupo de cuatro amigos estaba sentado alrededor de Yang Jeongin, que se encontraba intubado y aun sin conciencia.

La habitación del hospital estaba impregnada de un silencio inquietante, roto solo por el sonido constante del monitor cardíaco y el murmullo del respirador artificial que mantenía con vida al chico. Jeongin yacía en la cama, pálido y frágil, con la delgada sonda de intubación sobresaliendo de sus labios.

Los otros tres amigos, Changbin, Han y Seungmin, estaban sentados en círculo alrededor de la cama, sus rostros marcados por una mezcla de preocupación, culpa y tensión. Ninguno decía una palabra, cada uno perdido en sus propios pensamientos oscuros sobre lo que había ocurrido.

—No debimos haberlo hecho...—Lee rompió el silencio con una voz temblorosa—. No debimos proteger a Hyunjin por lo de Chris...No...

—¡Callate! —Changbin lo interrumpió bruscamente, su voz cargada de enojo y frustración. Su mirada estaba fija en el suelo, pero sus puños cerrados traicionaban la tormenta de emociones que bullían en su interior. —¡No es el momento para esto, Lee! —gruñó, levantando la vista para mirarlo con dureza—. ¿De qué sirve hablar de lo que "debimos" o no debimos hacer ahora? Chan ya no está...Y no podemos cambiar eso.

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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Pacto con el diablo [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora