SEX

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—No quiero ir a clases...—Se quejó Felix desde debajo de las mantas. Desde que habían llegado a casa el día anterior, después del instituto, no había salido de allí.

—Está bien niño, no vayas si no quieres—El diablo lo miraba con resignación desde el umbral de la puerta—. No soy tu madre.

Hyunjin observó a Felix acurrucado bajo las mantas, su expresión se mezclaba entre la intriga y la calma. Cruzó la habitación lentamente y se sentó en el borde de la cama, cerca del rubio.

Estuvieron así, en silencio durante unos minutos hasta que Felix apartó las mantas lo suficiente como para mirar a Hyunjin. —¿Qué le hiciste a Jeongin? —preguntó con voz temblorosa.

—Lo suficiente como para que no vuelva a molestarte —respondió Hyunjin, su voz firme pero calmada. —No tienes que preocuparte por él.

—¿Lo mataste? —preguntó Felix, sintiendo una mezcla de miedo y alivio.

—No, no lo maté.

El menor asintió lentamente, todavía temblando ligeramente bajo las mantas mientras sentía el nudo de su garganta hacerse cada vez más grande.

Hyunjin notó el temblor persistente en el cuerpo de Felix y decidió acercarse más, procurando ser reconfortante a pesar de su usual severidad. Levantó una esquina de la manta que recubria al pecoso y se metió en la cama con él manteniendo la distancia para no invadir su espacio personal.

¿Por qué crees que ellos te molestan? —-Observó al pecoso bajo la manta, notando el temblor persistente en su cuerpo y la mirada aún llena de miedo en sus ojos.

—No lo sé... Tal vez piensan que soy débil o fácil de intimidar. No soy como ellos, no encajo... —murmuró, las palabras saliendo entrecortadas mientras luchaba por explicarse.

—¿Por qué crees que te molestan? —repitió Hyunjin suavemente, era casi como si intentara quebrar al menor. —¿Por qué crees que ellos te molestan a ti, y no eres tú quien los molesta a ellos?

Felix se estremeció ante la pregunta de Hyunjin, sintiendo cómo las palabras resonaban en su mente. No había considerado esa perspectiva antes. La idea de que él podría ser visto como una amenaza para los demás le parecía absurda.

—No lo sé...—Felix miró a Hyunjin con ojos llenos de confusión. —Yo nunca haría eso... —dijo, su voz apenas un susurro.

—Eso es por que eres débil.

—¿Qué?

—Eres débil porque no entiendes cómo funciona el mundo, Felix. La gente como Jeongin y los demás te ven como presa porque muestras vulnerabilidad. No es solo por cómo te ven, sino por cómo te percibes a ti mismo—Explicó el diablo.

—Pero...No entiendo ¿Qué puedo hacer? No quiero ser como ellos. Solo quiero que me dejen en paz —murmuró Felix, su voz temblorosa reflejando su angustia interna.

Hyunjin suspiró suavemente, como si estuviera evaluando cómo explicar algo complejo a un infante—. No se trata de ser como ellos, se trata de no mostrar debilidad. No se trata solo de cómo actúas, sino de cómo te perciben los demás. Si muestras miedo, te atacarán. Si muestras fuerza, te respetarán o te temerán. Esa es la realidad del mundo en el que vives, niño. —-El menor lo miraba con absoluta concentración—. Míralo de esta manera, si estuvieras perdido en la selva y tuvieras que aliarte con una especie ¿Con cual lo harías? ¿Los conejos o las panteras?

—Las panteras.

—Eso es porque ellas son quienes cazan a los conejos...No sobrevivirías de otra manera, las panteras son líderes y por esa razón son respetadas, lo mismo tienes que hacer tú. No es necesario que te vuelvas depredador, pero por lo menos debes ser la presa difícil.

Felix se quedó en silencio, procesando las palabras de Hyunjin. La idea de no mostrar debilidad le parecía imposible, especialmente después de lo que había pasado con Jeongin. —¿Y si no puedo? ¿Y si siempre me ven como débil? —preguntó Felix, su voz temblorosa.

—Debes aprender a controlar tus emociones. No puedes dejar que vean tu miedo o tu vulnerabilidad. Mantén una expresión neutral, sin importar lo que te digan o hagan. Eso hará que sea más difícil para ellos saber cómo te afectan —explicó el diablo, su tono firme pero comprensivo—. Y segundo, necesitas demostrar que no eres alguien con quien se puedan meter sin consecuencias, pero no te preocupes por eso, esa parte es la que me toca a mi.

El silencio permaneció entre ellos por unos minutos hasta que finalmente, Felix, se atrevió a hacer la pregunta que rondaba por su mente sin parar desde que Hyunjin se había metido en la cama con él.

¿Por qué me dices todo esto...? Si ellos dejan de acosarme tu no tendrás de quien defenderme...Por ende, el trato se acaba.

El diablo se quedó mirando a Felix, sintiendo una extraña incomodidad en su interior. Las palabras del rubio se habían clavado en su cabeza como espinas, imperceptibles y difíciles de sacar. Se preguntó una y otra vez por qué carajos le había aconsejado al rubio como inmunizarse ante el acoso, ¿Por que había entrado en la cama en primer lugar?

Recordó cómo la sangre le había hervido el día anterior al ver a Yang sobre Felix y creyó entender—. Supongo que me importa...

—No debería.

—Lo sé —concedió Hyunjin, su tono volviendo a su habitual frialdad mientras se apartaba ligeramente de Felix.

A esas horas de la tarde el hospital estaba inusualmente silencioso, la puesta del sol acompañaba la calma del lugar y él parecía ser lo único que desentonaba con el lugar

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A esas horas de la tarde el hospital estaba inusualmente silencioso, la puesta del sol acompañaba la calma del lugar y él parecía ser lo único que desentonaba con el lugar. En una mano sujetaba el rosario, que había heredado de su familia, con demasiada fuerza, sus nudillos ya se habían puesto blancos por el esfuerzo y su corazón latía a gran velocidad.

Se detuvo justo en frente de la puerta donde su amigo debería estar, al ver el número de la misma, "666" solo reforzó el agarre sobre su símbolo religioso y entró.

Minho dió un gran suspiro al ver el cuerpo de Jeongin, pacíficamente dormido, conectado a tantas máquinas. La habitación estaba en penumbra, iluminada solo por la suave luz del atardecer que se filtraba por las ventanas y el parpadeo constante de los monitores médicos.

Se acercó lentamente a la cama, cada paso resonando en la quietud de la habitación. Observó el rostro de Jeongin, que parecía tranquilo, casi ajeno a la gravedad de su situación. Minho no podía evitar sentir una mezcla de tristeza y rabia al ver a su amigo en ese estado.

—Jeongin... —murmuró, su voz quebrada por la emoción—. ¿Qué te hicieron...?

 Nos vemos en la próxima

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Nos vemos en la próxima

Los ama
MissHyunsta

Pacto con el diablo [Hyunlix]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora