Entre miradas y susurros
Mi mente no dejaba de dar vueltas, lo que me dificultaba conciliar el sueño. Ansiaba la llegada del amanecer, especialmente cuando sentía la presencia de otra persona recostada a mi lado. Él permanecía con los ojos cerrados, y su respiración lenta despertaba mi curiosidad.
No había prestado atención a su forma de respirar, ni me había percatado del hoyuelo en su barbilla, al menos no hasta ahora. Ese chico frente a mí había puesto mi vida de cabeza, convirtiéndose en un enigma que ardía en deseos de resolver.
¿Qué eres, Azkeel?
Fue entonces cuando me di cuenta de que lo que estaba a punto de hacer no era solo por mí o para librarme de él, sino más bien para desentrañar todo lo que representaba. Había algo que nos unía, algo que me empujaba a mirar más allá del espejo. Más allá de lo evidente, más allá de lo tangible...
Había algo intangible, misterioso, que ahogaba el miedo y la incertidumbre por completo. Lo desconocido no podía ser tan terrible como lo imaginaba.
Apenas comenzó a despertarse, desvié la mirada y me senté. Agradecía que faltaran tan solo dos minutos para las siete para poder levantarme, aunque preferiría haber dormido un poco más.
—¿Crees que no me doy cuenta de que me observas? —sentí su cálido aliento detrás de mí.
Un escalofrío recorrió mi espalda y me estremecí; ese frío que palpitaba en mi piel provocaba un sobresalto en todo mi cuerpo.
—Es inevitable no hacerlo, es la primera vez que comparto cama con un ente—dije, levantándome y dirigiéndome al ropero.
Ente, espíritu, criatura o monstruo, no reconocía la distinción. Y para ser honesta, él no aportaba mucho para llegar a una conclusión. Simplemente era el chico del espejo; lo único claro era que no pertenecía a este mundo, al menos no al que conocemos.
—No soy un espíritu, genia—contestó con cierto tono de sarcasmo
—Claro que no, los espíritus no respiran— afirme mientras rebuscaba en los cajones que ponerme.
—¿Comó que respiro? — frunció el ceño al escuchar aquello. Como si no lo supiera —Yo no respiro… — me gire para verlo.
Me encontraba segura que se estaba burlando de mi, era de esperarse siempre solía hacerlo, pero cuando note como llevaba sus manos hacia su pecho supe que estaba de igual de sorprendido que yo.
Inhaló, exhaló y sonrió.
—¿Acaso nunca lo habías hecho? —negó con su cabeza y llevo sus manos hacia su cuello. — ¿Cómo es que… — no termine de hablar que me interrumpió.
—Hay cosas que es mejor que no la sepas — bajo su mano rodeando su muñeca.
Se encontraba bastante ansioso por encontrarse pulso, pero adivinen que… Criaturas como él dudo que llegaran a tener corazón.
Decidí ignorar su comentario y me levanté de la cama para comenzar a vestirme. Sentía su mirada intensa sobre mí, como si estuviera disfrutando el espectáculo que le ofrecía.
—¿Disfrutando la vista? —dije, mientras me ponía la camiseta.
—Cómo no hacerlo cuando la vista es tan encantadora —respondió con una sonrisa juguetona, sus ojos centelleando con diversión.
Mi corazón latía con fuerza ante su respuesta, y una oleada de calor recorrió mi cuerpo.
¿Por qué me afectaba tanto su presencia? Aah lo odio
Me di la vuelta para enfrentarlo, encontrándome con su mirada intensa y provocativa.
—¿Te diviertes, Azkeel? —pregunté, intentando mantener una actitud desafiante a pesar de la atracción que sentía hacia él y la vergüenza que se colaba por mis poros.
—Oh, definitivamente es una de las pocas veces que he apreciado ser sobrenatural —respondió, su voz resonando con un tono sugerente—. Pero la diversión apenas está comenzando, Aine
Una chispa de anticipación brilló en sus ojos mientras se acercaba lentamente, como un depredador acechando a su presa. Mi corazón comenzó a latir con más fuerza, y el aire entre nosotros se cargó de electricidad.
— ¡Idiota! — me aparte de él para luego salir de la habitación
Resople, estaba cansándome de sus jueguitos mentales y misterio.
Después de todo, se encontraba jodiendo mi vida tengo mucho derecho a saber que mierda es y no me lo dice.
De manera, que después de salir de mi habitación con mucha cautela entre a la de Nicolás, por suerte había decidido quedarse y no irse a lo de algún amigo.
—Si buscas el teléfono se encuentra justo frente a ti — comentó Azkeel del otro extremo del cuarto.
Tenía que estar metido en todo, ya se estaba volviendo insufrible. Así fue que me limite a ignorarlo y acomodar las frazadas con cuidado. Cerré los ojos cuando se empezó a remover.
Duérmete, duérmete, duérmete
—Casi… —susurre y tome el móvil desconectándolo del cargador.
—¿Y ahora invadiendo privacidad ajena? — elevo ambas cejas.
—Porque te sorprende si es casi lo mismo que haces con la mía—contrataque y con cuidado agarre el pulgar para desbloquear el móvil.
Cuando conseguí hacerlo me encontraba dispuesta a revisarlo, pero reconociendo que el tiempo estaba en mi contra sabia que era imposible hacerlo en ese preciso momento. Por lo que tome la lapto que se encontraba en la mesada y la vincule con el teléfono.
—Me sorprendes, si llegas a conectar las neuronas que te quedan — le enseñe el dedo del medio y volví a dejar el móvil en su lugar.
Me sentía una idiota por tener que revisar las conversaciones y la vida de mi hermano pero tenia que saber en que estaba metido. No podía quedarme de brazos cruzados o ignorando todo lo que había sucedido y mas sabiendo que el no me iba a contar nada.
Sin embargo por más que entraba y salía de los chats, no hallaba nada. Era bastante frustrante, solo algunos grupos y conversaciones con amigos. Nada fuera de los parámetros normales.
No sabia si alegrarme o preocuparme. Por las dudas iba a seguir lidiando con ambas, por lo menos por ahora.
De manera que así había comenzado el día y tenia el presentimiento que iba a ser agotador.
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Azkeel
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Cuando los espejos Resplandecen
Mystery / ThrillerUna joven descubre un mundo de misteriosos reflejos cuando empieza a ver en el espejo a un enigmático chico ligado a su destino. A medida que una serie de escalofriantes asesinatos sacude la comunidad, ella se ve envuelta en una peligrosa trama dond...