Cap 4

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Entre espejismos y realidades

Cuando llegamos a la casa de mi abuela, directamente entramos al ver que la puerta estaba semiabierta. Solía dejarla así al saber que iríamos a verla. Era una mujer grande y, por más que le aconsejábamos que por su seguridad no la dejara así, lo hacía de todas maneras. Ni al caso.

Nos quitamos los zapatos, dejándolos en la entrada, antes de ir en busca de ella. Muchos creían que era porque era obsesiva de la limpieza que tenía la costumbre de cambiar de calzado antes de entrar a la casa, pero al contrario de eso se trataba más de superstición o, como ella diría: "No permitas que la energía que recolectaste afuera afecte a tu campo magnético aquí adentro".

Por más que no era mucho de estas cosas, creía firmemente que algo de razón conllevaba eso.

—¡Abuela! —gritó Nicolás mientras entraba al comedor a buscarla. —No, no está.

Al escuchar los ruidos de voces provenientes del living, nos encaminamos hacia allí. Ella se encontraba sentada en su sillón, tejiendo, a la vez que escuchaba las noticias a un volumen atroz. Aunque no podía culparla, la pobre cada vez perdía un poco más la audición.

"Las investigaciones pertinentes al caso de Hugo González siguen en proceso. Se señala que la víctima ha sido agredida mediante el empleo de un arma blanca. Según lo que afirma el médico forense Ruiz Gerardo: 'Una de las puñaladas han provocado una herida en el corazón y otra herida en el tórax, siendo la primera lesión la causante de la muerte de la víctima'. Producto de este accionar, la víctima falleció prácticamente en forma inmediata, a consecuencia de una hemorragia interna que le provocó un shock hipovolémico.

Nos encontramos en este momento con el comisario Pedro Beltrán, de la comisaría 40 de Caviahue, quien lleva el caso y nos explicará si hay alguna novedad

—La principal hipótesis de la investigación que se maneja es un ajuste de cuentas por relación al narcotráfico. Tenemos actualmente un presunto autor de los hechos y creemos hasta ahora que sería la única persona que estaría involucrada directamente. Todavía no hemos terminado de recabar todos los testimonios de los parámetros de la zona, pero estamos en trabajo de ello —explicaba el comisario Beltrán, mientras ajustaba sus lentes con gesto serio

Mis hermanos se habían acercado a saludarla, pero yo me había quedado prendida en la televisión, sujeta en la pared, asimilando la noticia de la muerte del intendente. No podía ser posible que cada vez que veía algo respecto a ello confirmaran más las imágenes que estaban en mi mente.
¿Pero por qué?

—¡Aine, cariño! ¿No vas a venirme a saludar? —preguntó aquella voz rasposa para luego soltar una pequeña tos.

—Ay, perdón abue, claro que sí. ¿Cómo estás? —me acerqué y dejándole un beso en su frente, me senté frente a ella, intentando mantener la calma a pesar de la inquietud que me invadía.

Por otra parte, mis hermanos habían subido escaleras arriba en busca de su bolso. No me parecía raro que cada vez que tenían la oportunidad de verla le pedían plata, raro era cuando no lo hacían.

Mi padre, por su parte, había preferido no entrar y supuestamente volvería a recogernos más tarde.

Todo este teje y maneje de la situación era relativamente normal en mi vida, por más que ahora sienta la inseguridad de estar viendo a los muertos o peor, predicciones de sus muertes.

¿Cómo rayos eso podría ser normal?

—Bien, cariño, estuve un poco enferma estos días, pero no importa, necesito saber cómo te encuentras —tomó mis manos, que se encontraban heladas en comparación con las suyas que emitían una calidez impresionante—. Una abuela nunca se equivoca y tengo el presentimiento de que algo quieres decirme,cariño

Cuando los espejos Resplandecen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora