-Cap 10-

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Cuando un nuevo miembro de la familia Lunanoff nace, también lo hace un Luz Nocturna que están echos de luz de estrellas, de las risas de diez mil niños y dos mechones de pelo, uno del Rey y otra de su Reina de la familia Lunanoff.






Tienen reglas y una de ellas era: no besar o recibir un beso de un ser mortal.







Son sagrados, preciados, puros, reflejando todo lo bueno, cuidando de sus príncipes o princesas de los cuales han sido creados para cuidar. HoLu, Hombre de la Luna, el último y único de la familia real Lunanoff que quedó. Eso...asta que alguien más llego a sus brazos. Pequeño, delicado y claro, inocente, HoLu se dio cuenta que de echó, al igual que él, no sueña, no ni un sueño mientras duerme, su mente queda en blanco.








Cuando su Luz Nocturna se fue, HoLu se quedó sólo una vez más en su nave, la Luna, las creaciones de la Luna se volvieron su compañía, cuando los Guardianes partieron una vez más a la tierra, HoLu notó como uno de los adornos del traje de Luz Nocturna se quedaron en la cama donde tuvo su sueño lunar, los demás se quedaron en la bolsilla que le dio a Katherine para guardarlos, ese pequeño adorno lunar quedó olvidado y fuera del, HoLu recuerda darle a Katherine una bolsita especial donde guardar las piedras pero al parecer, esta pequeña y brillante adorno lunar quedó fuera.









Sonrió con nostalgia, recordando a Luz Nocturna irse en compañía de sus hermanos asta desaparecer en dirección a la tierra donde no sería visto asta dentro de muchos...muchos años más adelante.







HoLu llevaba ese adornó con sigo unos pocos años antes de que algo más pasara, uno de sus pocos mechones de cabellos hizo contacto junto a su arena dorada de sueños. Fuera mientras dormía, cuando la cegadora luz lo hizo levantarse, ahí apareció, el llanto de un bebé resonó poco después. Después de ese suceso, trató de hacer lo mismo que sus padres hicieron por él pero, solo tenía un mechón por lo que sería algo incompleto pero útil al final del día.







Igual, cabellos blancos, pálida piel, sus ojos de un color aperlado azul, era como él exterior pero con algunas diferencias. Vistiendo el mismo traje que inunda sus recuerdos. La misma tranquilidad, callado y pequeño, con casto vocabulario pero este no hablaba a través de señas.
Sonrió a la nueva creación, entregándole a su cuidado un nuevo Lunanoff para el cual proteger, HoLu encuentra tranquilamente en los dos nuevos seres que lo acompañan más de cerca, a esa nueva Luz Nocturna que le recuerda a su guardián creado por sus padres.




HoLu a visto como los humanos cuidan a sus bebés y trata de hacer lo mejor que puede aún que aveces falla en el intento, el nuevo Luz Nocturna le es de mucha ayuda entreteniendo al nuevo inquilino de la Luna. HoLu trata de educar le de la mejor manera, sin sueños...sin pesadillas, eso es algo que teme pero trata de olvidar, su apariencia no cambiará y lo a notado, han pasado algunos años y su apariencia sigue igual que un infante sin importar cuando tiempo pase, jugando con los ratones y los demás seres que residen en la Luna, pasando algunos años y sigue igual.








Su cabello plateado como el brillo de una estrella o la luna, incluso la plata misma, sus ojos...tan dorados que le recuerdan a la arena de sueños de su cofre. Su piel es pálida, con las mejillas sonrojadas de forma natural, pecas como si fueran estrellas en sus mejillas. HoLu puede sonreír, creyendo que este era el sentimiento que sus difuntos padres pudieron tener si lo hubieran visto crecer...sería tan lindo verlos una vez más pero ese es un sueño tan lejano y distante que no se volvería realidad.







La Luz Nocturna que siempre le cuida está muy al pendiente, HoLu casi puede ver el mismo reflejo del que pertenecía a su Luz Nocturna, recordarlo y mantener su presencia viva en su corazón y mente le hace siempre mirar la tierra con melancolía.





Lastimosamente...HoLu debió presentirlo, sin sueño...sin pesadillas, sin temores...



























































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La nieve pintaba el panorama y Escarcha se paseaba por arriba de los árboles, la herida en su mano dejó de doler mientras más se alejaba del camino a Hada. Sonrió con melancolía mientras veía la Luna brillar más hermosamente que nunca, Hombre de la Luna nunca respondió alguna de sus preguntas al principio y Jack entendió al final cuando recupero sus recuerdos.







Ahora solo sonríe y saluda a la Luna cada que la admira, lo que es casi siempre, HoLu debe estar vigilando a los niños y también de ellos. Aún recuerda su última estada en la Luna, preguntándose ahora que estaría haciendo Katherine, pasando detrás del árbol lleno de nieve, su apariencia cambió a la de un chiquillo de once años, cuando le dio su primer beso a Katherine, pese a ser en la mejilla. Fue un beso puro, uno lleno de pureza el cual despertó a ella de su espantoso sueño/pesadilla cuando él y Sandy la fueron a rescatar de las garras de Pitch.








Recordó...volvió a recordar, con once años, recordaba la dorada Era, donde después de ese beso comenzó su travesía por la tierra no como un Guardián de la Edad de Oro, no, ahora sólo Jack, ya no más Luz Nocturna, ahora solo Jack y nada más que Jack. Cuando por fin sintió ser el mismo, libre como el viento.








HoLu...¿como estaras?ー pregunto a la nada cuando aterrizó sobre la rama gruesa de un gran roble.








Las estrellas brillan cuando las nubes no las cubren de forma tan linda y magnífica que sólo ellas saben hacer, puede ver la constelación de sus estrellas hermanas, aquellas que lo ayudaron a cumplir su sueño lunar.






ー¿Sabes?, hoy conoci a un chico muy particularー Jack, ahora siento más jóven, talvez dieciséis años, porque no puede pasar a los dieciocho. ーSi, lo se, ¿que con eso?, pero...Norte y Hada no puede darme información sobre élー siguió ーQuiero saber si Sandy lo sabra, ¿que opinas?ー el viendo movió sus cabellos ーSi...tal vez es mejor buscarlo, ¡gracias Hombre de la Luna!ー exclamó antes de seguir su viaje.








Jack se fue, tal vez...solo tal vez pase dónde la chica, aquella que está igual de maldita que él por lo mismo: todo por un besó, todo por amar.








Sonrió cuando el viento choco contra su rostro, sobrepasando las nubes, viendo la ciudad debajo siento iluminado por las luces artificiales que salían de cada casa.

-What the Dark Hides-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora