-Y Dios dijo: vengan a mi........
Sigue y sigue hablando el sacerdote sin parar por las siguientes 5 horas de la misa dominical, _¿Habrá algo más hipócrita?_ me preguntó aún sentada en este incómodo asiento de madera, dónde se supone que por orden de la corte tengo que venir por los siguientes 4 meses, puedo sentir la mirada de desdén del padre y de los monaguillos que están a su lado, claro que no los culpo luego de mi última treta contra ellos.
**_¿Cuál es la diferencia entre el acné y un cura? Que el acné espera hasta los 12 años_**
Recuerdo que lo escribi en las portadas de todas las biblias, las paredes, he incluso en sus vestuarios, si cualquier persona se fija muy bien en la espalda de los monaguillos aún se alcanza a ver aquella frase. Estoy segura de que el Sacerdote hubiese preferido mandarme a la correccional, claro sino fuera un Sacerdote y si no le hubiera recordado sus votos de perdonar y toda esa palabrería barata.
Al terminar la dichosa misa, hago la señal de la cruz, y me inclino haciendo que mis ya de por sí cortos y ajustados shorts detallen bien mis piernas. Casi podría jurar que la vena del Sacerdote está apunto de estallar.
Al salir de la iglesia el sol me recibe abrazando mi frío cuerpo, tengo casi 22 años, cabello plateado, 1,66 de altura. Trabajo en un burdel sirviendo tragos mientras finjo ser hombre. ¿A quien engaño? Me gusta vestir de hombre, se hace más fácil a la hora de tratar con ebrios y drogadictos.
Desperté en este cuerpo hace tres años en un callejón a las afueras de este pueblo, el cual nunca me importo su ubicación exacta en el mapa, Craco se hace llamar. Y pues esa noche la lluvia no me dejó ver nada más que una sombra negra que me vigilaba, en lo único que pensé en ese momento fue hacerme la típica drogadicta medio muerta en un callejón. Funcionó, la sombra murmuró unas maldiciones y se fue dejándome sola.. espere tres días por si regresaba, luego me levanté robe un auto me hice una nueva identidad y así nació Lucian Freud nacionalidad americana, sin estudios una persona completamente normal.
Aunque tengo recuerdos difusos sobre mi pasado, no es algo que me preocupe, es decir, ya llevo tres años en este mundo y nadie a venido en mi búsqueda, solo recuerdo que antes de _caer_ una mujer con armadura dorada ponía una cuerda en mi cuello, luchaba con todas mis fuerzas pero no lograba soltarme, me hato a su caballo y se puso a pasear conmigo arrastras para el especuló de una gran multitud de personas que gritaban amenazas y burlas en mi contra. El sentimiento que me produce lo siento como si lo estuviera reviviendo una y otra vez, recuerdo bien el sentir mi sangre hervir mientras era arrastrada por el caballo, recuerdo la irá, la traición y sobre todo mi sed de venganza contra los alados... Sí, los Alados, no recordaba sus nombres hasta ahora.
Una corte antigua dónde van los _pecadores_ a confesarse y arrepentirse.
Enciendo mi cigarrillo mientras los recuerdos van y vienen, los dejo fluir. Pero me preguntó _¿Por qué ahora?_ han pasado tres años y mi mente era una pizarra en blanco donde la manche con la repugnancia de este mundo. Aunque no recuerdo mi nombre, seguiré como si no recordara nada, tengo que seguir mi rutina y mi vida como Lucian Freud.
Ya es de noche y no me toca trabajar. Ya van tres paquetes de cigarros en el cenicero, mi gato Salem un hermoso gato negro esponjoso disfruta su cena con felicidad. Intento recopilar todos mis recuerdos para formar una historia coherente pero tendrá que esperar son muchos fragmentos de una vida que ya no es mía.
La luna resplandece, la tapo con mi dedo el frío a estas horas de la noche es de locos y mi delgada piyama no es suficiente para protegerme del frío, veo una sombra que está vigilando me desde la otra ventana, no se por cuánto tiempo ha estado allí, ahora son más de dos sombras _¿Una emboscada?_ vivo en un apartamento abandonado para no pagar renta, estoy sola y no quiero pelear y menos hacer algo que demuestre que se quiénes son.
Tomo mi teléfono y marco al único número que tengo registrado. Tarda dos tonos en responder.
-Hey- dice con voz soñolienta.
-Hey, ¿quieres algo de diversión está noche?- pregunto con vos alta, las sombras se quedan quietas.
-¿Dónde y cuando?- pregunta Noah, con alegría.
-Ahora en el lugar de siempre, claro. Espero que lleves dulces- me subí las mangas del piyama para que las sombras vieran las marcar de agujas en mis antebrazos -Tenemos tiempo sin jugar- corte la llamada.
Me estiro, apagó le cigarro en la ventana y me cambio de ropa sin cerrar las cortinas, una costumbre de vivir en un lugar donde se supone que no hay nadie husmeando por allí. Me divierte mi aberración a la luz que les impide ver mi delgado cuerpo, me pongo mi jeans Negro y una polera del mismo color más un suéter que le quite a Noah la última vez que estuve en su casa. Le dejo un poco más de comida a Salem y salgo por la ventana ya que la puerta curiosamente nunca ha funcionado, con mis manos trepó al árbol y me dejó caer como toda una novata. Al levantarme quitó la suciedad de mi ropa y miro al cielo nocturno para asegurarme de que las sombras sigan allí _no, no están en esa ventana del quinto piso_ junto mis manos en mi boca para darme algo de calor antes de empezar a caminar por las oscuras calles solitarias de Craco.
Media hora después estoy ante las puertas de un gran complejo habitacional, el guardia frunce el ceño al reconocerme y me abre la puerta de mala gana y yo le entrego un caramelo de fresa al cual ve con horror, de seguro piensa que tiene algún tipo de estupefaciente alucinógeno. Solo le guiño el ojo y me voy a la habitación 7C, hasta ahora no he visto ninguna sombra siguiéndome, y me niego a pensar que son productos de mi imaginación.
Al llegar, muevo al elfo que tienen como decoración y tomo la llave de respuesto que ellos dejan para mí, al abrir la puerta solo veo oscuridad, sin encender la luz voy a la habitación de Noah y lo encuentro profundamente dormido desparramado en la cama sin camisa y solo un boxer con princesas decapitadas cubre su cuerpo. Tomo la sabana que está en el suelo y lo tapo, con este frío cualquiera se podría resfriar. Cierro la puerta con cuidado viendo a mi querido amigo dormir, cabello castaño, cuerpo atlético, delgado, alto y un buen temperamento de hermano mayor.
Voy hacia la cocina a buscar algo para comer y no puedo creer lo que veo, una caja completa de Jack Daniels solo para mí _que se jodan las sombras y los delirios hoy solo quiero olvidar al mundo_ comienzo con la primera sin hacer mucho ruido y siento como su sabor baja por mi garganta, tomo mis audífonos enciendo el aleatorio mientras me siento en mi mueble favorito mientras la vos de Lewis Capaldi suena a todo volumen con Bruises en mis oídos. Tal vez sea la letra de la canción, la luna que se asoma por la ventana o simplemente los recuerdos que hoy me encontraron, me siento nostálgica, como si hubiese perdido lago muy importante está noche.. la noche transcurre lenta y peresosamente cuando alguien abre la puerta dejando entrar la luz del pasillo, son dos personas borrosas, están discutiendo mientras que la persona alta me dice algunas cosas que no logro entender.
-Pero espero no perder nunca los moretones que dejaste atrás- pronunció antes de caer rendida en sus brazos..
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Dios bendice a los Malditos
Paranormal-¿AHORA SI VOLTEAS A VER TU DESGRACIAS O SEGUIRÁS SIENDO EL DIOS QUE NO RESPONDE A LAS PLEGARIAS?- grita al cielo el hombre del saco con sangre en las manos, voltea ver su obra maestra, el cuerpo desnudo de una mujer caucásica, de unos veinte años p...