19-Judas demostró que no todo el que besa ama- pensó mientras besaba con ternura

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Mientras camino siento la esponjosa bufanda que ahora me proteje del frío.

-Te tardaste- susurra una voz aguda a unos pasos de mi.

-¿Tanto miedo me tienes que no eres capaz de mostrar tu rostro?- una figura con un gran vestido victoriano blanco atraviesa la espesa neblina como si fuera una cortina de humo, una corona resplandeciente adorna su cabeza arriba de un velo blanco que cubre su rostro.

-Yo no te tengo miedo...- dice de forma lenta saboreando las palabras.

-Y el cielo es un paraíso- digo con ironía.

Mueve sus manos creando una mesa con dos sillas dónde me invita a sentarme, nos inclinamos antes de poder sentarnos por educación.

-¿Has recordado mi nombre?

-Como no podría recordar el nombre de mi queridísima hermana Madelaine Rochelle- el veneno en mi voz no pasa desapercibido.

-¿Porque no me dijiste que habías despertado? No sabes lo preocupado que hemos estado por ti- las sombras tiemblan con furia _Que hipócritas_

-Tanto que te acostaste con los príncipes pasa consolarlos- mis ojos brillan mostrando mi creciente molestia -No creas que no me dado cuenta de todos los guardianes que nos rodean- con un golpe seco de mi puño contra la mesa hago desaparecer la odiosa neblina que nos rodeaba.

Puedo ver a varios angeles y demonios quietos formando un círculo a nuestro alrededor, siento sus miradas mirándome con asco.

-Supongo que estás aquí para que levante la maldición- se queda callada por unos segundos su velo se mueve aunque no allá brisa mostrándome sus ojos rojos mirándome con un profundo odio.

-Por tu culpa no puedo mostrar mi rostro en la corte- intenta contener la rabia en su voz -Por tu culpa no he podido dar un heredero al cielo ni al infierno.

-Entonces ¿De quién es la culpa de todo lo que me pasó allá arriba?- me hago la tonta mientras las sombras se burlan -Realmente te crees la víctima de la historia- chasqueo los dedos transformando la neblina en un tablero de ajedrez.

-¿No fuiste tú quien armó todo un escándalo por nada?- mueve una pieza mientras muevo otra _comenzo el juego_

-No te vi quejarte de quedarte con mi lugar en la corona- sus manos tiemblan mientras señalo esa fría corona que adorna su cabeza.

-Eres un maldito desertor que ni siquiera puede morir para pasar a la siguiente vida- canta Jake con alegría.

-¿Segura que ese título me pertenece?- de un movimiento derribo a su Rey -Nunca has sido buena en el ajedrez, o con algo en particular.

-¿Cómo osas hablarle así a tu Reina? Tu hedionda y sucia mezcla de razas tu sangre está maldita.

-¿Mi reina...?- susurro con calma creando un escalofríos que recorre los cuerpos en el cementerio -Yo no tengo Rey o Reyna, Dios o Diablo no sigo ni adoro a nadie solo a mí- miro directamente a sus ojos debajo del velo -¿Crees que puedes ganarme solo por que ellos están contigo?- señalo a los guardianes antes de que estos comiencen a caer muertos uno a uno como un dominó la veo agitada y nerviosa se levanta dando varios pasos hacia atrás.

Las sombras nos rodean dejando todo en oscuridad la veo desesperarse al no poder usar sus poderes.

-Pequeña rata que roe he infecta todo lo que toca lo ensucia con sus sucias garras... Ellos te mandaron a tu muerte, ellos me enviaron una pequeña muestra de buena voluntad- las sombras crean un gran trono dónde aparezco sentada ante su mirada enloquecida -Aun no has visto lo peor de mi...- su velo y corona sale volando y cae al suelo a mis pies, dejando ver sus ojos infectados de odio, su cuello está cubiertos de vendas limpias pero me atrae la atención es un pequeño dije de piedra blanca...

-NO- grita como un cerdo -NUESTROS PADRES ME OBLIGARON A TOMAR TU PUESTO YO NUNCA LO QUISE- mientras más pierde el control más la consume su lado demoníaco, sus dedos comienzan a volverse puntiagudos y como si tinta se tratase absorbe un tono rojo brillante y opaco a la ves -YO NUNCA IRÍA EN TU CONTRA, AARÓN Y DARCI ME ORDENARON VENIR POR TI. ¿CREES QUE DISFRUTE VER TE SUFRIR O VER COMO SE CAYERON TUS ALAS?- de la fina y elegante figura blanca ya no queda nada... Solo es una mujer huesuda y roja con ropa prestada, sus alas están tan marchitas y podridas como ella... Las sombras transforman nuestra jaula en espejos por doquier, obligando la a ver su propia miseria, intenta taparse el rostro con desespero pero unas finas manos le arrancan el vestido y la sujetan de los brazos.

-Quien podría creer que aquella mujer orgullosa- comienzo a descender de mi trono de espinas -Hermosa y adornada en joyas es ahora un simple saco de huesos- yo misma arranco la piedra blanca de su cuello, la muevo cerca de mi oído -¿Es por esto que sabías que había regresado?- desesperada por liberarse me ignora, las sombras le mueven el rostro hacia mi -Esto- lo muevo frente a sus ojos -Es una parte de mi cuerpo, ¿No?- no responde solo me ve con desespero y temor -Me pregunto cuántas veces tocaste mi cuerpo haciendo que este repitiera mi último aliento... O mejor dicho mi último grito para complacer tu torcida alma...

-Yo...- aprieta los dientes -Tú deberías estar muerta- su voz se quiebra -Todo debería ser igual, lo supe el día en que esa maldita estatua dejo de gritar- lágrimas de ácido recorren sus mejillas -Que el monstruo que alguna vez llame hermana había vuelto a abrir la puerta del pasado...- murmura algo que no logro escuchar, me acerco un poco más, logro ver el sudor que cubre su piel enegresida y rojiza -Este es el regalo- su voz se vuelve más aguda y con fervor cuando logra atravesar mi piel con un pequeño pedazo de cristal...

Retrocedo por la sorpresa del ataque, _¿Fui ingenua?...No... Fui estúpida_ escucho su risa maniática mientras se libera de las sombras con facilidad, escucho a alguien golpear desde afuera con rudeza, tomo el cristal atascado entre mis costillas, cuando sus manos cubren la mía y me ve con falsa simpatía.

-Yo no haría eso sí fuera tú- canturrea dando saltos a mi alrededor mientras poco a poco recupera su apariencia sana, un tremendo dolor de cabeza hace que me tambalee, es como si fuese a explotar -¿Realmente creías que con pequeños trucos ibas a vencer me?- el sonido de su voz se vuelve cada ves más lejano, mi vista se comienza a poner borrosa -He sido Reina por mucho tiempo- recoje su corona y su velo -Y no dejaré que alguien como tú- toma la piedra de mis manos de un tirón -Interfiera con mis planes- con la punta de sus dedos me hace caer hacia atrás -Ellos...- su tono cambia a uno con mucho rencor -Te han mandado un mensaje- se agacha a mi lado mientras un nuevo vestido blanco aparece de a poco sobre su cuerpo desnudo -Tenemos planes para ti...- lo piensa un momento antes de colocar su dedo en una de sus mejillas _finje recordar algo_-O algo así no lo recuerdo- vuelve a reír como con esa risa aguda que tanto me irrita, el dolor no cesa son como vidrios rotos en dentro de mi cabeza, aprieto los dientes con fuerza -Pronto volverás a caer en un profundo sueño hermana...

Pequeñas y afiladas espinas comienzan a salir de mi cuerpo, esto la sorprende se acerca un poco más, _parece confundida_ abro los ojos y la tomo por el cuello.

-Se tu secreto...- canto sin fuerza-Tu sucio, sucio secreto...- canto una y otras ves en voz baja, cae sentada de la impresión, su rostro muestra el horror y la vergüenza de haber sido atrapada una gran espina atraviesa mi costado dónde estaba el trozo de cristal envenenado.

Sonrió con orgullo al verla pararse con un arco y flechas de oro símbolos de su sangre real, tallados están símbolos benditos apuntando a mi cuerpo, mientras más se tensa la cuerda mar puntiaguda se vuelve su corona la cual cubre sus ojos agudizando los sentidos, puedo ver su desespero he incredulidad cuando las sombras me sumergen en un profundo poso _Tal ves... si debería de dormir un poco_ encargó a las sombras a mi cuidado antes de caer en un profundo sueño.

Dios bendice a los MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora