18- El honor prohíbe acciones que la ley no tolera- empuja con el pie el cadáver

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-Serpiente...- susurra mi nombre con algo de burla -¿Cómo llegamos a esto?

No respondo solo vuelvo a golpear la cara de un tipo que segundos antes me había intentado nalguear, sacudo mi corto cabello antes de estirar mis brazos entre las rejas de mi celda.

-No quiero hablar sobre eso- escupo un poco de sangre -Solo necesito hablar con el bufón.

-Primero...- niega con la cabeza -Necesito una explicación- conejo se pasea observando el desastre de cuerpos inertes que deje tras mi paso.

-Primero un cigarro y un café- abre la celda ante la mirada atemorizada de sus compañeros policías quienes colocan sus manos sobre sus armas -Solo soy una drogadicta no hagan tanto escándalo- conejo me hace una seña hacia su oficina.

-Sigan trabajando hay que averiguar cómo el asesino de policías apareció mágicamente colgado a nuestra bandera- alza una ceja hacia mi dirección lo cual ignoro.

Entramos a su oficina ordenada y común, nada de fotos familiares ni nada que diga mucho sobre su vida en el mundo de arriba.

-¿Entonces?- sirve un poco de café y me desliza una caja de cigarros, que tomo y enciendo con rapidez.

-Crei que estarías feliz de tener a ese bastardo encerrado... No que me encerrarias por algo tan estúpido y falso.

-¿Falso?- se quitó su placa y volvió a ser conejo -Veamos serpiente, no se ve bien que alguien como tú salga de aquel complejo tan lujoso sin nada entre manos.

-Y supongo que el vídeo de seguridad donde persigo al hijo de Crago con un cuchillo tampoco ayuda- su mirada lo dice todo.

-Dice que le has quitado algo muy importante.

-Tks- chasqueo antes beber mi café, hago una mueca por el sabor -El azúcar no es lava.

-Los presupuestos son ajustados- de un cajón saca una cajita con bolsitas de azúcar las cuales me ofrece, agrego tres a mi café -El azúcar mata.

-¿Te das cuenta a quien le has dicho esas palabras?- pregunto divertida con taza en mis labios -Dime conejo ¿Me harías un favor?- camina desde su asiento rodeando su escritorio hasta sentarse sobre mis piernas con picardía.

-Con eso ya me deberías dos favores Serpiente- saborea el café de mis labios -¿Estas segura de querer estar en deuda conmigo?

-Vamos, se que a ti también te molesta hacer de la vista gorda al hijo de Crago, ayúdame a joderlo un poco- beso su boca y cuello.

-Solo dime lo que quieres serpiente- demanda sin apartarse.

-Un expediente- mis manos desabotonan dos botones de su camisa de policía un brasier negro de encaje me recibe -Y discreción.

-Tienes que decirme a quien buscas- me levanto y la recuesto sobre su escritorio con la respiración agitada sujeto sus manos sobre la cabeza y enreda sus piernas en mi cintura.

-Boria Cioprani- sus movimientos para un momento antes de colocar una mano sobre mi pecho y apartar me.

-¿Cómo conoces ese nombre?- me mira esperando una respuesta.

-Quiero fastidiar al hijo de Crago y me han dicho que tiene una historia con esta chica- cruzo los brazos sobre mi pecho, suspirando antes de volverme a sentar.

-No creo que deberías meterte en ese asunto...- piensa sobre algo mientras sus manos van detrás del escritorio, escucho el pitido de una caja de seguridad y de allí me entrega un solo expediente algo grueso.

-Gracias conejita- la beso mientras sujeto su menton sin dejarla escapar -Luego continuamos esto dónde lo dejamos- le guiño un ojo -Debería acomodar su ropa sargento- se ríe mientras se acomoda el uniforme, la placa vuelve a su lugar.

Dios bendice a los MalditosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora