Solo tengo un pensamiento cuando la bruma de mi sueño se despeja... _Tengo calor_ es lo primero que se cruza en mi mente, me cuesta un poco abrís mis ojos, los siento pesados por la delicia de mi descanso, siento algo pesado abrazando mi cintura y otra cosa sujetando mis manos, caigo en cuenta que estaba durmiendo en medio de James y Noah, James está respirando profundo en mi espalda mientras Noah duerme pecho arriba con mis manos sujetas en su pecho, con cuidado de no despertarlo desenredo mis manos y le acaricio su rostro relajado, se mueve por las cosquillas y termina dándome la espalda, esto me causa risa mientras intento deshacer el abrazo de James, el cual me aprieta como una boa, apoyo mi peso en codo para verlo mejor, está mirando me en silencio con sus profundos ojos oscuros, le miro de vuelta detallando su rostro, tiene una pequeña cicatriz en su ceja derecha la cual fue un intento de un mini atentado contra una ardilla... Sonrío con el recuerdo, casi no me doy cuenta que los dedos de mi mano casi rozan esa pequeña cicatriz, me detengo.
- No muerdo Lu... Al menos no si no me lo pides- sonríe de lado antes de besar mis dedos.
-Idiota...- termino acostada sobre mi pecho acariciando sus cejas -¿Cómo terminamos en un trío?
-Te quedaste dormida en el baño- cierra los ojos mientras una pequeña sonrisa se dibuja en sus finos labios -Noah estaba horrorizado de tus heridas, solo las limpie, las vende y te coloque una de mis camisas, al final terminamos discutiendo sobre quién se quedaría y nos quedamos dormidos.
-Que relato tan poco explícito...- solo en ese entonces note mis manos envueltas en vendas con algunas gotas de sangre.
Noah ronca a mi espalda, me apoyo sobre mis codos y volteo a verlo dormir, James pone una de sus manos en mi espalda y la recorre con lentitud, me toma de la cintura haciendo que quede frente a la espalda de Noah, un reclamo queda atorado en mi garganta cuando James muerde con fuerza el arco de mi hombro y cuello, la sensación de peligro, con un toque de exitacion, provoca que casi suelte un gemido, _el sabe que mi cuello es sensible_ muerdo mi labio, mientras intento apartarlo de mi cuello con las manos, pero aumenta la presión de sus dientes, me sujeta con firmeza de la cintura arrastrando me hacía su cuerpo.
-No- murmullo entre dientes, escucho su risa ronca en mi oído mientras pasa su lengua por la marca de sus dientes que ha dejado en mi cuello.
-Esto...- introduce una de sus manos por debajo de la camisa hasta llegar a mis bragas, las cuales solo las aparta de su camino, abre con sus dedos mi intimidad, masajea y toca con delicia -Esto me dice que siga- susurra con la voz contenida.
Solo puedo ver la espalda de Noah subir y bajar, _sigue soñando_ introduje un dedo y arqueo la espalda sin poder evitarlo, luego otro y tengo que sujetar la almohada para evitar que escuchen mis gemidos, los mueve conociendo bien mi cuerpo, su boca no deja de morder, chupar, besar y lamer mi cuello, otra mano sujeta mi pecho y lo aprieta con fuerza, no puedo evitarlo y muevo mis caderas sobre su duro miembro, lo escucho gruñir en mi oído, es el mejor sonido que nunca habré escuchado, hace que una ola de exitacion recorra mi cuerpo.
-Pidelo Lucian... Sabes cómo me gusta que lo hagas- le dirijo una mirada furiosa, solo responde marcando un ritmo más fuerte con sus dedos, solo parando cuando estoy cerca de mi orgasmo -No te podrás correr hasta que lo digas.
-Yo...- no me deja seguir, una segunda gran mordida interrumpe mis palabras y nubla mi mente de placer, por poco se me olvida decirle a las sombras que no quiero que se den cuenta de lo que hacemos _Como ordene_ -James...- suspiro con la voz entrecortada.
-Rápido... Solo dilo- súplica con la voz ronca.
-Lléname- sus dedos salen y escucho como baja el cierre de su pantalón -Lléname una y otra vez- muerdo mi labio al sentir como su miembro palpitante, caliente, exitante se abre paso dentro de mi.
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Dios bendice a los Malditos
Paranormal-¿AHORA SI VOLTEAS A VER TU DESGRACIAS O SEGUIRÁS SIENDO EL DIOS QUE NO RESPONDE A LAS PLEGARIAS?- grita al cielo el hombre del saco con sangre en las manos, voltea ver su obra maestra, el cuerpo desnudo de una mujer caucásica, de unos veinte años p...