20- Quien poco ama... Poco perdona- una lágrima recorre su mejilla.

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Perspectiva de ¿James?

Ya eran más de las doce de la noche, seguía detrás de un frustrado Noah siguiendo a su padre o como Lucian lo llama desde que lo conoció "Un viejo Lobo" al preguntarle la razón solo dijo.

-Cabello canoso y patillas puntiagudas, además mira sus manos se nota que hace tiempo nadie toca a alguien tan peludo.

Noah no podía aguantar la risa al escuchar tal comentario tan despectivo hacia su padre, en ese momento nos dimos cuenta de dos cosas, la primera ella no era del pueblo nadie aquí podía hablar tan mal de Él y segundo a Lucian Freud no le gusta el bello corporal de más... Tenerla en la mente es algo que últimamente no logro controlar, suspiro al ver a Noah discutir con el Lobo Viejo una ves más ya serán unas veinte discusiones en el día de hoy, vuelvo a suspirar mientras estiró mi cuello hacia arriba, siento que mi camisa cuello tortuga me ahorca, he pasado aproximadamente unas seis horas de pie al lado de la puerta esperando que acabe la reunión, algo capta mi atención al final del pasillo camino a paso lento con una mano en la estúpida porra y mancuernas que me obligan a cargar para la "protección de Noah" mientras me acerco un mal presentimiento va creciendo en mi interior, no logro ver de dónde proviene está sensación de peligro, un sonido a mi derecha me hace voltear hacia una oficina vacía, tocó el interruptor y lo activo encendiendo la luz.

Nada, solo una oficina en completo silencio... Suspiro _Tal ves la paranoia de Lu es contagiosa_ me río para mis adentros, dándole la espada a la habitación, pero aunque es muy bajo puedo escuchar gritos ahogados, camino con cautela hacia adentro buscando el origen del sonido, la puerta de cierra de golpe a mi espalda haciéndome girar de golpe y golpear el aire con la porra, los gritos siguen un poco más alto, observo con más atención la oficina, me dirijo hacia la pared, coloco mi oreja cerca de esta... _Se han callado_ intento recordar si alguna criatura le gusta divertirse de esta manera... Y los nombres comienzan a llegar a mi cabeza con rapidez, son muchos, tantos que me rindo al querer identificar a la identidad.

Con disimulo me paseo por las esquinas dejando caer un poco de sal negra antes de intentar abrir la puerta, está trabada.

-Tipico- forcejeo con la puerta antes de comenzar a golpearla para que alguien de afuera me escuche, los gritos de repente se escuchan justo detrás de mi espalda.

Evito mirar o girar, siento unas manos que atrapan mis pies, me muerdo la lengua para no gritar, gruño sin lograr girar el picaporte, maldigo cuando el agarre aumenta y otras manos suben por mis piernas pronto están por todo mi cuerpo empujándome lejos de la puerta, con todas mis fuerzas intento resistir pero no es nada en comparación a esa cosa intento recordar algún conjuro... Estoy a punto de pronunciarlo cuando una gran mano sujeta con fuerza mi boca y mi nariz, siento como abre su boca soltando un gruñido en mi oreja.

-No puedes escapar- su voz gutural y del infierno se ríe de mi, antes de arrástrame hacia un abismo frío.

De un golpe abro los ojos adaptándome a la luz de las antorchas, al intentar levantarme noto las cadenas en mis muñecas y el bozal en mi boca, noto una figura oscura mirándome sin parpadear, _¿Como podría? No tienes ojos_

-¿Dónde estoy?- pregunto con dificultad.

No responde, solo se levanta y es cuando me percató de su altura, no solo dobla la mía si no la de esta habitación, tan alto que tiene que doblar su cuerpo para poder quedarse de pie, sus pasos son rápidos, casi parece un pálido...

Abro la boca para maldecir cuando toma con brusquedad la cadena y me arrastra por las muñecas, pateó he intento sujetar cualquier cosa para defenderme pero es inútil. No logro ver una forma clara de la criatura que me arrastra, es solo alguien muy largo, oscuro y siniestro...

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⏰ Última actualización: Jul 17 ⏰

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