Scarlet y la bestia fae

Hechizo

Se acabó, estaba acabada, la bestia la deboraría entera, el cielo sabía que podía hacerlo. Scarlet se cubrió la nuca con sus manos, tratando de respirar pues la caída la había sofocado.

Sintió el rostro de la bestia acercarse a su oído, esperaba la mordida, seguro dolería... Con esos enormes colmillos como de felino...

-¿Que haces aquí? Está ala está prohibida.

La voz ronca de aquel ser tan cerca de ella hizo que su piel se erizará.

Bajo sus manos al suelo cuando sintió el peligro alejarse. La bestia no parecía querer comérsela, más bien quería respuestas.

-No lo sabía... Buscaba un baño - mintió tan bien como podía.

Scarlet chillo cuando escucho la risa de la bestia, podía sentir su pecho subiendo y bajando por las carcajadas, sobre su espalda.

-Oye... No puedo... Respirar...

La bestia se levantó y Scarlet sintió frío en la espalda. Se levantó también y acomodo su capa.

-¿Un baño? Pensé que había uno en tu habitación.

-Esque... Baje a la cocina por agua y... Cuando iba a mi habitación... Necesitaba urgentemente un baño... Entonces...

-Preferiste subir dos pisos de escaleras antes que caminar un par de metros hasta tu habitación.

-No estaba pensando con claridad... Tenía mucho sueño...

-Bien - soltó la bestia aún divertida - entonces deberías bajar, aquí no hay baños, como te habrás dado cuenta.

Scarlet miro la habitación, sin el miedo de ser comida todo parecía distinto.

Vio el ataúd de cristal con la chica dentro y luego miro a la bestia.

-¿Por qué... Tienes personas muertas? ¿Las coleccionas o algo así?

La mirada de la bestia cambio, ya no era divertida, la tristeza la invadió.

-No están muertos. Están... Hechizados.

-¿Hechizados? ¿Están... Cómo dormidos? ¿Cómo Blanca Nieves?

La bestia asíntio.

-No sé quién es Blanca Nieves, pero si. Están dormidos... Se podría decir.

Scarlet se acercó al ataúd de cristal.

-Un hechizo... - susurro para si misma, la mujer dormida era realmente hermosa - ¿Quien es ella?

-Es... Belle... Mi prometida.

Scarlet lo miro. Estaba tan sorprendida de que esa mujer tan hermosa tuviera algo que ver con... Esa bestia.

-¿Prometida? ¿Cómo... Que le... Sucedió?

-La hechizaron... Cómo ya he dicho...

-¿Cómo es que...? ¿Todos los demás...?

-Fue durante la pelea que tuve con Fenrir. Él, tenía un arma secreta. Una bruja. Lanzo un hechizo y yo... Tuve que elegir.

-¿Elegir entre que?

-Entre Belle... O el bosque...

Scarlet miro a la mujer de nuevo. Parecía serena ahí dormida. Pálida como la cera y con esa rosa entre sus manos, roja como la sangre.

-Elegiste a Belle...

-Asi es...

-Debes amarla mucho...

La bestia miro a Belle y sus ojos se enternecieron.

-Si.

-Lamento estar aquí. No debí usmear... Esque... Los ví bajando a ti y a Tots y... Soy una persona muy curiosa... Pero... Esto... Es tu secreto y yo...

-No es un secreto. Todos saben lo que sucedió aquel día. Perdí todo, el bosque, mi magia y... A ella...

-Lo lamento... Y... -La bestia la miro - lamento haber pensado que querías comerme. No has sido más que bueno y amable conmigo y... Yo...

-¿Por qué creíste que te comería?

-Porque saltaste sobre mi como un león.

La bestia hizo una mueca y soltó un gruñido.

-No puedo evitarlo... Si corres... Es algo... Que...

-Lo se. No puedes evitar cazar lo que corre frente a ti. ¿Es porque eres un cazador? Al menos eso pareces.

-¿Que parezco?

-Bueno tienes partes de león y toro... Supongo que el instinto de ellos también.

La bestia rio y Scarlet noto que cuando sonreía parecía más humano que animal.

-Si, soy cazador no puedo evitarlo. Asi que, te agradecería que...

-No más carreras, entiendo.

Se miraron un par de segundos en un silencio incómodo.

-Bueno... Debería bajar a... Dormir - soltó Scarlet.

-Si.

-Nos veremos... Mañana... Entonces...

-Claro. Descansa.

-¿Tú te quedarás aquí con... Ellos?

-Si. Tengo cosas que hacer aquí.

Scarlet asíntio aunque no imaginaba que cosas podría hacer la bestia con un montón de personas en coma. Porque esa era la impresión que a ella le daban.

-Bien... Entonces... Adiós...

Se fue de ahí lo más rápido que pudo sin tener que echarse a correr y bajo las escaleras casi saltando. Ese lugar le daba escalofríos.