Gnomos, elfos y quimeras

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Cayó al suelo, esperando su horrible final cuando vio por el rabillo del ojo una enorme mancha café.

La bestia salto frente a ella, interponiendose entre ella y el lobo.

-Alejate de ella - soltó con rabia.

-No. Tú alejate bestia, ella es mía. Tengo años cazandola. Terminaré lo que empeze hace doce años.

-No en mis tierras.

El lobo soltó un sonido gutural que bien pudo haber sido una carcajada.

-Aunque te burles, lobo. Este aún es mi territorio. Y no puedes estar aquí. ¿No te basta con todo lo que has robado acaso? ¿También planeas quitarnos este único pedazo soleado de bosque?

-Sabes que lo quiero todo... Un mundo de tinieblas es lo que más anhelo.

-Pues no será hoy, y tampoco será hoy cuando te comas a esta jovencita. Ella está bajo mi protección.

El lobo gruño furioso. Pero la bestia lo miro sin miedo, dió un par de pasos hacia él y gruño también.

-Largo de mi bosque.

El lobo se alejo hasta perderse entre las sombras. Lo último que Scarlet vio fueron esos ojos amarillos destellar en la oscuridad.

La bestia se volvió y camino ergido hasta ella.

-Lo siento. No te habría dejado salir de saber que ese lobo había traspasado los límites de su territorio. Pensé que estarías segura en el bosque mientras tuvieras vigilancia...

-¿Vigilancia? - fue lo único que pudo decir la chica.

El pequeño cerdito/gato salió de entre un arbusto.

-Si, pero no hay nada que yo pueda hacer contra un lobo gigante ¿Verdad? - gruño el cerdito molesto.

-No, pero gracias por avisar - soltó la bestia con un tono divertido.

Scarlet seguía en shock, no alcanzaba a comprender que aquellos seres charlaran con tanta tranquilidad.

-Parece que la chica está mal - dijo el pequeño ser acercándose a ella quien lo miro con los ojos muy abiertos.

-Si, la llevaré de regreso al castillo.

La bestia se acercó e intento tomar su mano pero Scarlet se alejo.

-Lo siento, no quise asustarte, solo pretendo ponerte de pie.

Estaba asustada por aquellos seres, pero agradecida por que la hubiesen salvado del lobo, los recuerdos de su pasado con el lobo también recorrían su mente y estaba comenzando a sospechar que ya no se encontraba en casa. Estaba tan llena de emociones que comenzó a llorar.

La bestia dió un par de pasos atrás y le dijo unas palabras a la pequeña criatura.

Este desapareció dejando tras de si un humo gris para aparecer de nuevo un segundo después.

-Estara aquí pronto.

Un par de minutos después Lucier apareció entre los árboles.

-Querida - se agachó para mirarla -¿Te encuentras bien?

-No...  - soltó Scarlet llorando.

-Creemos que lo mejor por ahora es regresar al castillo. Ahí te explicaremos todo ¿De acuerdo?

Ella asíntio y con ayuda de Lucier se levantó y camino por dónde él la guío, con la bestia tras ellos y el pequeño cerdo caminando como pato frente a ellos.

-¿Lucier?

-¿Si, querida?

-¿Que es... Él? - susurro señalando al cerdito.

-Frederick es un Gnomo.

-Ah... Y... -Scarlet miro tras ella, la bestia iba solo un par de pasos detrás.

-Nuestro amo es una quimera.

-Debo entender que tú no eres humano tampoco...

Lucier rio y nego.

-Yo soy un elfo.

Scarlet asíntio, aunque aún no se creía que todo aquello fuese real. Pensaba que de pronto despertaría en casa de su abuela con una buena reprimenda por ingerir hongos desconocidos.

Scarlet y la bestia faeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora