Brother
-Kodaline—Un gusto conocerla —Estrecho mi mano con la de la mamá de Arleth, Ivanna, justo cuando entro.
Tiene un delantal negro, dejándome claro que ya empezó a preparar la comida. Arleth está detrás suyo y me saluda con la mano como si no nos hubiéramos visto media hora atrás.
Les dejé una nota en la sala a Omar y el resto sobre dónde estaría para que no se preocuparan y le mandé un audio de voz a Isa sobre esta situación. Ella solamente respondió con un emoji de pulgar. Súper clara su respuesta.
Ivanna cierra la puerta a mis espaldas y pone un trapo sobre su hombro. Yo me acerco a mi amiga.
—El gusto es todo mío. Por fin conozco a uno de los tantos capos de Omar. Ha tirado un montón de flores sobre vos y tu hermana. Ojala poder decir lo mismo de mi hija. —Hecha una mirada a dónde está Arleth y la veo poner los ojos en blanco. De repente, me siento incómodo. Decido enfocarme en otra cosa que en el ambiente.
Hay personas a las que el acento nunca se les va y aquí tengo la demostración de ello. Arleth, aunque tenga su vocabulario con palabras argentas, el acento no se le nota como a su mamá.
—Pasá, Emiliano. Estoy armando el desayuno. Sentite en tu casa.
—Gracias.
Arleth me señala la sala. Su departamento es igual al de Omar; obviamente, lo único que cambia es la decoración que hace que cada hogar sea particular a las demás. Tanto la sala, el comedor como la cocina están juntas, haciendo que todo el espacio esté abierto. E igual al de Omar, hay pasillos que dan a las habitaciones.
—¿Vamos al parque después de que hable con mi jefe? —me pregunta la chica que ya no será más panadera.
—Claro. No es como que tenga algo qué hacer.
—Genial. Por eso me agradas.
—Es bueno saberlo —replico con una sonrisa. Escucho a Ivanna silbar desde la cocina al ritmo de una canción de Amy Winehouse. Me sorprende que tenga tanta energía a esta hora. Mi padre aún ni despierto está.
—Emiliano, ¿querés algo de tomar en específico? —pregunta la mujer y volteo a verla. Niego con la cabeza.
—Lo que sea que vayan a tomar ustedes está bien.
Asiente y regresa a la cocina. Solo veo como saca leche del refrigerador y algunas fresas.
—Y bueno, creo que nunca te pregunté bien qué onda con tu vida, solo lo que ayer hablamos pero de nuestros gustos, nada más. Me mandé más yo que vos. Hoy te toca tirarme toda la charla.
—Uh, eso no suena bien.
—Tenemos gran parte del día, pelirrojo.
Suspiro, fingiendo que me rindo, y a ella le crece la sonrisa aún más.
—¿Qué te puedo decir que no sepas ya...? —Lo pienso. Le he dicho cosas básicas de mí, como algunos de mis hobbies, mis gustos o las personas importantes de mi vida—. Estudio Integración Social y llevo dos semestres apenas. Isa también lo estudia.
—¿De qué va? Jamás lo escuché.
—Me dicen eso mucho. Es básicamente buscar soluciones ante los problemas sociales, ya sea de un grupo o alguien individual y se trata de hallar una inclusión para todos.
—Sí te queda.
—¿Ahora me juzgas por mi carrera? —inquiero, divertido.
—Yo te juzgo por todo aunque no lo diga. —Me guiña el ojo y trato de tocarle el hombro, pero ella se aleja y se echa a reír cuando ve mi mano extendida sin llegar a ningún lado—. Pero me copa montón esa carrera. Seguro vas a dar una mano a toda la gente que lo necesita.
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El Significado de Nuestra Existencia
Teen FictionValidación Académica Problemas en el amor Una amistad a distancia Y un viaje de auto-descubrimiento Supongo que mezclar todo eso hace la vida más interesante de lo que ya es. Sin haberlo previsto, conocí a Arleth de la manera más... Ordinaria y a...