Capítulo 4

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Freaks
-Surf Curse

—Ni te pregunto cómo dormiste. —Isa frente a mí, con su cuchara de cereal en la mano, no me deja de analizar con la mirada—. Tú estado me lo dice. ¿Ronqué mucho? Dímelo.

Suelto una risa.

—Ojalá fuera eso. —Niego con la cabeza. Muevo la cuchara por el plato de cereal que tengo al igual que ella—. Sólo... Algo rondaba en mi mente y no podía dejar de pensar en eso.

—Suerte para ti que hoy te llevaré a un buen lugar donde poder despejar la mente. Le pregunté a Omar, mientras tú hacías tus necesidades, lugares dónde podíamos distraernos y ya me estuvo dando indicaciones.

—No debí decir nada.

—Pues ni modo, te aguantas. Prepara tu mochila, agua y llévate algo de fruta para nuestro gran día —finaliza de hablar, así como de comer. Se levanta y la sigo con la mirada. A mí aún me queda gran parte del desayuno.

—¿A dónde vamos a ir?

—Omar me comentó que hay una sede deportiva no tan lejos de aquí, donde suelen haber competencias. Me interesa ir a ver qué tal. ¿Quieres venir? Tampoco es que te obligue.

Sí, bueno, su mirada dice otra cosa. Realmente no tengo nada más que hacer y quiero ir a recorrer la zona.

—Obvio que voy. Solo déjame cambiarme y arreglar todo. —Doy un gran trago a mi cereal y acabo.

—Tomate tu tiempo —me dice, mirándome cuándo llego a la cocina y dejo los trastes en sus manos—. Okey, olvida eso. Tienes diez minutos nada más.

—Como usted diga.

𓆉

Vamos por la misma acera que recorrí ayer junto a Arleth. No puedo evitarlo, pasando delante de la panadería volteo la cabeza disimuladamente, a ver si de pura casualidad está allí. Por suerte no lo está; suspiro, tranquilo.

Mas choco con alguien por andar distraído y casi caemos los dos. Agarro el brazo de la otra persona justo a tiempo y le ayudo a incorporarse. Isa viene rápido a auxiliarme.

—Es que eres tonto —me regaña y frunzo el ceño. Volteo a ver a la persona y me encuentro con la cara que menos quiero ver ahora.

—Ey, ¡hola! —saluda la chica que no se fue de mi mente por toda una noche. Tiene una escoba en su mano, un trapo en su mandil y sus audífonos en los oídos, los cuales se quita.

—Hola —respondo, algo incómodo. Sigo sin entender que es lo que me pasa y porque reacciono de esta manera con ella.

—¿Se conocen? —Isa nos mira moviendo la cabeza lentamente y con esa mirada que conozco bien. Mierda.

—Me atendió ayer cuándo compré el pan.

—Ah, ya. Entiendo —Se me queda viendo y maldigo internamente. Cuánto antes acabe esta situación tan extraña, mejor.

—Bueno, nos vemos después, Arleth. —Muevo la mano en señal de despedida—. Andamos con prisa ahora.

—Dale, pelirrojo. Vení después y charlamos. Que la pasen bien donde sea que vayan.

—Gracias, que tengas un buen día tú también.

Tomo a Isa de la mano y apresuro el paso para irnos de allí. Nadie dice nada por unas calles. Ella gira la cabeza sobre su hombro y de reojo hago lo mismo. Ya solo se ve una silueta moviendo una escoba por la calle.

—“Algo se cruzó en mi camino” —Isa hace el signo de comillas con sus manos y pone los ojos en blanco—. Y yo me apellido Kardashian, claro.

—Pues se cruzó. ¿Qué te digo?

El Significado de Nuestra ExistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora