Todo lo que Siento
-Los FlakosLos días aquí llegan a su fin. Pero por última vez, Arleth me invita a ver una película en su casa, tal como es costumbre.
La semana la pasamos saliendo a muchos lados. Variamos entre sus amigos, con Isa y mayormente, solo los dos, pues queríamos aprovechar el poco tiempo que nos quedaba hasta volver a vernos hasta saber cuándo.
Obvio, las cosas con Noah siguieron estando tensas, pero en todo momento lo ignoré y disfruté del rato con mi amiga y su grupo, a quiénes les he agradado bastante. No por su toxicidad iba a volver a tener una mala tarde.
Toco la puerta de la casa; la ex panadera me recibe con los brazos abiertos. Tiene la misma pijama que yo. Ya no hemos tenido peleas pequeñas como los primeros días, aunque sí que a veces hay momentos tensos en los que ninguno sabe que decir. O bueno, suele ser ella la que pasa ratos en silencio, observándome de esa manera curiosa. Por ejemplo, cuándo salimos con su grupo y ella estaba con Noah, me miraba varias veces. Y yo, todo lo que podía hacer, era sonreírle un tanto incómodo por la situación.
—Pasá, pelirrojo. Tú casa, mi casa. —Me abraza como bien sabe hacerlo. Duramos así unos segundos.
—Traje esto. —Le enseño una bolsa con chocolates blancos de Hershey's. Suelta la risotada de su vida y pone los ojos en blanco.
—Los trajiste, pero para vos. Yo ya sabía.
—No te puedo mentir. Pero si quieres, agarra. —Nos dirigimos a la sala. Hay un proyector, en la mesa alrededor de los sillones, apuntando a una de las cortinas cerradas. A su lado, hay botanas, vasos y refresco para gusguear.
El mejor de los planes. ¿Qué más puedo pedir para ser feliz?
Nos acomodamos, uno al lado del otro, y da play a la película. Se sirve un poco de Coca-Cola y yo Sprite. Le invito un chocolate, pero ella lo rechaza. Bueno, más para mí.
—Mañana te vas, ¿cierto? —Se voltea a verme. Sus pies están sobre el sillón, descalza. Casi que se abraza a sí misma.
—Sip. ¿Me vas a extrañar? —pregunto, medio de broma, medio lleno de curiosidad. Me da un golpe suave en el hombro.
—Pelirrojo, eso no se pregunta, siempre lo sabés. Me vas a hacer falta. Aunque este año no hicimos montón de planes como el anterior, la pasé re bien el tiempo que compartimos juntos. Son los días que más espero de todo el año.
—Lo sé, pero nunca está de más escucharlo —le sonrío—. Hablaremos todos los días, claro sí podemos, así que tampoco nos dejaremos de ver. Y siempre que tengas un problema, llámame. Ahí estaré siempre que lo necesites.
—Stop, me estás haciendo emocionar. Ando re sensible últimamente.
—¿Qué pasó?
La película queda como ruido de fondo para nuestra compañía. Arleth, por fin, toma un chocolate y le da un mordisco a la esquina.
—Problemas con mom. No es nada grave. Simplemente, me tiene bajoneada porque últimamente se ponen peor.
Hago una mueca.
—¿Has intentando hablar con ella acerca de lo que tú sientes por los problemas que tienen?
—¿Para qué? Ni me escucha. —Sacude la cabeza—. Mejor no hablemos de ella ahora, ya bastante jodido es convivir todos los días.
—Claro, como pidas. —Agarro una de las palomitas y la miro entre mis dedos. Decido entonces aventarsela a la cara para distraerla. La tomo desprevenida, pero tan rápido como entiende que hice, toma cinco más y me las avienta todas.
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El Significado de Nuestra Existencia
Teen FictionValidación Académica Problemas en el amor Una amistad a distancia Y un viaje de auto-descubrimiento Supongo que mezclar todo eso hace la vida más interesante de lo que ya es. Sin haberlo previsto, conocí a Arleth de la manera más... Ordinaria y a...