VII - El comienzo de la agonía y una profecía cumplida

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Cinco siglos, eran los que habían concurrido desde que habían tomado el mandato del reino en sus manos y la verdad, se estaba cansando de la situación. Amaba a Jimin, eso era cierto, pero, las cosas ya no eran iguales entre ellos. A pesar de que el mayor seguía igual de radiante y alegre que siempre, Jungkook cada día se hundía más en su miseria.

No estaba completamente solo, tenía a Namjoon, el hombre de velas, quien le hacía compañía en los momentos que no estaba tan ocupado agregando nuevos nombres en las interminables páginas del libro de la vida, junto con una nueva vela encendida o apagada, dependiendo si la persona nacía, permanecía viva o simplemente había fallecido.

En realidad, Jungkook se sentía como esas personas que fallecían y ya nadie les recordaba, siendo llevadas como antes de ser creadas, siendo polvo. Se sentía apesadumbrado, tan vacío por dentro, que lo único que lo motivaba, era la hermosa sonrisa de su amado y como le contagiaba esa felicidad, aunque fuera por breves instantes. Tan lleno de vida, que a veces, le hacía sentirse de lo peor, llegando a envidiarlo inconscientemente.

Reprendía sus pensamientos egoístas, debería de estar feliz, era lo que quería, ser el dios de la muerte y pasar su eternidad al lado de Jimin, el hombre que más amaba. No obstante, no se sentía satisfecho, algo faltaba y sabía lo que era, pero, ¿estaría dispuesto a llegar tan lejos?

— ¡Jungkook! —gritó el albino, haciéndolo salir de su profundo meditar.

—Nam—lo llamó simplemente, esparramado en el trono, con una pierna sobre el reposabrazos y su mentón apoyado en la palma de su mano, con gesto indiferente.

—Estabas en otra dimensión, ¿por qué tan pensativo?

—Cosas sin sentido—siguió en su misma pose, sin cambiar su semblante.

—En fin—cambió de tema—, Jin me pidió que te avisara que el día de muertos está cerca, así que, debes asistir a la celebración anual que se lleva a cabo...

—En la tierra de los recordados—completó, rodando los ojos—. ¿Es muy necesario mi presencia? —el mayor asintió, haciendo bufar al azabache.

—Sabes que no puedes faltar, es la tradición.

—Me importa una mierda—se levantó de un brinco, sobresaltando al moreno—, Nadie notará mi falta, créeme.

—Jimin lo hará y se enfadará si no te ve allí.

—Querrás decir, que Jin no te perdonará, porque sabes muy bien, que Jimin es más comprensivo, sobre todo si se trata de mi—Namjoon suspiró.

— ¿De verdad dejarás a Jimin solo? —el menor se encogió de hombros—. Se decepcionará si no estás ahí, sabes que necesita de tu apoyo.

Ahora fue el turno de Jungkook para suspirar, colocando las manos en sus caderas—. Está bien, iré, solo por Jimin—Nam le sonrió satisfecho y él le devolvió el gesto.

 Está bien, iré, solo por Jimin—Nam le sonrió satisfecho y él le devolvió el gesto

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Agonía - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora