VIII - Apuesta

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3 siglos después.

— ¿Una apuesta? —enarcó una ceja—, ¿Estás en todos tus cabales?

—Vamos, Jimin—alegó el azabache menor, pasando un brazo por encima de sus hombros—, No tienes nada que perder.

—Catrina, te lo he repetido varias veces—quitó su brazo, alejándose de él—. Y por supuesto que no tengo que perder, solo mi reino—dijo sarcásticamente—, No es la gran cosa.

— ¡Exacto!

—Sigue soñando—iba a retirarse, pero, Jungkook habló, haciendo que se detuviese.

— ¡Oh vamos!, ¡No seas cobarde! —exclamó—, ¿Acaso tienes miedo de perder? —el azabache de mechas río con ironía.

— ¿Contra ti?, ¡Por favor! No me interesa nada que venga de ti—confesó con indiferencia, aunque por dentro se sentía diferente.

Aun no superaba del todo su ruptura con Jungkook, pero, debían entenderlo, siete siglos juntos no se olvidaban de la nada. Estaba resentido con el azabache, por no luchar por su amor. Aunque, estos años le habían servido de reflexión y puede que, si haya dejado muy de lado a Jungkook en muchas cosas, su comportamiento fue algo egoísta. Pero, era muy tarde para corregirlo.

—No puedo dejar mi reino en mano como las tuyas—siguió—. Quién sabe en qué depararía—Jungkook abrió su boca excesivamente, fingiendo indignación.

—Me ofendes, catrina—hizo expresión dolida. Jimin solo rodó los ojos.

—Como sea, tengo asuntos pendientes. Así que, si era todo lo que debías decirme, me retiro.

—Solo esta vez, por favor—suplicó como último recurso, dando justo en la debilidad de Jimin. Lo conocía demasiado bien.

A Jimin le parecía injusto que utilizara su amabilidad y compasión en su contra. Dejó escapar el aire en señal de rendición, aceptando la dichosa apuesta.

—Qué sea justo, Jeon.

—Claro, así será amor.

—Claro, así será amor

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Meses después.

—Ya es la décimo quinta vez que dices lo mismo, ¿Qué no te cansas? —cuestionó Jimin, mirando la linda apuesta del mundo de los vivos.

Sonrió, admirando la naturaleza del lugar, era muy diferente a su reino, a veces, era bueno un cambio de ambiente—. Será la última.

— ¿Debo creerte?, sería más fácil que fueses un buen perdedor y aceptaras que, sin importar lo que hagas, terminaré ganando—colocó su dedo índice en el tronco de un roble, permitiendo que una pequeña mariquita subiera.

—No voy a rendirme tan fácil, vamos, una más. Esta vez ganaré.

Colocó el pequeño insecto en la hoja de una planta, suspirando con frustración. La situación le estaba hartando, no entendía el empeño del azabache de quitarle el reino, ¿Qué haría después?

Agonía - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora