XIII - Mundo de los muertos: tierra de los recordados

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Fue abriendo de a poco sus parpados, tratando de reponerse de aquello. Su vista borrosa se aclaró en unos escasos segundos, mientras su vista se acostumbraba al lugar. Lo primero que percibió, fue el cielo oscuro que indicaba que era de noche o eso creía. Luego, enfocó su mirada al suelo, donde sus pies estaban cubiertos por pétalos de flores entre amarillo y naranja.

Observó sus manos cohibido, asustándose cuando distinguió que eran puro hueso, al igual que el resto de sus extremidades. Estaba desorientado, hasta que recordó el último suceso antes de que perdiera el conocimiento.

Había muerto, todo a cambio de la vida de Hoseok. Suspiró, por lo menos él estaría bien, saldría adelante, además tenía a Yoongi. Quiso llorar, pero se abstuvo. Todavía le quedaban muchas cosas que quería hacer con su vida antes de morir, todo fue tan de prisa que, prácticamente vio su vida pasar frente a sus ojos en cámara lenta. Por lo menos, le reconfortaba el hecho de que pudo salvar al amor de su vida y aunque fuese a costo de la propia, no se arrepentía de haberlo hecho.

Avanzó hacia adelante, pasando el pequeño puente de madera, adentrándose a la ciudad. Se veía todo muy colorido y si no fuera porque acaba de ver su esqueleto, dudaría sobre si en realidad estaba muerto, más bien, parecía todo lo contrario. Siguió con su andar hasta que su hombro chocó contra alguien.

—Perdón—se disculpó, observando a la chica a la que había golpeado con su hombro, reconociéndola de inmediato—. ¿Lisa? —abrió sus ojos en grande, bueno, sus cuencas.

— ¿Taehyung? —preguntó igual de sorprendida—, ¿De verdad eres tú? —asintió, viendo como deslumbraba una enorme sonrisa del rostro de la azabache—. ¡Qué alegría! —se abalanzó hacía el rubio, cargándolo a la vez que giraba con él.

—Lisa, me mareas—la muchacha frenó su euforia, dejándolo nuevamente en el piso, apenada.

—Lo siento, Tae. Es que me emocioné—se rascó la cabeza.

—De eso me di cuenta. No recordaba que fueras tan fuerte—hizo memoria de la brutal fuerza de la chica.

—Y yo que fueras tan quejica—colocó los ojos en blanco—. Y bien, ¿Qué haces aquí?, ¿no es muy pronto?

— ¿A qué te refieres exactamente?

Volvió a rodar sus ojos—. Digo, deberías de estar en casa, con tu familia; casándote y teniendo hijos o que se yo.

—Supongo que me llegó la hora—se encogió de hombros, no quería entrar en detalles. Lisa lo miró con recelo, para luego, sonreír nuevamente.

—Bueno, es algo que tarde o temprano le sucederá a todos. Entonces—juntó sus palmas—, Déjame darte la cordial bienvenida al mundo de los muertos.

— ¿Mundo de los muertos?

Asintió consecutivamente—. Así es, ahora mismo estas en la tierra de los recordados. No te preocupes, todo es buena onda aquí, lo único raro es que veras esqueletos andantes, pero, fuera de eso lo demás es lindo—

Taehyung hizo una mueca que simulaba una sonrisa, pero, no lo era del todo—. Súper—dijo sin mucho ánimo.

— ¡Casi lo olvido! —se colocó a su costado, guindándose de su brazo—, Debo llevarte con los demás. Seguramente se alegrarán de tenerte aquí, nos hacías falta—y sin dejarle responder, lo arrastró a quien sabe dónde.

Caminaron por las pacíficas calles que, por lo que Lisa había comentado, era la tierra de los recordados. Inspeccionaba todo con un deje de curiosidad, era todo tan nuevo y alucinante, aunque también terrorífico en cierta manera. Era casi igual a su pueblo, solo que más grande y con gente sin vida.

Agonía - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora