XI - Rereso a casa, reencuentro e incomdidades

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Las cosas habían cambiado y saber eso le dolía un poco. Desde aquella vez en donde casi pierde a Yoongi, pero, que por arte de magia o milagro del cielo, revivió, la situación era diferente no solo entre ellos, sino también en el campo.

El desempeño del azabache había mejorado por tres y ese hecho era algo extraño, pero, a nadie parecía importarle, ya que lo habían ascendido a segundo al mando en tan solo tres meses.

No es como que a Taehyung le molestara, más bien, se sentía orgulloso de su amigo y que por fin, le agarrara la vuelta al asunto. Lo que no le parecía, era su actitud distante con él, en realidad, no lo comprendía. No recordaba haber hecho algo malo en contra de Yoongi, como para que este estuviera a la defensiva.

Ya no lo trataba con el mismo cariño, a penas y cruzaban las palabras necesarias. Taehyung intentó averiguar qué era lo que había pasado o si algo estaba mal con él, pero, el mayor se negado a decirle. Con el tiempo, dejó de insistir y prefirió enfocarse en sí mismo, porque su desempeño estaba deteriorado.

— ¡Taehyung! —llamó Seungmin, haciéndole señas con su mano para que se acercara. El rubio obedeció, llegando donde su comandante—. Es la tercera vez que te llamo la atención, ¿qué sucede contigo?, tu no eras así.

Hizo una reverencia—. Lo siento, comandante Kim. Mejoraré, lo prometo.

—Más te vale que te concentres, sino, te enviaré a la base de Seojoon—el rubio tembló ante la idea, el comandante Park era exageradamente estricto.

—No será necesario, señor.

—Bien, eso espero—hizo ademan con la cabeza para que se retirara y Taehyung se despidió, llevando su mano a su cien para retirarse.

La noche había caído y la mayoría se encontraba en sus habitaciones compartidas. El blondo pudo observar a su hyung, recostado en la parte baja de la litera que compartían, leyendo su libro favorito.

Exhaló, tomando su libreta y saliendo de allí. Era incómodo para él estar en silencio con Yoongi, que de por sí, no hablaba mucho, pero por lo menos no lo ignoraba. Extrañaba los días en los que se quedaban hasta tarde, simplemente con Taehyung hablando y Yoongi escuchándolo atentamente, quería al viejo Yoongi de vuelta. Solo esperaba que las cosas mejoraran con el tiempo.

Se sentó en la grama del campo, donde no se encontraba ni un alma, solo él y su libreta. La abrió justamente donde tenía su pasador, pasando sus dígitos sobre la página a medio escribir.

Taehyung era una persona sensible, por esta razón amaba la música y escribir letras era su pasión. Lamentablemente, provenía de una familia donde todos sus antepasados dedicaron su vida al servicio militar y a proteger a su pueblo. Su padre, como último de la generación, había servido en fuerzas especiales y ahora, a él le tocaba continuar con ese legado.

Aunque prefería mil veces la música, no quería decepcionar a su padre, suficiente había tenido cuando se enteró de que era homosexual, no le habló durante casi un año por eso, hasta que al final lo aceptó, a medias, pero lo hizo. Dejó escapar nuevamente un suspiro, cumplir con las expectativas de otros no era fácil. El lado positivo era que tenía a Hoseok, el amor que sentía por él le daba fuerzas cada día.

Su amor lo inspiraba a escribir letras, aunque nunca nadie las escuchará, igualmente las traspasaba al papel, el único testigo de sus sentimientos más profundos.

A lo lejos, sin ser consciente, había una figura que lo miraba enternecido. Jimin se sentía curioso con respecto al rubio, así que decidió vigilarlo de cerca.

— ¿Otra vez aquí? —le preguntó el albino, quien había aparecido de la nada.

—Me da curiosidad saber que tanto escribe, siempre se aleja del resto y viene a este lugar, solo para escribir en su libreta.

Agonía - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora