Agonía - Kookmin

VI - Pesadilla hecha realidad

Fue despertando de a poco, quitando la somnolencia de su cuerpo. Hizo ademán de levantarse, pero, fue retenido por unos fuertes brazos que se aferraban a su cintura. Sonrió al recordar todo lo ocurrido la noche anterior, se habían entregado en cuerpo y alma, se habían unido, lo cual era muy significativo. Se volteó un poco, observando el rostro sereno de su amado, quien lo abrazaba por detrás. Con una de sus manos acarició sus cabellos azabaches, a la vez que pensaba en los problemas que conllevaría su amor.

Era prohibido y estaba mal, lo sabía, pero, poco le podía importar. Estaba dispuesto a afrontar las consecuencias de sus actos, sobre todo porque sabía que, si tenía a Kook a su lado, podría contra todo y quien sea que se oponga a su amor. El azabache fue abriendo sus ojos, encontrándose con los azules de su amante, quien había cambiado de posición, quedando frente a frente.

—Podría acostumbrarme a esto—comentó Jungkook con voz ronca, por recién haber despertado.

—También yo—le sonrió con ternura.

—Buenos días, amor.

—Buenos días, Kookie—frotó su nariz contra la de Jungkook en un gesto cariñoso.

Ambos estaban desnudos bajo las sabanas, disfrutando de la calidez ajena. Y hubieran seguido en su mundo, proporcionándose caricias y compartiendo uno que otro beso casto, acompañado de risitas cómplices. Sin embargo, fueron interrumpidos por el ruido de la puerta siendo abierta, mostrando la figura de sus progenitores, quienes veían la escena atónitos.

Jimin se reincorporó en la cama rápidamente, seguido de Jungkook, quien veía a sus padres con seriedad en su semblante. Hubo terror en los ojos del ahora azabache, quien sentía que su corazón se estrujaba a ver la decepción pintada en el rostro de su madre. Nunca podría complacerla.

— ¿Pueden explicar que carajos sucedió aquí? —expresó furiosa la catrina, colocando sus manos en la cintura.

—Creo que es muy obvia la situación, señora Kim—manifestó Jeon, siendo reprendido por Jimin con su mirada.

— ¡Qué jovencito tan maleducado! —abrió su boca, dramatizando—, ¿Así crías a tu hijo?

—No creo que seas la más adecuada para cuestionar mis métodos de educación.

—Maldito—se acercó a Jimin, tomándolo del brazo, jaloneándolo hacia la salida—. Nos vamos—espetó, pero, se detuvo cuando Jimin lo hizo.

Se zafó del agarre de su madre, quien lo miró incrédula—. Jungkook y yo somos novios, mamá—la encaró, mordiendo su labio inferior, esperando lo peor.

— ¿Desde cuándo? —preguntó, pero, no obtuvo respuesta—. Entiendo—se dio media vuelta.

—Mamá...

—No vuelvas a llamarme así—detuvo su caminar—. Siempre supe que fuiste un error, desde el momento en que te tuve en mis brazos. Pensé que podía cambiar eso, sin embargo, me equivoqué. Aunque, nunca espere que traicionaras de esta manera tu legado.

Jimin no podía creer sus palabras. Dolía, en su pecho se sentía ese ardor y unas ganas de llorar lo invadieron, aunque, se mantuvo firme.

—Si por mi fuera—continuó con su discurso—, Te quitaría el mandato, pero, ya es muy tarde, es irrevocable. Y no sabes cuánto me arrepiento, de que haya caído en tus manos.

Y sin más que agregar, salió, siendo seguida por chacal. Jungkook se levantó con rapidez, colocándose su ropa interior y saliendo de aquel cuarto. Retuvo a su padre del brazo, llamando su atención.

— ¿No vas a opinar al respecto? —dijo con decepción en su voz.

— ¿Para qué desperdiciar mi saliva en eso? —sus palabras lo destruyeron—, Además, creo que Jisoo lo dejó muy claro.