XIV - Misión: catrina

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Se levantó abruptamente, sobresaltando a los presentes. Respiraba agitadamente con su frente transpirando ¿Qué había sucedido?, ¿dónde estaba Taehyung? La verdad, se sentía algo desorientado. Rebuscó con su mirada, deparando en su amigo azabache, quien se acercó a abrazarlo fuertemente.

—Creí que no despertarías—mencionó para después separarse un poco sin soltar sus hombros—. Estábamos muy angustiados.

— ¿Qué sucedió?, ¿Dónde esta Tae? —formuló con preocupación en su rostro, sentía un nudo en su estómago que no se iría hasta ver al blondo.

Yoongi bajó la cabeza, cambiando su expresión a una de tristeza y eso solo logro asustarlo—. Lo siento, Hobi. Cuando los encontramos, estabas inconsciente, pero aun respirabas. En cambio, Taehyung—hizo una pausa para suspirar pesado—. Él está muerto.

El menor quedó petrificado, aun sin poder creer los que sus oídos escuchaban y se preguntó si de verdad había dicho eso o si se trataba de un mal sueño. Agua salada corrió fuera de sus lagrimales, bordeando sus mejillas y lo único que pudo hacer, fue llevar una mano hasta su boca y la otra hacia su pecho, a la vez que se hincaba cerrando los ojos, mientras más lágrimas salían sin detenerse.

—N-no puede ser cierto—sollozó, haciendo que los presentes lo vieran con pena.

Yoongi no sabía cómo consolarlo, tirando de sus cabellos hacia atrás, a él también le dolía, se arrepentía de haberlo ignorado durante tantos años. Es que se sentía culpable, no podía hablar acerca de su trato con el dios de la muerte, si no, este lo despellejaría vivo. No le gustaba ocultarle cosas a su menor, ellos eran de los que se contaban todo. Por esa razón, decidió mantener su distancia, no quería involucrarlo en sus problemas. Ahora, veía el peso de sus acciones.

—Yo tampoco lo asimilo aun—se sentó a la orilla de la camilla donde estaba el pelirrojo—. Pero es nada lo que podemos hacer, son cosas que pasan, en algún momento, todos pasaremos por eso.

—No es justo, porque no me fui con él—siguió con su llanto en posición fetal, tratando de disminuir el dolor en su pobre corazón.

La vida era injusta, en el momento que por fin habían sido sinceros con respecto a sus sentimientos, sucedía esto. Taehyung no debió de haber muerto, él era muy joven y lleno de vida, la merecía más que él. Ojalá hubiese podido evitarlo. Aunque, todavía no comprendía como había podido morir, si se supone que la bala lo rozó a él, ¿No se supone que el que debió de haber muerto era él?

—No digas eso Hobi. No es culpa de nadie.

Apretó sus dientes, sintiéndose impotente. Si tan solo no se hubiese entretenido con los pobladores, hubiese seguido a los chicos y habría podido impedir esta catástrofe con aquel artefacto. Empezaba a odiar ese objeto, si no podía salvara sus amigos, era inservible.

—En unos días será el funeral—continuó el azabache—. No sé si estarás preparado para ir.

—Iré—sorbió la sustancia mucosa que salía de su nariz debido al llanto—. No podría perdérmelo—Yoongi asintió e hizo ademan de levantarse, pero, el bermejo lo retuvo, haciendo que volteara a verlo—. ¿Si me caso contigo, te quedaras? —esa pregunta lo sorprendió, haciendo que abriera los ojos desmesuradamente.

—No pienses en eso ahora, Hobi, debes recuperarte.

—Casémonos—otra vez se sorprendió por sus palabras—. No quiero que te vayas, eres el único amigo que me queda—se encogió en su lugar, hablando con su voz algo irritada por sus sollozos.

El azabache sabía lo afectado que estaba Hoseok, era consciente de que amaba a Taehyung y conocía que era un afecto diferente al de amigo o hermano, era algo mucho más profundo. Envidiaba al rubio en esa parte, porque sabía que, aunque estuviese tres metros bajo tierra, Hoseok nunca dejaría de amarlo completamente. No obstante, aunque fuese egoísta de su parte, se encargaría de darle todo su amor a Hoseok para que se recuperara de esta perdida, no desaprovecharía la oportunidad que se le estaba ofreciendo.

Agonía - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora