IV - El significado de

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Y allí estaba, esperando a Jimin como habían acordado. Sentía los nervios a tope, así que inhaló y exhaló para calmarse, pero, sus esfuerzos fueron en vano al ver al blondo aproximarse hacia ahí. Vestía un suéter color beige, acompañado de unos pantalones de mezclilla color blanco, y zapatos de vestir del mismo color. Estaba realmente hermoso a ojos de Jungkook. Para él, Jimin no necesitaba esforzarse mucho para verse jodidamente atractivo, su belleza era natural.

—Hola—saludó al estar lo suficientemente cerca del menor.

—Hola, rey. Te ves hermoso esta noche, en realidad, siempre. Pero, hoy hay como un brillo diferente, que resalta tu belleza.

—Deja de bromear, Jungkook—se sonrojó y debido a su tez blanquecina, se notaba bastante.

—Lo digo en serio, te ves increíble—alagó.

— ¿Nos vamos? —trató de cambiar de tema, o sería un tomate andante en lo que restaba de su cita.

—Cuando quieras.

Tomó la mano del blondo, como era ya costumbre, trasladándolos a la superficie en cuestión de segundos. Como pronto sería el chacal, también poseía ciertos poderes debido a su ADN. Aterrizaron en la misma colina que hace tres siglos, así que, sin soltar sus manos, caminaron nuevamente al pueblo "Índigo".

Había dos cosas diferentes esta vez, la primera era que, gracias a sus nuevos avances con sus habilidades, pudo hacer que ambos fueran invisibles para el resto de habitantes vivos de aquel lugar. La segunda, era el motivo de su visita.

Llegaron a una pequeña plaza, donde había mariachis tocando y cantando una balada. A Jungkook le pareció oportuno, así hizo una seña con su cabeza a su acompañante, invitándole a la pista.

—Descuida—lo tranquilizó mientras lo jalaba hacia el centro—, Recuerda que nadie puede vernos.

Se detuvieron en medio de la plaza, rodeados de personas vivas que disfrutaban bailando esa pieza lenta. Ellos eran inexpertos en este tipo de cosas, por lo que, Jungkook solo siguió a los demás, tomando temeroso la cintura del rubio, esperando rechazo de su parte, el cual no llegó, proporcionándole más confianza. Con su mano libre, tomó una de las de Jimin, llevándola a su espalda y la otra la sostuvo en un agarre.

Empezó con un pequeño balance hacia un lado y luego hacia el contrario. Jimin le siguió el ritmo lento, sintiendo recorrerle un motón de emociones que no sabría explicar, pero, que las disfrutaba. Siguieron bailando, bajo las luces de esa plaza y olvidándose de su entorno, solo eran ellos dos en ese momento. Jimin recostó su cabeza en el pecho del menor, pegándose más a él.

El tiempo se detuvo para ambos, sintiendo los latidos del otro debido a la cercanía. No querían que ese momento acabara, donde solo eran ellos, demostrándose el afecto que sentían y que por tanto tiempo habían ocultado por miedo al rechazo y también por temor a su destino, al legado que les esperaba y que los separaba.

Se vieron obligados a separarse, la música lenta había cambiado a una más animada, así que con pesar se despegaron, perdiéndose en la mirada del otro. Jungkook le regaló una hermosa sonrisa, comenzando a moverse al ritmo de la música. Jimin divertido le siguió, de verdad lo estaba disfrutando y más si era al lado de Jungkook. Era el mejor cumpleaños de su vida.

Después de esa divertida velada, siguieron caminando hacia un puente que estaba encima de una laguna, era bastante parecida a la de su hogar

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Después de esa divertida velada, siguieron caminando hacia un puente que estaba encima de una laguna, era bastante parecida a la de su hogar. Se detuvieron en aquel viejo puente de madera, que estaba adornado con velas, tanto en los barandales como en el suelo, y algunas flotando en el lago. Jimin miró encantado todo, conmoviéndose por el detalle que había hecho Jungkook por él.

—Habías venido antes—fue una afirmación.

—Quería hacer algo que estuviera a tu altura. No es mucho, mereces algo mejor...

—Kookie, es perfecto. En serio me encantó, nadie nunca había hecho ni la mitad de esto por mí.

—Eso es porque no te han conocido tanto como yo—se acercó más, tomando ambas manos del blondo—. Jimin, la verdadera razón de esto, es que tengo algo que confesarte.

—Claro, puedes decirme lo que sea.

—Es algo que he ocultado por muchos años y no creo que pueda seguir haciéndolo. Me siento muy afortunado por haberte conocido, Jimin. Eres lo mejor que pudo haberme pasado en mi jodida vida.

La luz de la luna los iluminaba a ambos, reflejándose en el lago. La brisa soplaba, moviendo ligeramente los mechones rubios de Jimin, haciéndolo ver más hermoso a perspectiva de Jungkook. El azabache estaba realmente aterrado, no quería arruinar las cosas con Jimin, joder, lo amaba con locura, no quería perderlo. Pero, tampoco podía seguir fingiendo que lo quería como un amigo cuando, efectivamente, era algo más fuerte.

—Yo... Te amo, joder que lo hago.

Jimin se quedó ensimismado, procesando lo recientemente dicho, ¿En serio Jungkook lo amaba? ¿Y no como amigo? Definitivamente no lo esperaba. Y estaba realmente feliz y asustado al mismo tiempo, ¿Qué se suponía que debía hacer?, ¿Decirle que él también estaba perdidamente loco por él?, ¿Qué no podía irse a dormir sin que su último pensamiento fuera su sonrisa?

—Jungkook, estoy muy impresionado—dijo sinceramente.

—Sé que es muy probable que no sientas lo mismo. No quiero arruinar lo que ya tenemos, pero, simplemente, no podía callarme más. Debía expresarte mis sentimientos, así me odiarás.

—No lo hago. En realidad, yo también te amo—soltó sin pensarlo mucho, él también debía ser valiente—. Te amo tanto, que duele cada vez que no estoy junto a ti.

— ¿Lo dices en serio? —sonrió.

—Mucho.

El azabache se abalanzó sobre el blondo, abrazándolo fuertemente. Había esperado por tanto tiempo para poder oír esas palabras, que no podía expresar completamente como se sentía en ese momento. Acunó el rostro de Jimin en sus manos, fundiendo sus labios en un beso. A diferencia del que habían tenido cuando eran niños, este duró un poco más. Movió sus belfos sobre los de su acompañante, quien le siguió torpemente.

Al cabo de unos segundos se separaron por falta de oxígeno, mirándose con sonrisas cursis que no pudieron contener. Era tan satisfactorio, que una alegría y comodidad se instaló en sus pechos.

—Por cierto, lo descubrí. Esto que acabamos de hacer se llama beso—explicó con la adrenalina corriendo por sus venas—, Y es la manera en que las parejas se demuestran afecto.

— ¿Pareja?, entonces, ¿No era para reforzar la amistad? —el azabache negó.

—Es para reforzar nuestro amor—confesó con una radiante sonrisa—. Sé mi pareja, Jimin.

—Te refieres a ¿Andar juntos, sin ser amigos?

—Así es, seremos más que eso—tomó su mano y depositó un beso en ella—, ¿Qué dices?

—Qué nuestros padres van a aniquilarnos cuando se enteren—el azabache rodó los ojos.

—Lo ocultaremos bien, como hemos hecho hasta ahora. Ellos son algo ingenuos, así que no será tan difícil. De todas formas, pronto seremos mayores de edad y nos corresponderá tomar el mando de nuestros reinos. No podrán hacer nada al respecto en ese momento.

—Supongo que tienes razón.

—Solo déjate llevar, Jimin. Escucha a tu corazón, ¿Qué es lo que realmente quieres?, independientemente de tu madre.

Lo pensó, y Jungkook tenía razón. Seguiría sus ideales, sin importarle lo demás.

—Acepto—dijo seguro—. Quiero ser tu pareja.

Y Jungkook estaba satisfecho con esa respuesta. Se allegó hasta él, volviendo a conectar sus labios, disfrutando de esas sensaciones que Jimin le provocaba. Succionó su labio inferior, adentrando su lengua en su cavidad bucal, empezando un jugueteo donde enredaban sus lenguas. Luego se separó de su mayor, dejando un fino hilo de saliva entre ambos.

—Te amo, Chimmy—dijo acariciando su mejilla dulcemente.

—Te amo, Jungkookie—aceptó el gesto, gustoso.

Grave error había cometidoambos y lo descubrirían demasiado tarde.

Agonía - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora