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Aquella Elfa sin previo aviso comenzó a correr en dirección al grupo de los chicos. Su velocidad era completamente surrealista, fácilmente pudo alcanzar los ochenta kilómetros por hora. Aquella flecha humana logró su punto cero al confrontar el gran escudo que suponía Rutula, escudo que quebró por completo con ese mismo golpe que parecía ser imparable haciendo volar hacia atrás in par de metros a Rutula que se libró de una buena al ser frenado por Saria que lo logró frenar al vuelo.

Rodri al percatarse de lo que ocurría decidió burlar la gran precisión de la chica con una Granada de humo que al chocar contra el suelo llenó por completo el escenario de un denso humo gris. La Elfa se vió sorprendida por aquel movimiento así que decidió dar un par de zancadas hacia atrás para poder salir de aquel humo tan denso que no permitía funcionar adecuadamente sus sentidos. Tras tomar un distancia que permitía poder reaccionar a un posible ataque sorpresa desde el interior de la nube de humo, esta decidió comenzar a huir en dirección al centro.

Sabía perfectamente que podía con ellos pero no iba a jugarse la vida en un momento tan importante. Podía con cinco soldados pero el ejército nipon estaba siendo masacrado ahí dentro y lo más acertado era huir junto a las tropas y reorganizarse para un segundo ataque.  Ya podía ver en la lejanía de la avenida en llamas la estatua de lo que parecía ser un rey a caballo con una de las patas delanteras levantada.

El suelo pareció elevarse en un instante y chocar con fuerza contra ella, pero lo que realmente había pasado era que esta había caído. Se giró rápidamente, desconcertada y aturdida para analizar la situación y el que había ocurrido exactamente. Únicamente pudo ver una flecha atravesando por completo su rodilla izquierda desde atrás hacia delante. Tendría que despedirse de esa rodilla para siempre al parecer si no encontraba un curandero a tiempo.

Involuntariamente su mano se movió quedando pegada al suelo, era otra flecha que la había atravesado. Era su final al parecer, una tercera parecía inevitable pero aquel hombre lleno de musculos y ojos azules que cargaba un gigantesco Martillo se acercaría a una distancia prudente de la chica.

Sa: Dime, ¿como te llamas? Los elfos no viven en Cipango.

Lu: Lumiel, soy mercenaria y vengo de las tierras elficas más allá del océano.

Ni: Vinland, es un archipiélago elfico.

Nikola, Rodri y el resto del grupo se pareció acercar a estos dos.

Sa: ¿Quien es ese?

Ni: ¿Quien?

Sa: Vilan, ¿quién va a ser?

Nikola se llevó la mano a la frente con una decepción absoluta ante el acto de terrorismo a la geografía ocurrido en ese momento.

Ni: Luego soy yo el que vive en una cueva por no conocer a los bardos...

Ca: Es que lo tuyo también tiene delito.

Rutula, molesto se puso frente a Nikola.

Ru: Es que no entiendo como puedes ver un dibujo de Manuel y decir que es Daniel, de verdad...

De la indignación, Rutula pateó un adoquin mandándolo a volar unos cuantos metros.

Lumiel, completamente desconcertada sintió como Carola sacó su katana sin previo aviso robando esta, molesta decidió no quejarse y simplemente dejarlos actuar para ver si podía librarse ya que peligrosos lo que es peligrosos no parecían ser.

Ca: ¡Que guapo una Katana de verdad tío!

Carola parecía un niño pequeño al que le acaban de regalar un juguete que deseaba mucho. Estaba mirando la Katana desde todos los ángulos posibles.

Lu: Oye oye un trato, si me dejáis vivir os digo donde la he comprado. ¿Trato?

La Claymore de Nikola se posó en el cuello de la Elfa.

Ni: Última oferta, nos lo dices o te mando al otro barrio.

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