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Mientras tanto, en la calle continúa a esta Nikola descansaba temblando sobre su claymore. Completamente enfrangrentado y lleno de heridas, hiperventilando fuertemente y altamente cansado. A su alrededor un charco de sangre originado de una montaña de cadáveres de los invasores a su alrededor.

Cansado, cayó de rodillas en el suelo, su arco estaba roto y solo unido por la cuerda por lo que lo lanzó a un lado. Lentamente alzó la mirada para percatarse de lo ocurrido.

Ni: Cuanta gente... hay aquí...

Miró al suelo con cierto enfado notable en el ángulo de sus cajas y usó esa pequeña ira para tomar impulso usando du claymore a modo de bastón y ponerse de pie.

Ni: Había...

Cojeando a duras penas, comenzó a caminar de forma algo errática cuando se escuchó un grito proveniente de Rodri por lo que aligeraria la marcha intentado marchar rumbo al origen del sonido.

La espada del samurai terminó atravesando a Lumiel, aquella Elfa de cabellos rojizos. Rodri, asustado, dió un gran salto atrás para analizar mejor la situación. Carola se lanzó junto a su sable para atacar al Samurai que chocaria espadas con este en un movimiento tan rápido y preciso que provocó una ligera corriente de aire que provocó que el sombrero del samurai saliera volando rompiéndose su broche por el agil movimiento.

Era una mujer joven, de cabello negro y ojos rasgados de baja estatura como nos tienen acostumbrados los amarillos. Carola no mostró diferencia usando su sable para empujar a esta ligeramente. Movimiento que Rodri supo aprovechar sabiamente para lanzar un cuchillo al cuello de esta haciéndola caer al suelo de espadas. El corte había cortado su garganta y por más que tapaba la zona, solo un chorro de sangre recorrió su cuerpo rumbo al suelo de la calle en piedra.

Rápidamente Rodri proporcionó otro cuchillo en la frente de la chica para poder terminar su sufrimiento de forma veloz y eficaz. Un profundo silencio de tranquilidad se sintió, aunque terminó rápido al ver aparecer al fondo de la calle a Nikola , con los ojos brillantes en tono naranja en la oscuridad y una sonrisa sádica de oreja a oreja, parece ser que la adrenalina era lo único que lo sostenía ante el desmayo.

Saria, molesto, fue andando hacia el a un ritmo más bien alto.

Sa: ¡¿Donde coño estabas?!

Nikola finalmente sonriendo terminó por desplomarse en el suelo por lo que preocupado, Saria, decidió correr hacia el pero algo llamó su atención. Se giró a la izquierda y quedó petrificado, los chicos fueron raudos y llegaron junto a él unos instantes después quedando completamente en silencio ente lo que en aquella calle se encontraba.

Ca: Son... más de... ¿veinte?

Interrumpió Rodri.

Ro: Fíjate en las armas... como mínimo eran ochenta.

Rutula agarró la claymore de Nikola mientras que Saria lo levantó cargandolo a caballito completamente inconsciente.

Ru: No se escucha nada.

Ca: Estaban huyendo, hemos ganado.

Las campanas sonaron en la iglesia, la ofensiva había logrado ser rechazada y las tropas de su majestad el rey habían llegado para liberar la ciudad. El recuento de bajas fue de cinco mil frente a más de cincuenta mil de las cipanguesas. Una completa victoria, el general Viriato fue reconocido finalmente como Caudillo militar y su popularidad aumentó de forma drástica ante semejante hazaña. Era la primera derrota importante del ejército oriental desde el inicio de su conquista sin precedentes.

Se alzó el alba y la bandera blanca con una cruz roja en el centro se movía al viento al grito de "Tranquilos, hemos ganado". Ya era medio día y en una cama de paja despertó, completamente vendado de arriba a abajo, Nikola mientras que sus amigos parecían comer algo mientras reían, no podía entender que decían, pero el sonreía el poder verlos un día más, vivos.

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